La discusión por los adoquines no sólo se da en Dorrego
La pulseada entre los vecinos y el Municipio de Lomas de Zamora por el proyecto para asfaltar unas 80 cuadras adoquinadas de Banfield, Lomas Centro y Temperley parece haber entrado en un impasse al que se llegó por la insistente oposición vecinal al proyecto. Una suerte de pausa que, dicen en voz baja, inclinaría por ahora la balanza en favor de dejar las calles con el aspecto histórico que tienen actualmente. Ocurre tras varios meses de lucha y un llamativo silencio oficial, aunque fuera de micrófonos ya se hable del “freno en la iniciativa” .
La polémica estalló en los primeros días de enero y revive una vieja puja similar ocurrida hace 15 años, cuando los vecinos pidieron que las calles de adoquines no fueran reemplazadas por asfalto y, ordenanza de por medio, ganaron esa batalla. Pero en noviembre pasado el Concejo Deliberante aprobó la norma N°16.548, que autorizaba otra vez la pavimentación. Y desde entonces, redes sociales de por medio, la resistencia se volvió directamente viral y ahora parece haber dado resultados.
La lista de las calles que iban a ser alcanzadas por este gran cambio de aspecto incluye corredores tradicionales de esos tres barrios. Según la Comuna, las obras -que arrancarían en marzo- se harían para desagotar el tránsito de las dos principales avenidas que cruzan de Norte a Sur el Distrito: Yrigoyen y Alsina.
El grupo vecinal que se opuso con más fuerza fue Fuenteovejuna. Tras varias reuniones con concejales de los distintos bloques consiguieron el apoyo de la oposición y surgieron alternativas legislativas para resistir la ordenanza. Es que desde el grupo consideran que frenar informalmente el asfaltado no alcanza. Por eso, exigen una normativa que anule la actual, que a su vez dejaba sin efecto las leyes anteriores. “Es un desgaste enorme pelear contra eso para que nos digan ‘sí, quédense tranquilos’… El día de mañana asume otro intendente, asfalta y listo, perdimos”, remarcaron varios integrantes de Fuenteovejuna.
Desde el Frente Renovador, el concejal Juan Manuel Castagnini presentó en el Concejo Deliberante local un proyecto para derogar la ordenanza 16.458 amparándose en legislaciones anteriores (las N° 16.084, 16.087, 10.483 y los decretos 266/12 y 135/18) que establecían “la decisión política de los vecinos y de ambos poderes municipales de proteger y preservar el patrimonio cultural”. Castagnini sale al cruce del objetivo que plantea la polémica ordenanza de asfaltado: “Dicen que el asfalto da más fluidez al tránsito, pero lo cierto es que una calle empedrada bien arreglada es suficiente. Pensamos en la optimización de recursos: si tenemos partes de Lomas con calles de barro hay que destinar el dinero a asfaltar esas calles, no otras donde la gente no quiere pavimento”.
El concejal y referente de Cambiemos en el Distrito, Gabriel Mercuri, fue en el el mismo sentido: “Le decimos no al asfalto en esas calles”, aseguró.
En esa tónica va también el pedido vecinal. Desde que se aprobó la ordenanza para asfaltar las calles los vecinos nucleados en Fuenteovejuna realizaron distintas medidas. Juntaron más de 3.000 firmas en la página change.org y empapelaron buena parte de Banfield con carteles que decían “No a los edificios, No al asfalto, Sí a la identidad del barrio”.
“Los frentistas de las calles que se pretenden asfaltar y los vecinos de zonas aledañas afectadas ya nos expresamos en contra del asfalto hace 15 años cuando un gobierno anterior tuvo un plan similar”, plantearon los vecinos en una carta dirigida a la Comuna a mediados de abril. Y puntualizan: “El Programa Municipal de Protección del patrimonio dependiente de la Secretaría de Gobierno, cuyo equipo está formado por reconocidos especialistas en la materia (…), tampoco avaló este plan de asfaltos ya que atenta contra el patrimonio y el paisaje que el propio Municipio pretende proteger”.
Los adoquines y el perfil del barrio – Por Agustina Heb
La decisión de levantar el adoquinado de varias calles de la Ciudad ha generado una justificada protesta de los vecinos, porque de ese modo se destruye parte de la identidad de los barrios. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió reemplazar el adoquinado de varias arterias por asfalto porque su mantenimiento es caro y presenta algunos problemas para la seguridad vial, como el hecho de que las piedras son menos adhesivas que el asfalto cuando están mojadas y que no permiten pintar señales viales.
Por su parte, vecinos de calles afectadas protestaron por la iniciativa con el criterio de que el cambio de pavimento afectará la identidad de su barrio.Se plantea, por lo tanto, un dilema que es necesario resolver teniendo en cuenta los costos, pero también, la importancia de preservar el perfil histórico de los barrios, especialmente en aquellos más tradicionales y que son lugares de atracción turística.No hay que olvidar, además, que Buenos Aires sufre en forma permanente la destrucción de su patrimonio urbano, sea por la demolición de edificios característicos, sea por el abuso generalizado del espacio público.
En este sentido, las decisiones sobre el pavimento deben formar parte de una política más amplia de preservación del patrimonio urbano ,y de revalorización de los sitios que son víctimas de las diferentes formas de abuso del espacio público.La decisión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de reemplazar adoquines por asfalto ha generado protestas. Es necesario tener en cuenta la preservación del patrimonio urbano y el resguardo del perfil histórico de los barrios.(Clarín).