El Presupuesto 2025 cristaliza el ajuste del gasto en jubilaciones, salarios, educación y obras

Para algunos economistas, el país crecerá menos y tendrá más inflación de lo que proyectó el Gobierno. Las inconsistencias que encontraron los expertos.

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Nota de Esteban Rafele en Cenital

El proyecto de Presupuesto 2025 de Javier Milei augura un fuerte rebote económico que los economistas no ven, sobreestima algunos ingresos y subestima otros y promete una tasa de inflación 20 puntos más baja de la que espera el consenso de consultores para diciembre de 2025. También cristaliza, en el reparto de recursos, el ajuste del gasto de más de 5 puntos del PBI que el Gobierno implementó este año, con fuerte impacto en las erogaciones destinadas a jubilaciones, salarios, subsidios, educación y obra pública.

El Presupuesto proyectó, para el año próximo, un crecimiento económico del 5%. Apuesta a un fuerte shock de inversiones gracias al RIGI. Sobre eso, estimó una recuperación de ciertos ingresos que llega hasta el 100% en el caso de los derechos de exportación. Estableció una tasa de inflación prevista del 18,4% anual para diciembre de 2024 y que el dólar oficial subirá en esa línea -anticipar una devaluación superior abriría juego a todo tipo de especulaciones con el tipo de cambio-. Por otro lado, Milei prometió una regla fiscal para que los gastos no suban más que los ingresos y adelantó que, si falta plata, se recortarán las erogaciones. En caso de que sobren recursos, los gastos que no deban seguir a la inflación -como las jubilaciones- no se actualizarán.

Los economistas plantean dudas. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el Banco Central arroja estimaciones promedio bastante disímiles: un crecimiento del PBI del 3,5%, una inflación del 38,4% anual para diciembre del año próximo y un dólar oficial en torno a los $1515 para ese entonces, superior a los $1207 que estimó el Gobierno.

El IVA, las retenciones y Bienes Personales
La consultora ACM hizo un repaso detallado sobre los ingresos esperados, partiendo de la base de que el Gobierno resignará casi 1% del PBI por la caída del Impuesto PAIS. La recaudación por IVA crecería apenas 0,9% en términos reales. “Este resultado parece subvalorado” si el PBI crece 5% y el consumo se recupera 4,5%, como planteó el Gobierno en el proyecto, indicó. Para ACM, si se da el rebote de actividad que espera el Ejecutivo, el IVA aumentaría 6,5% real. Serían $ 1,1 billones en recursos adicionales que el jefe de Gabinete podría distribuir a discreción.

Por otro lado, los economistas coinciden en que la recaudación prevista por derechos de exportación resulta exagerada. El Gobierno planteó un crecimiento del 100% en estos ingresos. Lo atribuyó a que el precio de la soja -hoy en mínimos en varios años- se recuperará y que la manera en que se recaudan estos impuestos se normalizará, ya que la industria aceitera había anticipado recursos en 2023 que no se percibieron en 2024. “Si consideramos la suba del dólar, un valor más lógico para la suba nominal de los derechos de exportación se ubicaría en 38,9%, reflejando el incremento esperado en exportaciones”, aseveró ACM.

Todo esto ocurre mientras el Gobierno resigna ingresos del impuesto a los Bienes Personales. El impuesto patrimonial recolectará 39,3% menos en términos reales, por el incremento del mínimo no imponible, la reducción de alícuotas y el régimen especial para adelantar, este año, los pagos correspondientes a los próximos periodos.

Por otro lado, la recaudación por el impuesto a los Combustibles treparía 100,5% nominal, lo que indica que el Gobierno acelerará en la percepción de este tributo atado al precio de las naftas y que viene rezagado. Por lo tanto, los combustibles subirían y presionarían sobre la inflación.

“El presupuesto para 2025 prevé un crecimiento de la recaudación superior a la inflación, respaldado por la recuperación económica y un entorno de menor inflación, lo cual es crucial para mantener el superávit primario fiscal y evitar ajustes drásticos en el gasto público”, indicó la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP).

El gasto
En un escenario económico optimista, con fuerte suba de la economía y una contundente baja de la inflación, el ajuste de las cuentas públicas continuará. El reparto de los recursos que propuso el Gobierno cristalizará el ajuste drástico de 2024. El gasto primario venía representando el 20% del PBI hasta 2023 inclusive y bajó drásticamente al 14,3% del Producto en 2024. Para 2025, su peso caerá hasta el 13,1% del tamaño de la economía. Si bien habrá una recuperación real, esta será significativamente inferior al crecimiento de la actividad que esperan Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo.

Si en 2023 el Estado gastó el equivalente al 7,8% del PBI en asistencia previsional (jubilaciones, pensiones y PAMI), este año terminará con erogaciones por el 6,3% del Producto. El año próximo, estos gastos (los más importantes de la Administración Pública) “pesarán” 6,1%. Si bien las jubilaciones indexan por inflación, gran parte del ajuste ocurrió en el primer trimestre, con la vieja fórmula de movilidad. Esos ingresos no se recuperaron.

Con la asistencia social pasa algo similar: significaba el 3% del PBI en 2023 y bajó al 2,2% este año. El Gobierno prevé gastar 2,6% del Producto en el 2025 electoral, según los números que recolectó ACM.

El gasto en salarios de la administración pública significaba el 2,7% del PBI en 2023, bajó al 2% este año y continuará en descenso, hasta el 1,8%, en 2025, por el mix de despidos y licuación. Entre noviembre y junio, los salarios públicos perdieron 18,9% de poder adquisitivo, según el Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma. A diferencia de las jubilaciones, no tienen una indexación legal, lo que los pone en la primera línea de ajuste si el Gobierno pretende cumplir con su regla fiscal y las condiciones económicas empeoran.

El gasto en obra pública se duplicaría en términos de PBI, pero desde la nada. Pasó de representar el 1,6% del Producto en 2023 a ser el 0,3% en 2024. El año próximo, llegaría a 0,6% del PBI.

Con el gasto en universidades pasa algo similar. Se redujo a la mitad entre 2023 y 2024, al pasar del 0,8% al 0,4% del PBI. El Gobierno planea llevarlo al 0,6% del Producto el año próximo. Pero el artículo 27 del proyecto de ley suspende la aplicación de las leyes de Financiamiento Educativo (que fija que el gasto en educación no puede ser inferior al 6% del PBI) y de Financiamiento del Sistema de Ciencia, Técnica e Innovación (que proyecta un gasto creciente hasta 2030).

El peso de los subsidios a la energía -sobre todo- y al transporte, seguirá en caída. Representaban el 1,8% del PBI en 2023, bajaron a 1,4% este año y serían 0,8% del Producto en 2025. Esto significará un mayor aumento en las tarifas de los servicios públicos, que presionará sobre la baja de casi 100 puntos en la inflación que promete el Gobierno para diciembre del año que viene. En el escenario oficial, “aunque se esperan fuerte subas de tarifas públicas en 2025 para recortar casi a la mitad los subsidios, la inflación mensual convergería rápidamente al 2% mensual para que, luego, tanto el dólar oficial como los precios desaceleren su ritmo de expansión al 1% mensual a mediados de 2025”, explicó la consultora Equilibra.

Para la consultora que dirigen Diego Bossio y Martín Rapetti, el escenario que traza el Gobierno es demasiado optimista y está supeditado a que no haya un salto en el precio del dólar. “Nuestro escenario base supone incluso mayor nominalidad, pues el Gobierno aplicaría una corrección cambiaria para no arriesgarse a quedarse sin dólares antes de las Legislativas”, concluyó. (19-09-24).

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