Los protagonistas de las instituciones suelen repetir hasta el hartazgo que las mismas se construyen entre todos. Ese todos inclusivo no da lugar a las distinciones si el amor y el compromiso con una divisa pasa por haber sido deportista de la misma, por haberse criado en el barrio donde ese club se levantaba o por un mandato familiar.
En el caso de uno de los dirigentes más representativos de la historia de nuestro fútbol, Ogue Natalio Madariaga, la excepción hace a la regla.
Vivió hasta los 33 años de edad en el campo, ya estaban con él su compañera de toda la vida Olga Ubería, sus hijos Gabriel, Oguito y Gustavo. El hecho de que Gabriel ingresara al primer grado de la Escuela N° 1 hizo que Ogue y Olga decidieran radicarse en Coronel Dorrego.
Fue en ese entonces, mediados de la década de 1960, cuando comienza su actividad comercial de toda la vida. La barraca de Madariaga estuvo, en principio, ubicada en la vieja casona donde la calle San Martín se encontraba con la 25 de Mayo. En las cercanías de ese inmueble estaban los dominios de los Torres. Allí, el “Negro” Torres, padre de una dinastía de futbolistas que con el tiempo quedarán firmemente vinculados a la historia de Villa Rosa, ofrecía su amplio terreno para torneos de Baby Fútbol, Ogue comenzó dirigiendo un equipo de Baby y un equipo femenino. Esta situación no fue ajena a la mirada del propio “Negro” Torres y de José Cinalli que lo convencieron para comenzar a colaborar con el “albiverde”.
Así nació el romance de un hombre que vivió el fútbol y su Villa Rosa con una pasión inigualable.
Los primeros tiempos eran aquellos que se vivían haciendo de local en Costa Sud de Gil, luego en la cancha ubicada en calle El Gaucho llegando a Luis Piedrabuena, tiempos que eran testigos de cómo aquel club de barrio pasaba a estar entre las instituciones imprescindibles de nuestro pueblo.
Fue un fiel custodio para que el sueño de Ángel Fritz, Teófilo Ortiz, Antonio Marraffini, Oscar González, Nicolás Marraffini, Martiniano Domínguez, Roberto Torres, Guillermo Ortíz, Alberto Sjoerdstra, Pedro Ortíz, Juan Ostergaard, Juan Orta, José Palacios y los hermanos Uranga, no cayera en el olvido.
Junto a una generación de dirigentes entre los que se encontraban “Coco” Borelli, Silvano Pelaiz, José Cinalli, Manuel Avendaño producirán un interesante proceso de crecimiento institucional. Ya había dejado la cancha rodeada, custodiada desde el cariño y la identificación por los Barrios ATEPAM y PyM. Crecerá, se correrá unos metros hacia la Quinta de Arribas que desde ese momento cada domingo será referenciada como “Los Olivares de la Calle Murature”, después Gregorio Juárez. Como frutilla del postre lograrán el ansiado torneo “Teté Saaby” del año 1979 que no pudo haber llegado en mejor momento, como premio a ese crecimiento como institución, también porque a muchos de los jugadores de ese plantel, surgidos enteramente en su cantera les esperaba otro destino futbolístico.
Fue tres veces presidente de la institución, activo dirigente de la Liga Dorreguense de Fútbol en su Consejo Liguista y en su Tribunal de Penas.
Como la historia de muchos dirigentes, pero especialmente él, no ahorró recursos propios para ponerlos al servicio de Villa Rosa. Cuántos kilómetros habrá hecho su F 100 llevando y trayendo jugadores? Pero el capital más importante era poner el cuerpo y el alma, una pasión que no le impedía tener una visión general de las cosas para salvar la continuidad del fútbol dorreguense.
Su legado se reconoce. El reconocimiento se fue gestando: en 2014, la Liga Dorreguense de Fútbol decide que el Torneo Oficial de ese año lleve el nombre de Ogue N. Madariaga. Un justo reconocimiento.
Su legado se reconoce hoy en la nueva dirigencia de Villa Rosa que tiene a Rubén Palacios, un hijo de la casa, y a Oguito Madariaga, su hijo, como pilares de una transformación que se refleja en obras y en un fútbol competitivo.
Los Olivares de la hoy calle Gregorio Juárez ya son definitivamente por la acción de esa generación que encabezó Ogue padre en el corazón “albiverde”. Ese predio, ese corazón que late con toda la pasión, tendrá un valor agregado fundamental cuando este sábado 25 de mayo, oportunidad de un nuevo aniversario del Club Villa Rosa pase a denominarse “Ogue N. Madariaga”.
Merecido homenaje, merecido reconocimiento!!!
Ogue Natalio Madariaga, tenías que conocerlo.