El último mundial de Messi, el primero de Trump

Nota de Ezequiel Fernández Moores en Cenital
Los dos hombres, desarmados, sin nada en sus manos, sin camisa, se desesperan por no morir ahogados. Un ataque inesperado mató a nueve compañeros suyos. Llevan casi una hora aferrados a lo que queda del barco. Hasta que sufren un segundo ataque. Mortal. Se suman al casi centenar de supuestos narcotraficantes asesinados por Estados Unidos en aguas del Caribe y el Pacífico Sur.
Sucedió el 2 de setiembre pasado. Tres meses después, el jueves 4 de diciembre pasado, el video del ataque es visto por senadores de Estados Unidos, en una reunión a puertas cerradas en el Capitolio. “Nadie está más preocupado –dice Jimmy Kimmel en su talk show de la ABC- que nuestro secretario de Crímenes de Guerra”. Se refiere irónicamente a Pete Hegseth, secretario de Defensa de Estados Unidos, señalado por el Washington Post como el hombre que ordenó la ejecución. “La administración Trump –escribe Jonathan Freedland en The Guardian- se parece cada vez más a una empresa criminal”. Al día siguiente del video, a solo cuatro kilómetros del Capitolio, y en lo que se suponía una fiesta del fútbol, el sorteo del Mundial 2026, Trump recibe un “Premio de la Paz”. Se lo entrega Gianni Infantino, presidente de la FIFA. Érase una vez el fútbol.
Leo Messi no fue a la ceremonia. Pero no porque quería evitar una foto eventual con Javier Milei (que finalmente desistió de ir al sorteo) o con su amigo en crisis, el presidente de la AFA Claudio “Chiqui” Tapia, como dijeron algunos medios. No fue porque al día siguiente, ayer sábado, debió jugar la final de la MLS (Major League Soccer). Se coronó campeón del fútbol de Estados Unidos, una Liga de segundo nivel en el fútbol mundial que definió su temporada en un estadio para apenas 21.500 personas, en Fort Lauderdale, a 40 kilómetros de Miami, la “casa” de Messi, y donde la selección de Lionel Scaloni soñaba jugar partidos de primera fase del Mundial. Hasta que el sorteo del sábado, inesperadamente, definió que el debut será el martes 16 de junio en Kansas ante Argelia y los dos juegos siguientes en Dallas (lunes 22 de junio contra Austria y sábado 27 versus Jordania).
Messi ganó ayer el título número 47 de su formidable carrera. Pero tal vez el primero en su nueva y próxima era de “jugador-gerente”. Porque en Inter de Miami jugó rodeado de argentinos (nueve además de él, de amigos de Barcelona como Sergio Busquets, Jordi Alba y Luis Suárez) y con su DT amigo Javier Mascherano. Recibió el trofeo de los propietarios de la franquicia, los hermanos de origen cubano Jorge y José Mas (hijos del furioso anticastrista Jorge Mas Canosa) y del ex astro David Beckham, virtuales socios suyos en el club con el que inaugurará estadio en abril próximo y en el que seguirá jugando hasta su retiro, en diciembre de 2028, cuando tendrá 41 años y pasará a ser accionista formal del club (aunque muchos afirmen que volverá rápido a Barcelona).
El Mundial de Messi
El título de una MLS que permitió excepciones presupuestarias al Inter de Messi confirma a Leo como rostro central para el Mundial que se avecina. Pero, más allá de la primera fase amable que deparó el sorteo del viernes, la Copa de la FIFA (ahora con 48 selecciones y 104 partidos) tendrá una exigencia mayor que el fútbol “parodia” de la MLS. Así definió a la Liga de Estados Unidos Fernando Signorini, preparador histórico de Diego Maradona, que aconsejó a Messi que ahora le dé prioridad al Mundial y se concentre en un trabajo físico específico, que compense los 39 años que cumplirá en plena competencia, casi el doble que muchos de los rivales que deberá enfrentar.
En la final de ayer, Messi pasó desapercibido en casi todo el partido, pero tres intervenciones suyas fueron claves para que Inter ganara 3-1 al canadiense Vancouver Whitecaps, bajo casi treinta grados de calor. Ese partido fue acaso un anticipo de lo que podrá ser el Mundial de Leo, sexto y último de su carrera. Un Messi de jugadas más que de juego. Para la selección de Scaloni, el gran desafío será mantener la misma “hambre”, intensidad y juego que le permitió ganar en Qatar. Solo dos selecciones en toda la historia de los Mundiales repitieron dos títulos seguidos: Italia en 1934 y 1938 y Brasil en 1958 y 1962.
Todo Mundial es político
Los Mundiales siempre fueron “políticos”. Los dos más escandalosos sucedieron en Italia 1934, en pleno fascismo de Benito Mussolini, y en Argentina 1978, bajo la dictadura del general Jorge Videla. La intención del país organizador de exhibir una cara amable al resto del mundo ganó fuerza en las dos últimas ediciones de Rusia 2018 y de Qatar 2022. Sin embargo, nunca antes la FIFA regaló su cotizado juguete de los Mundiales al país anfitrión como lo está haciendo con el Estados Unidos de Trump.
Sin un Maradona o un Messi que diera triunfos, Estados Unidos se convirtió en un nuevo y poderoso actor del fútbol mundial gracias al FBI, que en 2015 destapó el escándalo de corrupción FIFA-gate, que echó a los viejos patrones y permitió el desembarco de Infantino. El dirigente suizo mudó oficinas de la FIFA a la Torre Trump de Nueva York, viajó con el presidente magnate por el mundo, fue a su asunción y lo visitó media docena de veces en la Casa Blanca. En una de ellas, le permitió tocar abusivamente el trofeo de la Copa Mundial, una distinción que, según su reglamento, parecía ser exclusiva de los jugadores que lo hubiesen ganado. Infantino debió pedirle disculpas a Scaloni este sábado porque los organizadores obligaron al DT argentino a ponerse guantes blancos cuando ingresó al escenario con la Copa, en el sorteo del viernes. ¿Cómo no podía tocar la Copa que fue manoseada por Trump el DT que ayudó a ganarla?
El Mundial de 2026 coincidirá con el festejo del 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos y se jugará cuatro meses antes de las elecciones intermedias en ese país. La FIFA ya le había dado a Estados Unidos el primer gran Mundial de Clubes en 2025, con dinero de Arabia Saudita (designada por Infantino como sede del Mundial de 2034). Fue la Copa en la que Trump invadió el podio del equipo campeón, el inglés Chelsea, celebrando insólitamente, como si también él hubiese ganado el trofeo. También la Conmebol y la Concacaf, según trascendió, quieren darle a Estados Unidos otra vez la Copa América en 2028. Capitales de Estados Unidos siguen comprando clubes en todo el mundo (el último fue el Atlético Madrid de Diego Simeone). Y la TV de Estados Unidos sigue televisando casi todo.
El Mundial de Trump
No importa entonces que Trump ordene ejecuciones extrajudiciales a embarcaciones que supuestamente llevan droga. Que recargue ataques contra inmigrantes, como hizo estos días con los somalíes, a los que llamó “basura” y cuyo país de origen, dijo, “apesta”. O que insulte a sus vecinos y coorganizadores del Mundial (México y Canadá), amenace con invadir Venezuela y militarice ciudades opositoras en su país. O que advierta con más redadas de ICE durante el Mundial. No solo no importa todo esto, sino que Infantino, se reitera, distinguió a Trump con un novedoso Premio de la Paz.
Apenas horas antes de la distinción, The New York Times informaba que Trump renombraba con su propio nombre al Instituto de la Paz, construido en 2012 en Washington. Las flamantes letras plateadas no dejan dudas: “Instituto de Paz de Estados Unidos Donald J. Trump”. Infantino, entonces, no hace más que halagar el ego del presidente emperador. Lo prefiere amigo. A Mar-a-Lago, donde Trump tiene su residencia, asistió el sábado por la noche (luego de ver a Messi campeón) el “Chiqui” Tapia. El presidente de la AFA, acosado otra vez por el gobierno de Milei y su prensa más afín, investigado por la Justicia, contó en sus redes que fue invitado al club de Mar-a-Lago por Félix Lasarte, cubanoamericano confidente de Trump. La membresía al club cuesta un millón de dólares. Pero el “Chiqui” contó que fue allí “en el marco del homenaje” a Charlie Kirk, el activista de ultraderecha asesinado el 10 de setiembre pasado en Utah y a quien Trump distinguió con el máximo honor a un civil, la “Medalla de la Libertad”. El fútbol, efectivamente, suele ser un escenario de sorpresas. Eterno. (09-12-25).



