La ciudad

Perros potencialmente peligrosos: qué dice la normativa local

La semana pasada se produjeron ataques de perros en Morón y en Bahía Blanca. En 2005, luego de episodios de similares características ocurridos en Coronel Dorrego, el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza para regular la tenencia.

La semana pasada, un pitbull atacó en Morón a cinco vecinos y a un policía, que le disparó dos veces para frenar su embestida. El animal, bautizado como Jason por su dueño, estaba en la vereda, sin correa ni bozal, cuando comenzó a atacar a una vecina que caminaba de regreso a su casa. “El perro me vino de frente, me saltó y me mordió el brazo”, contó la mujer a la prensa. Cuando otros vecinos intervinieron en la situación, el pitbull no se detuvo y terminó mordiendo a cuatro personas más, según el reporte policial, aunque los vecinos aseguran que son ocho las víctimas en total.

Pocas horas después, un nene de cuatro años fue atacado por una perra raza Rottweiler Bahía Blanca y por las heridas que sufrió debió ser internado, aunque se encuentra fuera de peligro. El animal, que ya había mordido al menos a otro chico el año pasado, pertenece al conocido dirigente político y deportivo de la vecina localidad Dámaso Larraburu.

“Lo di por muerto”, dijo la mamá del nene, quien se quejó de la “irresponsabilidad” del dueño de la perra, ya que no es la primera vez que se le escapa y sale a atacar.

En nuestra ciudad, en 2005, hubo varios ataques de perros a vecinas y vecinos. Fue por eso que el Concejo Deliberante decidió legislar al respecto. Por iniciativa del bloque del oficialismo, denominado entonces Alianza por Dorrego, se presentó un proyecto de ordenanza aprobado por el cuerpo.

En su primer artículo, la norma establece la prohibición a los dueños, guardadores y/o tenedores de mascotas que las mismas deambulen sueltas en la vía pública y/o en lugares de uso público no habilitados para tal fin.

También impide el arrojo y/o abandono de animales domésticos en la vía pública.

Según la ordenanza, “los dueños, guardadores y/o tenedores de mascotas son los únicos responsables por éstas, y están obligados a prestarle al animal buen trato, alojamiento, alimentación, higiene, debiendo someterlos a la profilaxis de las enfermedades zoonóticas que establezcan obligatorias las autoridades sanitarias pertinentes, teniendo como constancia el certificado municipal o certificado oficial de veterinario habilitado.

“Los dueños, guardadores y/o tenedores de mascotas deben transitar con las mismas por la vía pública con correa, y bozal si la agresividad del animal lo justificase. Deberán recoger las heces de sus mascotas y depositarlas en sitios adecuados para tal fin. Estos recaudos deberán ser respetados por aquellas personas que circulen con mascotas en cajas descubiertas de camionetas, camiones, carros y/o similares”, según otro artículo.

Cuáles son las razas consideradas potencialmente peligrosas

De acuerdo a la ordenanza aprobada por el Concejo hace 16 años, son considerados animales potencialmente peligrosos “aquellos que pertenecieran a razas caninas que por su potencia de mandíbula, musculatura, talla, y temperamento agresivo como por ejemplo rottweiler, pitbull terrier, dogo argentino, fila brasileño, american staffordshire, bull terrier, mastif, bullmastif, doberman, dogo de burdeos, mastín napolitano, pudieran causar la muerte o lesiones graves a las personas u otros animales; y toda otra raza que sin pertenecer a las tipologías descriptas, hayan sido entrenados tanto para defensa como para ataque”.

La normativa establece que el retiro de mascotas sueltas en la vía pública tiene como objetivo evitar la deambulación de aquellos animales que por exhibir claros signos de abandono, enfermedad, y/o agresividad, pudieran constituir un riesgo para las personas u otros animales.

Por su parte, toda mascota que deambule o permanezca en la vía pública o
en lugares de uso público no habilitados para tal fin, sin ser llevada por sus
propietarios o personas responsables con los medios de sujeción apropiados y bozal en caso que correspondiera, será pasible de ser capturada y retirada por personal de la Municipalidad y/o terceros debidamente entrenados y autorizados, siendo los animales trasladados a las dependencias que fije el Departamento Ejecutivo, las cuales contarán con los recaudos necesarios para evitar sufrimiento en los mismos, con supervisión veterinaria y se les proveerá de la alimentación correspondiente .

En este caso, el dueño y/o tenedor del animal que pueda ser identificado, será notificado e intimado al retiro del mismo y se le labrará la correspondiente acta de infracción. En caso de que no se verifique el retiro del animal, pasadas las 96 horas de su captura, queda habilitada la Municipalidad de Coronel Dorrego para que por sí o por medio de terceros autorizados, a proceder a la esterilización del animal capturado, siendo los gastos que esto demande a exclusivo cargo del guardián y/o propietario del animal. Asimismo, los animales no retirados por sus dueños en un plazo que exceda los 15 días desde su captura, podrán ser entregados a quienes lo requieran para su cuidado o mantención.

La iniciativa del chip que no prosperó

En septiembre de 2016, el Concejo Deliberante de Coronel Dorrego comenzaba a analizar un proyecto que planteaba la creación de un registro de propietarios de perros potencialmente peligrosos y la identificación de cada animal mediante el uso de un chip o tatuaje.

La iniciativa -que fue girada a comisión y, luego, archivada- había sido presentada por el bloque opositor de Juntos por Dorrego, y estaba en línea con proyectos similares que eran impulsados en distritos como Tres Arroyos y Saavedra.

Concretamente, Juntos por Dorrego pedía que el gobierno municipal adhiriera a una ley provincial que obliga a los municipios a crear este registro y establece una serie de pautas sobre el manejo, identificación y características de los animales.

La normativa también plantea la correspondiente identificación de los perros mediante la colocación de un chip o tatuaje.

El vecinalista Hugo Segurola aclaraba que no se buscaba “atacar, marginar o perseguir a los animales”, sino “contribuir a mejorar sus condiciones, evitando inconvenientes para ellos, sus propietarios y terceros”.

Mencionaba también que, de acuerdo con datos proporcionados por el departamento de Zoonosis de la comuna, entre julio de 2015 y abril de 2016 se registraron 22 denuncias por mordeduras o ataques de perros.

Segurola refirió que, contrariamente a lo que muchos pueden suponer, la mayoría de los perros sueltos en la vía pública “no son vagabundos, sino que tienen dueño”. (Ecos de mi ciudad). (05-01-21).

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