Desafío SandBox / Ganaron 1 millón de pesos para hacer un videojuego: una es hija de dorreguenses
«Nos gustaría motivar a otros jóvenes que les gusta el área para animarse a hacer estas cosas. Decirles que hacer un juego no es tan difícil como parece. Claro que tenés que tener ganas de aprender, pero vos cuando confías en tu idea tenés que mandarte a intentar las cosas. Porque quieras o no, es la única forma que pueda llegar a salir bien», afirma Paula, una de las cuatro estudiantes de 6to año de la Escuela de Comercio de Bahía Blanca que acaban de ganar 1 millón de pesos para hacer un videojuego para su ciudad, Bahía Blanca.
En marzo, gracias a que alguien del proyecto fue a informar a la escuela, las chicas de 17 años se enteraron que existía algo llamado desafío SandBox, donde se buscaba la creación y desarrollo de videojuegos para el Centro de Innovación Cesar Milstein en sus diversas áreas.
A pesar de no tener ningún tipo de experiencia en el armado de videojuegos, Brisa Echeverría, María Paula Pérez Inchaurbe, Micaela Pellegrini y Karen Eileen Rosemberg se embarcaron en el proyecto sin pensarlo demasiado.
Brisa es hija de los dorreguenses Carlos Walter Echeverría y Romina Sánchez, quienes hace varios años se radicaron en la vecina ciudad.
«Jugamos bastante», afirma Paula en la videollamada que compartimos con las flamantes ganadoras. «Pero sobre programar juegos sabíamos lo poco que aprendimos en la escuela. Fue muy probar y ver qué sale».
Las chicas rápidamente se repartieron las tareas. Brisa era la que más idea de programación tenía (ya había armado un prototipo en 2020), y podía encargarse del desarrollo. Las habilidades de Paula como dibujante la posicionaron rápidamente en el lugar de la animación. Micaela, por su parte, le interesaba armar pensar los personajes, el argumento, el guión. Junto con Karen formaron parte de la lluvia de ideas sobre personajes y diseño.
En los ratos libres que tenían («sobre todo los domingos a la tarde») se juntaban a cranear el proyecto, simplemente porque les divertía pensarlo. Sin darse cuenta, pasó el tiempo solo. «No lo pensamos con tanta estructura. Lo que pasó fue que teníamos ratitos libres, entonces dijimos podemos hacerlo, lento pero seguro. Y así fue», afirma Brisa.
Guiadas por su profesora de Informática, Norma Villamayor, docente y graduada de la Universidad del Sur, así fue como “Las Chicas de la Escuela de Comercio” se presentaron al desafío para el diseño y desarrollo de un videojuego que tenga formato de visita guiada con realidad aumentada por el edificio del Centro. Y ganaron el primer premio: 1 millón de pesos y seis meses para realizarlo en formato aplicación.
«Yo por lo menos no me lo esperaba. No sabía que a tanta gente le iba a llamar la atención. Pensé que si llegabamos a ganar solamente lo iba a saber nuestra familia o nuestros amigos», afirma Paula.
«Está siendo una experiencia increíble. Es una experiencia que puedo agregar a la que ya tuve, participé en la creación de un juego y en un concurso y gané. Y encima que tenga que ser una aplicación para el municipio, que es otro nivel. No es que es una empresa chiquita que nos quiere llamar, es para nuestro propio municipio, nuestra ciudad», agrega Micaela.
Si los 17 años son una edad compicada para todos, gracias al paso del colegio a la vida adulta, quizás un premio de este calibre trastoca de alguna forma esa transición. Por eso, la pregunta obligada: ¿se quieren dedicar a esto?
«Creo que ya teníamos una inclinación hacia lo que es la programación, porque estamos en la orientación de Informática en el colegio. Pero creo que nos hizo darnos cuenta que es algo más viable de lo que pensábamos», afirma Brisa. «Tenemos como una idea de lo que queremos y de que tenemos ideas buenas, porque si a la gente le está gustando debe ser por algo».
Por su parte Micaela, la que se encargó del argumento y la historia, ni siquiera jugaba videojuegos antes, así que todo el proceso la sorprendió todavía más. «Nunca se me ocurrió decir bueno un día me siento a ver cómo se hace un videojuego. Me gustó mucho el proceso, pero es bastante trabajo, lleva tiempo y conocimiento. Pero estuvo muy bien, y tengo muchas expectativas para lo que se viene», afirma.
Ahora, las chicas tienen seis meses para llevar a cabo lo que pensaron todos estamos meses. No tienen mucho tiempo (ni ganas) para sentarse a disfrutar su premio. Por el contrario, están cada vez más motivadas a terminarlo. «Estamos haciendo varios diseños, imágenes, banners del centro de innovación que representan las áreas, hicimos un diseño para cada una de ellas que va a poder escanearse con el celular. Desde ahí, el jugador va a tener un modelo en 3D de distintos personajes, con los que va a poder hablar y hacerle preguntas sobre lo que se está viendo, y sobre temas, datos curiosos, etc. Queremos hacerle personalidades bastante distintas a cada personaje para que esté todo más bueno», afirma Brisa.
Las chicas se despidieron agradeciendo a su profesora, a su compañera que no pudo estar y al municipio de Bahía Blanca, «por darnos el espacio de desarrollar nuestras habilidades y compartir una propuesta tan linda». Con un futuro prometedor por delante, salieron de la videollamada. (Página 12). (28-05-23).