(Con video) Historias Dorregueras: Ciclista, wing y cantor
Por Fabián Enzo Barda
“Los años mozos”, mejor dicho, lo que hoy sería la adolescencia de Ignacio Murillas, transcurrió ligado al deporte en el Dorrego, que ya había pasado su cincuentenario. Fines de los años 30 lo encuentran con cierta notoriedad pueblerina debido a sus condiciones en dos disciplinas: el ciclismo y el fútbol.
En el “velocipedismo”, Murillas fue ganador de varias pruebas que organizaron, indistintamente, “Alumni” (así se llamó Ferroviario entre 1930 y 1945) e “Independiente”.
La velocidad fue su característica más notable, ya que en el fútbol que, por aquellos años, no encontraba su organización en una definitiva liga local, vestirá la casaca roja de Independiente como “wing derecho” o puntero, como se lo denominaba por aquellos tiempos.
Todo parecía encaminado a que Ignacio Murillas quedara en el recuerdo de los dorreguenses como un valioso deportista, hasta que decide probar suerte como cantor de “broadcasting”, es decir, cantor en las radios capitalinas. No le fue mal, para nada mal. Transmutado al artístico nombre de “Ignacio Murillo”, el wing de los rojos dorreguenses ficha luego de deambular por radios porteñas para la orquesta de Humberto Canaro, hermano de Francisco, integrante de la dinastía de los hermanos Canaro (Francisco, el más famoso y notable; Mario, Juan, Rafael y el mencionado Humberto).
IGNACIO MURILLO CANTA CON LA ORQUESTA DE ROBERTO FIRPO
Después su destino cantor se cruzará con el destino grande que le tenía reservado el tango a un bahiense. En 1938, Ignacio Murillo será el cantor de la orquesta de Carlos Di Sarli. Es el momento en que “El Señor del Tango”, a fines de 1938, reorganiza su orquesta que debutará en Radio El Mundo en enero de 1939, conformada de la siguiente manera: piano y dirección Carlos Di Sarli; los violines de Roberto Guisado, Ángel Goicoechea y Adolfo Pérez; en bandoneones Roberto Gyanitelli, Domingo Sánchez y Roberto Mititieri; y Domingo Capurro en el contrabajo; el cantor era Ignacio Murillo.
Los tiempos con Di Sarli son intensos, pero Murillo estaba a préstamo en la orquesta y Di Sarli probó a unos cuantos cantores para reemplazarlo, pero ninguno le satisfacía. Luego de varias pruebas, finalmente el maestro bahiense se decide por un “nene”: Roberto Rufino, que tenía 16 años, fue a los primeros ensayos con pantalones cortos. El propio Di Sarli le compró su primer traje con pantalones largos.
El pase préstamo en la Orquesta Di Sarli culmina para el exciclista con el “descubrimiento” del pibe Rufino. Pasa a protagonizar un exitoso ciclo en radio, esta vez en una consagrada “broadcasting”, L.R. 3 Radio Belgrano, actuando nada menos que con la Orquesta de Roberto Firpo. Este consagrado director de larga trayectoria, entre 1910 y 1960, que, en 1916, estrenó La cumparsita.
Murillo estará con Firpo desde 1941 a 1944, llegando a grabar obras como el vals “Elvira, te quiero”, “Petit gris”, “Escríbeme”, “Argañaraz”, “Tristeza criolla”, “Luna”, entre otros.
El tiempo de Murillo en la Orquesta de Firpo coincide con el inicio de la década de 1940, considerada por muchos especialistas como la época de oro del tango, con la aparición de grandes creadores, músicos, compositores, directores, el surgimiento de las grandes orquestas con excelentes cantores que marcarían cada uno un estilo, y de poetas que trazarían un nuevo camino en las letras del tango: de gran vuelo literario, con profundidad y romanticismo, sellaron para siempre el estilo nostálgico, triste y desgarrado con el que sería identificado para siempre. Una añorada “época de oro” que la podemos extender hasta mediados de la década del 50.
Aquel Ignacio Murillas, ciclista y puntero derecho de Independiente de Dorrego, falleció el 25 de julio de 1967. Abrió, rebautizado como Ignacio Murillo, una huella que unos años después seguirían, también en la élite del tango, en esa edad dorada, Mario Alberdi (“Pocho Majluf”) y que en los ’70 continuará Roberto Argentino (Roberto Vecchi (hijo)). (26-02-25).
