La Región

«No podemos naturalizar la muerte», el crudo relato de un enfermero

El incremento sostenido de contagios en Bahía Blanca durante las últimas semanas se hizo sentir con fuerza en las terapias intensivas de los distintos centros médicos de la ciudad. Sin embargo, más allá de los fríos números sanitarios, hay una cruda realidad que se plasma en las áreas más críticas de nuestros hospitales.

Matías Bellusci es un joven licenciado en Enfermería, oriundo de Cabildo, quien días atrás mediante su cuenta de Facebook realizó un descarnado relato en el que describe el grado saturación que vive el Hospital Municipal de la vecina ciudad con los efectos de la pandemia.

“Este posteo lo hice hace tres o cuatro días, después de una jornada bastante terrible que tuvimos, y fue sin querer, expresando la angustia que tenía, la tristeza de ver gente morir literalmente y no esperaba que tuviera tanta repercusión con la gente, con mis compañeros. Hasta dentro del hospital me llamaron muchos jefes preguntándome lo que me pasaba”, señaló a Telefe Noticias.

En varios párrafos, el cabildense improvisó una catarsis y de alguna manera expuso el sentimiento de buena parte del personal de la guardia del Leónidas Lucero.

“Era todo un caos. Teníamos mucha gente grande muy añosa sentada en silla de ruedas, otras personas en los pasillos. Es lo que se está viviendo todos los días. Pero puntualmente me afectó mucho cuando salí del hospital porque entró un paciente covid positivo que realmente estaba muy mal y falleció en diez minutos, a pesar de que hicimos todo lo que pudimos”, describió.

En este marco, el trabajador sanitario expuso que a la actualidad hay “poco espacio físico” en la guardia y “estamos trabajando todos muy apretados”.

“Dentro del shock room para cuatro tenemos nueve o diez pacientes. Es muy chico, trabajamos incómodos, y no atendemos sólo a los que entran por coronavirus sino también a los que entran por accidentes graves”, agregó.

En la batalla diaria contra este enemigo invisible, Bellusci ponderó el “trabajo impecable” de sus pares, a quienes definió como “grandes personas y buenos profesionales”.

“Hace unos cinco meses que empezamos a notar que los casos van aumentando y que también regresan pacientes que ya fueron dados de alta por COVID-19. Vuelven con una neumonía, infección en los pulmones y mucha dificultad para respirar”, comunicó.

En la misma línea, el enfermero mencionó que las nuevas variantes del coronavirus impactan sobre los segmentos considerados jóvenes (entre 30 y 50 años).

“Esto está lejos de terminar y estamos naturalizando la muerte de esta manera. Además, que no hay respeto tampoco, porque la gente va enojada, nos insulta porque demoramos tal vez un poco la atención ya que le damos prioridad a los más graves”, dijo.

Marcos también hizo alusión al mix de agotamiento físico y angustia que experimenta diariamente el personal de salud porque “vemos que lo que hacemos no está alcanzando y la comunidad no nos está ayudando tampoco”.

Consultado por la decisión del Gobierno Nacional de implementar un confinamiento obligatorio por nueve días, consideró que no “va a servir de nada porque es muy poco y el hospital está demasiado colapsado”

“Es entendible que la gente necesita el mango del día, pero estamos entre la espada y la pared”, sentenció.

EL RELATO TEXTUAL DE MARCOS

Pocas veces escribo cosas en el face, pero necesito hacer catarsis…
Hoy mi día comenzó como la mayoría, bien temprano, luego de 50 km de viaje llego al hospital y veo que el sector covid estaba lleno (como de costumbre), comienzo con la rutina diaria pero con una sensación fea, me sentía «incomodo»; después de las 12 hs se desató el caos con pacientes internados en sillas de ruedas, en camillas móviles, en su gran mayoría jovenes y en mal estado general, tratando de hacer lo mejor posible con lo que tenemos, llegando al punto de perder la brújula y no saber por donde empezar ya que estábamos desbordados; hasta que entra ese paciente que se muere en 10 min y con una frialdad que asusta continuamos como si nada hubiese ocurrido, murmurando por lo bajo la edad del pte (tenia 52 años).

El sentimiento que tuve cuando me fui para mi casa espero no volver a tenerlo, cansado, angustiado, pensando en la persona que falleció, con ganas de no volver a trabajar ya que el día de mañana puede ser peor que el de hoy y aunque mi deseo es que todo esto termine, estamos muy lejos de eso; estamos luchando una guerra eterna, una guerra en la que estamos solos, sin una pizca de respeto por el el equipo de salud y mucho menos sin ser reconocidos por las personas que deberian cuidarnos… (Telefe Bahía). (26-05-21).

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba