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Fin de ciclo

POR JUAN PABLO VARSKY

Fin de ciclo. Se va una generación que llegó a tres finales, una de Copa del Mundo, algo que Argentina no lograba desde 1990, cuando muchos de los que hoy insultan ni siquiera habían nacido. Algunos fueron campeones mundiales sub 20 y olímpicos. Fracaso… fracaso es otra cosa.

Tildar de fracasados a esta generación es parte del verdadero fracaso. De no reconocer contextos, de pedirles que con un título solucionen nuestros problemas personales o como país. De exigirles ser los mejores del mundo cuando quizás nosotros no somos ni los mejores de la cuadra.

Esta generación de futbolistas, aún sin ganar títulos, aún con errores adentro y afuera de la cancha, siempre estuvo muy por encima de la clase dirigente que le tocó. Lo bueno que deja fue «a pesar de», no con «el respaldo de», como en cualquier proyecto serio.

Dirigentes involucrados en el FIFA Gate. 38-38. Inferiores que juegan a ganar y no a formar. Selecciones Juveniles decadentes. Papelón en los JJOO. DT’s serios que decidieron irse. Comisión Anormalizadora. Más lobby que ideas. Un torneo de sub 20 y mayores de 33 sin ida y vuelta.

El fútbol es tan generoso que las casualidades te pueden dejar alegrías, pero siempre estarás más cerca del éxito con proyectos serios que con papeles al viento, cargos a la marchanta, micrófonos circenses. Argentina desarrolló una adicción a su mística y eso es venenoso.

Y el camino correcto no pasará solamente por los proyectos, sino por quienes los lleven adelante. Una buena idea en manos de incapaces es apenas un rejuntado de palabras lindas y espejismos. Y algo muy importante: paciencia y atención a las señales. No demandar resultados ayer.

Quizás haya sido el último Mundial de Messi. De ser así, su colección de trofeos no tendrá la Copa del Mundo. Tampoco la conquistaron Di Stéfano o Cruyff. No hará desaparecer su legado. No es todo blanco o negro. Una carrera no se resume a un título específico.

Argentina, salvo Otamendi, no tiene centrales en el Top 20 del Planeta Fútbol, ni laterales en el top 40, ni mediocampistas en el Top 50. La riqueza se acumula en ataque y un equipo no se forma solamente con goleadores de las ligas top.

Lo colectivo es más importante que lo individual. Argentina no tiene un equipo que esté a la altura de sus individualidades, y no tiene un plantel que esté a la altura de lo que puede armar como equipo. Es una frase trillada: debe ser un punto de partida, pero a paso firme.

Las cosas se deben hacer bien, no rápido. Precisión mata velocidad, dentro y fuera de la cancha. Que estemos orgullosos de nuestros jugadores, DT’s, dirigentes, comunicadores e hinchas debe ser el objetivo. Entonces, el resultado favorable será consecuencia y no casualidad. Fin.

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