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No subestimen a los «Rusos»

Por Mauro Denegri (*)

Ahora que está tan de moda opinar sobre lo que viene de Rusia, si es bueno o no, si cumple con las normas o no, si mandan cantidades suficientes o no, aprovechemos y analicemos lo que pasa con los “rusos” por acá.

El caso de Miguel Ángel Russo es de diván. Fue DT de Boca en 2007. Ganó la Copa Libertadores jugando un fútbol de alto vuelo, armando un medio campo lleno de fútbol con Battaglia, Banega, Cardozo y Ledesma por citar algunos, para que Riquelme mostrara su mejor versión y descolló. Ya sin Román, a fin de aquel año viajó a Japón a disputar el Mundial de Clubes y tuvo la desgracia de perder con el Milan 4 a 2. Fue el año del Balón de Oro para Kaká, que por aquel entonces volaba en la ofensiva del equipo italiano. Se podía perder, era una opción, estaba dentro de las posibilidades. En ese viaje alguien le dijo a Pedro Pompilio “a Russo renovale pero al ´Profe´ Cinquetti no”. Ese alguien sabía que en los códigos del entrenador no existía la menor chance de aceptar continuar sin su mano derecha. Lo echaban sin echarlo. Después cada uno se convence de lo que quiere, pero la verdad es una sola.

Pasaron los años y Boca, ya con Riquelme a cargo del Consejo de Fútbol, fue nuevamente en búsqueda de Russo. Con nuevo cuerpo técnico, el DT aceptó gustoso regresar y lo hizo con buenos resultados. Boca ganó casi todo lo que jugó. Los dos torneos locales quedaron en La Boca y la Copa Libertadores se escurrió en la fatídica noche de Santos. Hoy por hoy, la irreversible enemistad entre el plantel y el Consejo de Fútbol lo pone al bueno de Miguel en la incómoda posición de tener que hacer equilibrio cuando de ambos bandos sólo esperan que se defina de qué lado está. Cada gesto, cada palabra, cada decisión es analizada como una muestra de fidelidad a la otra parte. Nada que haga complace a nadie ahí dentro, y así es muy difícil.

Para colmo, en La Plata debutó Ricardo Zielinski en el banco de Estudiantes. El “Ruso”. Verdugo de River tantas veces que los hinchas de Boca lo quieren como si alguna vez hubiera estado en el club. La Promoción con Belgrano en 2011 decretando el descenso del conjunto millonario, la eliminación ya dirigiendo a Atlético Tucumán en la Copa de la Superliga en 2019, la última fecha en la Superliga en la cual Boca se consagra campeón gracias al empate que rescata el “Decano” en Tucumán ante los de Gallardo y lo de anoche dando vuelta sobre la hora un partido que lo tuvo con 10 jugadores todo el segundo tiempo hacen que muchos propongan que sea el DT del Xeneixe. Se olvidan que está Miguel Russo ahí. Lo subestiman, como también lo hacen con Zielinski creyendo que lo suyo se resume en amargar a River cada vez que se lo cruza. El “Ruso” la peleó toda la vida, y tantas veces le ganó a la adversidad que vive el juego sin la histeria reinante en los más jóvenes. El nuevo técnico del “Pincha” es el mismo que, en su vuelta a Atlético Tucumán por segunda vez, dijo: “me acuerdo de entrar al vestuario y verles las caras a esos tipos que cuando yo fui estaban desahuciados, y que cuando terminó el partido tenían una felicidad indescriptible. Eso es el fútbol. Eso es lo que queda: que en apenas cuatro meses les puedas cambiar la vida. Que puedan comprarse una casa. Esa es mi verdadera pelea, mi verdadera búsqueda: que ahora vuelva a encontrarlos y te digan que ese logro les cambió la vida. Y que no queden a la deriva o deban salir a hacer una changa cuando dejen el fútbol. Dignificar a un tipo no tiene precio”. Estudiantes eligió a este tipo para recuperar la confianza en sí mismos y volver a ser duros de vencer. Es, tal vez, la mayor valoración de su carrera haber sido elegido por Juan Sebastián Verón para esta aventura. Y Miguel le ganó a un cáncer, háblenme de adversidades.

Por lo menos muéstrenle respeto. Zielinski no se va a ir de Estudiante a un mes de haber llegado, y Russo no se va a rendir, nunca lo ha hecho. Por eso, háganme un favor: no los subestimen. (26-02-21).

(*) Nota publicada en el semanario Ecos de mi ciudad.

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