Hechos y protagonistas del Pago Chico: el controvertido José V. Urdapilleta
POR FABIÁN BARDA
La figura de José V. Urdapilleta termina siendo en la historia dorreguense muy controvertida, pasó de ser “fundador” y/o pionero, calificativos ambos, por cierto, erróneos para alguien que, ayudado por el poder político, alcanzó la propiedad de la tierra terminando en un negocio inmobiliario con la concesión del Centro Agrícola “Coronel Dorrego”.
Abogado de profesión, ocupó diferentes cargos en la administración pública provincial, sobre todo en el Poder Judicial, vinculado con el “roquismo”, con Ignacio Justo Sánchez, propietario de la Estancia “La Sirena”, por quien pasaba el poder político en esta zona de la sur bonaerense, consigue que el Centro Agrícola “Coronel Dorrego” , sea el lugar para la localidad cabecera del nuevo partido. Urdapilleta jamás pisó la calle que lleva su nombre, ni siquiera visitó las tierras que había conseguido por sus vínculos políticos. Al respecto son varias las escrituras de inmuebles que vendió en las que otorgó poder legal a terceros para efectivizarlas. Dichos actos y documentos legales llegaron al litigio, es decir que tampoco fue muy claro en los negocios que realizó por aquí.
Ya el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos D´amico había sido lapidario respecto de la Ley de Centros Agrícolas asegurando que es sabido que “el gobierno de la provincia de Buenos Aires inventó una ley llamada de centros agrícolas que no era otra cosa que la facultad en el gobierno de hacer conceder por el Banco Hipotecario las sumas que al gobernador se le antojase acordar a cada individuo que prometiese fundar una colonia en una propiedad”.
D´amico apuntaba sobre la gestión del gobernador Máximo Paz que, durante su gobierno se aprueba la polémica ley y la de creación del Partido de Coronel Dorrego. Agregaba un lúgubre panorama al asegurar que “empresas de colonias continuaban desiertas aunque se iniciaban; de industrias que se planteaban y no se llevaban a cabo, de compra-venta de terrenos, etc, etc, que se llevaban adelante hasta que las acciones obtenían premio y eran barajadas en la bolsa, hasta que un día se descubría que todo era una farsa”.
La opinión puntual del ex gobernador respecto de “nuestro pionero” era lapidaria, despectiva, hasta xenófoba y racista por su origen paraguayo.
“Tenía todos los vicios conocidos hasta entonces en la humanidad – decía D’amico -. No es jorobado pero tiene las espaldas tan abultadas como si tuviera una depósito de picardías al alcance de sus manos largas, anchas, de dedos afilados, de uñas duras y agudísimas”.
Agregaba que “de ese extranjero sin amor al país en que no había nacido; que no tenía más que enriquecerse se valió Paz para echar a rodar una institución hipotecaria que recibiera tan florenciente”.
Asegura que durante la gestión de Paz en la que se vio beneficiado Urdapilleta, se sacaron enormes cantidades de dinero del Banco Hipotecario para la Ley de ejidos, para préstamos al propio gobierno y para la Ley de Centro Agrícolas que “ha sido el mayor de todos los escándalos conocidos, hasta ahora (fines del siglo XIX), y de los revelados por las historia de las humanas explotaciones”.
D´amico es contundente: “por esa ley un individuo dueño de una extensión cualquiera de tierra , puede proyectar su división en lotes, las construcciones necesarias para su cultivo, la introducción en grande escala de maquinarias a vapor, y la de colonos, con instrumentos y animales de labranza, valuar todo eso, dar un fiador a satisfacción del gobierno, y empeñar su crédito personal; y para todos los valores así proyectados, entre otras varias franquicias, el gobernador puede hacerle dar por el Banco cédulas hipotecarias”.
Así nuestro “fundador”, como dice el monolito ubicado en Avenida Fuertes entre Sánchez y Aranda, tuvo menos inquietudes altruistas que intenciones especulativas al quedarse con el Centro Agrícola “Coronel Dorrego”. (Ecos de mi ciudad).(16-06-22).