La Región

Jorge Luís Lambert: “Aprendí que se puede estar 17 días sin comer”

En la audiencia 52 se escuchó el testimonio de la víctima Jorge Luís Lambert y se reprodujo la declaración del 13 de diciembre de 2011 en la Causa Bayón del ex conscripto Alberto Taranto.

Audiencia 52 Mega Causa Zona 5. En primer lugar, a través de la conexión telemática desde Fiscalía Federal de Esquel, brindó su testimonio, Jorge Luís Lambert, que al momento de su detención tenía 26 años y trabajaba como contratista de una empresa petrolera llamada Amoco en Sarmiento, provincia de Chubut.

“El 24 de marzo 1977 llegó un teniente a la oficina donde trabajaba diciendo que el Comandante del Regimiento de Sarmiento quería verme. Fui con mi propio vehículo. Cuando llegué a la oficina, me informó que le habían solicitado desde Comodoro Rivadavia que me detuviera. Más tarde fue mi padrastro con un abogado a buscarme. También lo dejaron detenido a él. Nos trasladaron a Comodoro y a mí me llevaron al lado del aeropuerto. Supuestamente estábamos detenidos porque habíamos comprado una camioneta robada por ERP o Montoneros”, relató Lambert.

Posteriormente, la víctima fue trasladada con otros detenidos a Bahía Blanca: “Nos llevaron al aeropuerto. Aterrizó un Hércules. Hicieron un operativo y nos subieron al avión. Fui llevado con Horacio Segundo Quiroga, Julio César Anríquez, Abel Salvador Mariano, Carlos Alberto Pereyra, Jorge Lambert, Mario Héctor Trevisan, Osvaldo Flores, Enio Teodoroff y Carlos Bonicato. En el avión, empezaron a vendarnos. Cuando aterrizó, no abrieron la puerta del todo y al bajar caí encima de alguien. Nunca supe quién era”.

Sobre los días de cautiverio en Bahía Blanca, Lambert contó que estuvo 17 días adentro de un vagón de ferrocarril: “Aprendí a sacarme la venda. Vi las tablas donde nos hacían caminar cuando nos llevaban a la tortura. Nos daban sólo agua. Nos iban sacando de a uno o de a dos. Me estaquearon en una cama de elástico antigua, me ataron un cable en el dedo gordo del pie, crema en los testículos y hacia arriba hasta la garganta. Comenzaron a aplicar corriente. Me preguntaban nombres, de montoneros, del ERP. Yo vivía en un pueblo de tres mil habitantes, nos conocíamos hasta las piedras. Todos los días comprábamos el Clarín, yo creía lo que decía ese diario. Otro muchacho de Comodoro, que estuvo ahí, nunca más lo vimos”.

“Luego nos llevaron a una comisaria. Ahí nos revisó un médico, yo tenía 21 de presión. Me llevaron a un hospital, me bajaron la presión y me devolvieron a sede policial. Uno tenía la misma voz que uno que me había detenido en Comodoro. Posteriormente nos trasladaron a la cárcel de Villa Floresta y estuve tres meses incomunicado. Mi familia nos buscaba por todos lados y se enteraron que estábamos en Bahía”.

“Pasaron 90 días y fui ante un juez a declarar. Conté todo lo que me habían hecho en el vagón. Cuando volví a la unidad penitenciaria me llevaron a la oficina del director y había dos personas de traje oscuro. Tenían mi declaración y me dijeron que la rectificara, de lo contrario me iban a sacar de noche y nunca más iba a volver. Volví con el juez y le dije que me habían amenazado, mantuve mi declaración, me daba igual ya. El 24 de diciembre de 1977 nos dieron la libertad”, expresó Lambert.

“El Coronel Corres y el enfermero Bonini, retiraban medicación”

En la jornada de debate 52 se reprodujo la declaración de Alberto Antonio Taranto, conscripto en el V Cuerpo de Ejército desde enero 1976 hasta mayo del ’77. El médico, que declaró el 13 de diciembre de 2011 en la Causa Bayón, expresó que el Coronel Corres y el enfermero Bonini, “retiraban medicación, venían con un listado e iban asiduamente a La Escuelita, no es posible que no supieran. El médico en el Centro Clandestino de Detención y Tortura (CCDyT) era el Dr. Streich pero si él no estaba se disponía quién debía concurrir, por ejemplo Argaño, Adalberti, Vergara o Garimaldi”.

“La Escuelita estaba a dos mil metros de la entrada del Batallón. Por camino de tierra. Supuestamente era un lugar donde se hablaba a la gente. Al CCDyT iban curas. No era un lugar completamente cerrado. Monseñor Mayer habitualmente iba al comando a reunirse con Catuzzi. Vi que caminaba hacia ese lugar, no lo vi entrar pero iba hacia La Escuelita. Se sabía dónde estaba pero también sabíamos que para ahí no había que ir”.

Un día del invierno de 1976, Taranto hizo una recorrida a caballo, fue hacia donde lo veía ir a Corres habitualmente: “Cuando llegué, me dijo que no podía estar por en esa zona. Ahí vi que La Escuelita estaba a 30 metros del Camino La Carrindanga, tenía un acceso por tranquera y del lado del comando había otra. Había tamariscos y una casilla rodante, con aljibe cerca”, detalló el médico.

Sobre los operativos que realizaban desde el Regimiento, el ex conscripto relató que “salían en autos que no eran del Ejército, en horario nocturno, vestidos de civil y armados. A Méndez y Sosa, en una oportunidad los vi regresar heridos. Llegaban excitados y contaban lo que había hecho en el procedimiento”.

En una oportunidad, en agosto de 1977, Taranto presenció la destrucción documentos de nacimientos “el Centro Materno Infantil del Hospital Penna. Vinieron a hacer un parto, se llevaron a la personas y al bebé, y a los dos días arrancaron tres hojas del libro de partos, fue gente que se identificó como del Ejército. Yo vi el bibliorato con las hojas arrancadas”. (28-04-23).

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