Quiero que me devuelvan mi país

Por Carlos Madera Murgui / Periodista de LA DORREGO Radio AM 1.470
Esta semana escuché algo muy breve, apenas una frase: “Quiero que me devuelvan mi país”.
Esas seis palabras resonaron intensamente en mi interior, en una zona que no es ni muy personal ni muy original; creo que es una zona compartida con millones. Queremos que nos devuelvan nuestro país, lo cual no significa ignorar el resultado de las elecciones (quien pierde sigue manteniendo sus derechos), ni caer en actitudes desestabilizadoras, como se presupone ahora ante toda voz contraria o crítica política.
Los improvisados en funciones se están ocupando de que las voces opositoras callen, dejando un mínimo espacio para cumplir con presuntos buenos modales, esos que tanto reclamaban y de los cuales, hace dieciocho meses, ya demostraron carecer por completo. Son personas emocionalmente toscas, moldeadas por artefactos creados por el dinero para multiplicarse espontáneamente, y que se llaman corporaciones y poderes fácticos.
Nos va quedando claro que comparten estrategia.
Lo hemos visto muchas veces ya.
También quedó clarísimo que este gobierno no quiere proteger el consumo ni defender a los consumidores; por el contrario, busca destruir rápidamente el consumo interno, y eso se refleja en los decenas de miles de despidos tanto en el sector público como en el privado. No quieren evitarlo: lo buscan. Cuando describen el ajuste estatal, niegan el modelo anterior y su lógica. En ese esquema, la mitad del país no habla su idioma y, en consecuencia, debe ser eliminada del imaginario nacional.
Los despidos en el sector público, que en su momento recubrió el PRO/UCR y que ahora continúa la LLA con la palabra “ñoqui”, son solo el paso necesario para cambiar el paradigma inclusivo del Estado, en el que se denuncia la corrupción del gobierno anterior mientras se colocan a los investigados actuales en la misma unidad que investiga esos hechos. No hay mucho más que explicar. Son los mismos, empleados de los mismos jefes invisibles que siguen rediseñando la región para ponerla a su servicio.
Sigo escuchando a personas que piensan como yo, que dicen que a Milei no se le puede reprochar que haya mentido en campaña, que los que lo votaron sabían a qué se exponían. Es como reconocerle cierta honestidad intelectual, pero eso no lo discuto.
Me impresiona que hayamos perdido la dimensión enloquecedora de la contradicción. La borran quienes la cuentan y también la borramos de nuestra percepción. Confundimos la verdad con la contradicción.
Confundir esas dos instancias de discurso es una derrota cultural a la que no me resigno, igual que cuando Alfonsín dejó el país al menemismo. Porque Milei no ganó diciendo la verdad, sino ejerciendo en un arte negro de la contradicción, que consiste en poner en circulación dos discursos opuestos con la doble vara institucionalizada por el “periodismo” ahora oficialista.
“El déficit fiscal no se negocia, no gestiono emociones, gestiono números, no importa cuántos niños mueran esperando atención, ni cuántos médicos se queden con sueldos miserables, esto no se negocia”. Este texto del ministro de Salud de la Nación, Mario Lugones, seguramente no te lo dijeron antes de las elecciones, o quizás me perdí algo.
Me conmovió la frase “Quiero que me devuelvan mi país”, porque me llevó directamente a 2001. La industria nacional moría, se venía el corralito. El sufrimiento era una nevada que caía copiosa sobre los argentinos, como en “El Eternauta “. Escuche y leí entonces “Hoy hay un nudo de angustia instalado en las calles, en las casas, en las oficinas. Algo se nos fue de las manos. Aquel país de las maravillas nunca fue realmente un gran país. Era módicamente maravilloso en sus virtudes, y maravillosamente módico en sus vilezas. Ese país también parece ir hacia ahí, y claro como siempre con todos nosotros adentro, porque ahora todos somos nosotros. Los otros son muy pocos.
FELIZ DIA DEL PERIODISTA PARA TODOS QUIENES EJERCEN ESA LABOR. (07-06-25).
Corto se quedo , demasiado amigable y respetuoso con este zátrapa. Me parece que no dijo en campaña como iba a tratar a jubilados. Asalariados, discapacitados, medicos, enfermera y a toda la poblacion en general . Se pueden hacer muchas cosas sin odio explicito a sus pares y no dejarlos conforme. Este hombre odia la especie, pero es peor aun, en el caso de algunos pensantes que lo siguen.