Luis Monje volvió a vivir en Bahía Blanca para cumplir una misión solidaria
Tras la campaña solidaria que tanta repercusión tuvo el año pasado y a través de la cual recaudó dinero en la comunidad dorreguense para agradecer al personal de Salud por su entrega y sacrificio, el bahiense Luis Monje no se quedó de brazos cruzados y asumió un nuevo desafío solidario: ser voluntario de la ONG Casa de Betania en Bahía Blanca.
Esta entidad ayuda a jóvenes con vulnerabilidad social y económica a llevar adelante sus proyectos de vida, teniendo en cuenta sus potencialidades, para que puedan tener mayores oportunidades.
Luis instaló su taller textil en la sede de la ONG (Roca 29 de la vecina ciudad) dispuesto a que las chicas y chicos de entre 16 y 25 años que se acercan a la institución con múltiples necesidades, puedan aprender un oficio que les permita obtener ingresos a través de la elaboración de prendas con marca propia.
Varias situaciones en la vida lo llevaron a reflexionar y a encauzar un rumbo: padeció cáncer de tiroides en 2015 y sufrió Covid-19, el año pasado.
Por estar lejos de la familia, en una situación tan particular como la Pandemia, necesitó muchas veces de la ayuda de otras personas para salir adelante y, en parte, por ello, decidió abocarse al trabajo voluntario.
“Ver el tremendo esfuerzo que pone el personal de Salud en atendernos, me llevó a ablandar un poco el corazón y a pensar más en lo demás”, recalcó.
Luego de la nota que se publicó en el diario La Nueva. Luis fue contactado por María Rosa González, a quien conoció cuando era directora del CENS N°454 de Bahía, institución en la que él estaba terminando sus estudios secundarios a los 50 años.
“Se contactó para comentarme acerca de una idea que tenían desde la ONG: un Taller de Costura”, comentó.
Entusiasmado y comprometido con el proyecto regresó a Bahía Blanca, donde viven sus tres hijas y 6 nietos. Tiene otro hijo en Comodoro Rivadavia.
“El Covid me dio un golpe bastante importante en cuanto a la sensibilidad. El hecho de estar solo en Dorrego me hizo pensar en la vuelta”, subrayó.
Monje tiene un taller de corte y sublimación, una pequeña Pyme, en Dorrego. En un taller de Bahía cosen las prendas que luego él vende en su local.
Ahora también se encarga de que la ONG pueda obtener ingresos del mismo modo, vendiendo ropa escolar y para empresas a través de la Tienda Solidaria (Roca 31) y virtual ( www.tienda.casadebetania.org)
Casa de Betania se constituyó en 2015 como Asociación sin fines de lucro y está integrada por una Comisión Directiva y un equipo de profesionales: psicólogos y psicólogas, un profesor de Educación Física, un trabajador social, un psicopedagogo y un psicólogo supervisor. También hay talleristas y voluntarios.
Desde sus inicios, unos años antes, la entidad camina junto a jóvenes con historias de vida muy complejas en la búsqueda de un proyecto digno, de una propuesta integral que considere como punto de partida la deconstrucción de historias de dolor, de violencia y de soledad para que vayan viendo que hay oportunidades: las que no tuvieron y ni siquiera soñaban.
Casa de Betania, ofrece a estos jóvenes ambientes y vínculos de acogida y cuidado en los que circula la confianza y que habilitan a compartir experiencias, heridas y “soledades”.
También tiene como objetivo brindar el sostén que necesitan para reinsertarse y continuar los estudios, realizar elecciones vocacionales, capacitarse en oficios, realizar emprendimientos productivos y buscar y lograr continuidad en trabajos.
“La idea es que ellos, los jóvenes que tanto lo necesitan, puedan tener una salida laboral. Lo hacemos por los chicos y también por nosotros mismos, para aportar un granito de arena para hacer un mundo mejor”, añadió Luis.
“Hay mucha gente que necesita ayuda. Cada uno de nosotros tiene un don y hay que desarrollarlo y entregarlo. Y es lo que estamos haciendo. Más gente puede llegar a acercarse y acoplarse. No necesariamente hay que ayudar con dinero, se puede ayudar de muchas maneras”, destacó. (La Nueva). (22-05-21).