La ciudad

Dos vidas… Dos historias … Dos destinos

Por Pablo Javier Marcó (*)

El cuerpo de Carlitos yace en la vereda, rodeado de un charco de sangre. Había recibido tres balazos de un policía. Fue en un intento de robo que salió mal. Dos compañeros de tropelías de Carlitos pudieron escapar y otro fue detenido.

Carlitos tenía 18 años. Vivió una vida de mierda. Su madre biológica, viuda, lo dio en adopción a los pocos días de nacer a una pareja de jóvenes que estaban rotísimos por consumir falopa. Pensaron que criar a un hijo los iba a sacar del infierno. Pero no fue así. Carlitos estaba siempre en la calle, no terminó la primaria. Como siempre andaba cortado de guita, se unió a un grupito de maleantes de poca monta que robaba en el barrio. Carlitos empezó manejando el auto de los bandidos. Después le encomendaron tareas más riesgosas, chumbo en mano.

A los 16, el disparo de un cana le dio en la ingle. Fue la segunda vez que había coqueteado con la muerte. La primera fue cuando tenía 5. Era invierno. Sus padres lo llevaron al Hospital porque no le bajaba la fiebre y se salvó de milagro. Nunca se supo bien qué tuvo, pero probablemente la mala alimentación, la humedad de la casa y el lacerante frío hayan debilitando su delgado cuerpo.

Carlitos tuvo algunos momentos de felicidad. O algo parecido a eso: cuando hizo tres goles en el equipo del barrio y cuando se puso de novio con Camila, una buena piba, con dos viejos a los que no les sobraba nada, pero que le prestaban atención. Salieron un par de años. Iban al cine, comían helado. La pasaban bien, pero la “Cami”, como él la llamaba, se cansó de Carlitos, o de las cosas que hacía Carlitos. Ella lo quiso rescatar y alejar de la pandilla, pero no pudo. La “Cami” lo dejó. Y fue el principio del fin para Carlitos, que empezó a poner el cuerpo cada vez más en los afanos, casi sin cuidarse. ¿Desafiaba a la muerte? ¿Se sentía inmune a todo? ¿o deseaba la muerte? La manera en que se regaló frente al cobani que lo ultimó acaso sirva como respuesta.

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Esmeralda está exultante. Con apenas 19 años, fue elegida para presidir el área de juventud del partido político por el que milita no hace mucho tiempo. Es un partido conservador en lo político y liberal – libertario en lo económico. Está en contra del aborto legal, es antivacunas y en pandemia participó en alguna marcha para “que dejen de encerrarnos” y para que “abran las escuelas”. Su militancia es básicamente de redes sociales, no de territorio.

Sus padres son millonarios. Tienen campo en varios lugares del país, varias propiedades y un lujoso hotel en el centro de Buenos Aires.

Esmeralda es una joven muy linda. Su novio tiene tres años más que ella. Es hijo de un próspero empresario inmobiliario. Ambos detestan a “los cabezas de termo de la oposición” y disfrutan de este momento porque el “Estado ya no jode al mercado”.

Su cumple de 15 fue fastuoso. Tocaron Los Decadentes y Los Calligaris. Para los 16 le compraron un Porsche Cayenne.

Sin sobresaltos materiales, las únicas preocupaciones de Esmeralda son mantener firmes los glúteos y elegir todos los años un destino turístico cálido en algún lugar del mundo pasar no pasar los inviernos en Argentina.

Esmeralda también es adoptada.

Esmeralda es hermana de Carlitos.

Nunca lo supieron.

(*) Los hechos y protagonistas son ficticios. (13-11-25).

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