Diego Spagnuolo hoy: dice que el Gobierno le ofreció abogados, evalúa presentarse como arrepentido y afirma que teme por su vida

NOTA DE HUGO ALCONADA MOON EN LA NACIÓN
Tiene miedo y se siente solo. Dice que el Gobierno le envió un emisario que le ofreció dos estudios de abogados. Dice que los rechazó. Pero tampoco resolvió cortarse solo. Oscila entre la furia, la tristeza y la decepción, en especial con Javier Milei, con su hermana Karina, con los Menem y con Sandra Pettovello. Y les cuenta a sus amigos que él hizo lo correcto y que le tendieron una cama, pero que aún así cosechó el destrato de la Casa Rosada. Ahora, Diego Orlando Spagnuolo medita los pasos a seguir.
El saliente titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) calla y espera. Rechaza los llamados de la prensa, mientras un puñado de amigos lo contiene y escucha. Él les cuenta que sólo quería limpiar el área, anular las pensiones mal otorgadas y volver al sector privado con la frente en alto, ya fuera para reabrir su estudio jurídico o escuchar ofertas laborales. Un horizonte, en suma, que la semana pasada se trastocó por completo.
“Diego es un bocón, sí, pero porque no tenía experiencia política previa, entonces hablaba con cualquiera como si fuera un ciudadano más”, lo defendió uno de sus amigos que accedió a dialogar con LA NACION durante los últimos días. “Lo que nunca imaginó es que le iban a intervenir el teléfono”, abundó.
-La grabación más sensible corresponde a un café o restaurante, no una escucha telefónica-, aclaró LA NACIÓN.
-Sí, pero otras son escuchas telefónicas. Hay de todo –insistió el interlocutor.
Quién grabó a Spagnuolo es una de las preguntas que quita el sueño en la Casa Rosada, que sospecha de varios. Desde dueños de droguerías a sectores afines al kirchnerismo, pasando por la otrora diputada nacional por La Libertad Avanza, Marcela Pagano y su pareja, Franco Bindi –posibilidad que Pagano negó ante la consulta de LA NACION-, y hasta, incluso, adláteres de Santiago Caputo.
Pero, ¿qué piensa Spagnuolo? “Él sospecha de Cerimedo”, fue la réplica desde el entorno del ahora exfuncionario. Es decir, del consultor Fernando Cerimedo, uno de los dueños del portal “La Derecha Diario” y pareja de la ingeniera Natalia Basil, quien trabajó con Spagnuolo en la Andis hasta que dio un portazo, tras apenas seis meses de gestión.
LA NACION procuró contactar a Basil y Cerimedo, pero al cierre de esta edición no había contestado los mensajes. Pero en declaraciones a Clarín, el consultor confirmó el vínculo y que sabía sobre su malestar hacía meses. “Éramos solo amigos, conocidos, con el que hacía catarsis”, explicó. “A mí ya me había contado eso tiempo antes; en cuotas, pero me lo había contado”.
Junto a Spagnuolo también descargan responsabilidades en Daniel Garbellini, el otro funcionario que Milei desplazó de la Andis desde que estalló el escándalo. “Diego [por Spagnuolo] sólo firmó tres licitaciones, que fueron prolijas y, en el caso de la limpieza, dispuso seguir con la misma empresa que ya estaba porque ofertó el mejor precio. No te olvides de algo: Diego es abogado, tiene calle y cuidaba su firma”, resumen. “El resto de las licitaciones, las manejaba Garbellini, ¿está claro?”.
-Pero si detectó irregularidades o delitos, como funcionario público debió radicar una denuncia penal-, planteó LA NACION.
-No. En esos momentos ya había una investigación judicial abierta, en manos del fiscal Rívolo [Carlos] y De Giorgi [por el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi], que abordaba precisamente estos temas.
-¿Y por qué no se presentó en los tribunales de Comodoro Py desde que estalló el escándalo?
-¡Porque no está ni imputado!-replicó otro allegado.
Hoy, insisten aquellos que dialogan con él, Spagnuolo tiene “miedo de vida”. O, más prosaico, “está cagado hasta las patas”. ¿Por qué? Porque no sabe a qué atenerse, dicen. Así, sus allegados no descartan que se presente como “imputado colaborador” –es decir, como “arrepentido”-, pero tampoco que cierre filas con la Casa Rosada, según cómo se muevan el Gobierno, el fiscal Franco Picardi y el juez Sebastián Casanello… y él mismo.
“Desde el Gobierno le mandaron a Santiago Viola y a los Anzorreguy, que es lo mismo que decir los Menem [es decir, el segundo de Karina Milei, Eduardo “Lule” Menem, y el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem], pero los rechazó”, dicen a su lado, aunque Jorge Anzorreguy (hijo) y Viola lo desmintieron ante las consultas de LA NACION. Indicaron, por separado, que nadie los consultó sobre un eventual patrocinio letrado y negaron cualquier tipo de contacto con Spagnuolo, directo o indirecto.
Hoy, el extitular de la Andis al que en octubre pasado el presidente Milei le firmó un poder general para representarlo en los tribunales, medita sus siguientes pasos en soledad. Su otrora pareja vive hoy en España; su madre, en Bahía Blanca; y su hermano afronta problemas de salud. Por eso se apoya en amigos de confianza, a los que clarificó su parecer. “Si yo hablo, armo un quilombo padre”, llegó a decirle a uno de ellos.
-Si eso es cierto, no se condice con que haya borrado todos los mensajes que cruzó con Javier y Karina Milei en los teléfonos que entregó a la Justicia-, planteó LA NACION.
-Hoy los teléfonos no son Nokia -, lo defendieron-. Todos tenemos todas nuestras vidas en los teléfonos. ¿Y si Diego habló de otras cosas con Javier? ¿Por qué tendría eso que salir a la luz? ¡Tiene lógica que los haya borrado!
-Pero se trata de evidencia judicial…
-A ver… él [por Spagnuolo] siente que lo usaron y terminó metido en un baile que no era suyo. Él dice que le transmitió sus inquietudes a Pettovello [por Sandra, titular del Ministerio de Capital Humano] y que ella le fue con el cuento a Milei, que lo llamó para escucharlo. ¿Conclusión? Karina le dijo después que él con Javier no iba a hablar más. (28-08-25).