Nada es claro en este juego

Creímos en el día, en la mañana y en el sol. Imaginamos a toda orquesta el debut ante esos vikingos vestidos de blanco que por primera vez jugaban una Copa del Mundo.

Lo hicimos después de escuchar el fragmento del Himno en la previa. Pasamos del gran elogio, con el zapatazo de Agüero ni bien pisó la frontera del área chica, al gran reproche, cuando ese ignoto islandés aprovechó la fisura defensiva. Consumimos voces añejas, delirantes, nóveles, preocupantes para encontrarle una explicación a lo que pasó.

Mientras tanto, el crack que falla, que se cae pero se resiste a caer y sigue peleando lo que ya no se puede, lo que no puede Mascherano, ni Agüero, ni Diego, ni nosotros.

¿La hacés vos o se la das a un compañero? El fútbol tiene sus dilemas. ¿Nos replegamos atrás o vamos al frente? ¿Zagueros toscos o hábiles gambeteadores? Nadie tiene la respuesta. Ni con el corazón todavía caliente y con el cerebro frío. Nada es claro en este juego.

(*) Escrito por Manuel Mendiondo en su perfil de Facebook.

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