LA DORREGO

Simplemente Pocho

Nota escrita en Facebook por Néstor Machiavelli

La crónica publicada hoy en LA NUEVA evoca los 30 años del primer nacimiento por fertilización asistida en Bahía Blanca. Aparece la foto de las mellizas Lucia y Sofia Lignac y refleja el eterno agradecimiento de la familia al doctor Bautista Perez Ballester, que les sugirió y guió el tratamiento pionero en la ciudad y la región, en un momento que estas prácticas eran cuestionadas por la ciencia y por la religión.
Quiero detenerme en el médico cariñoso y familiero, para nosotros simplemente Pocho. Era parte de nuestra familia. En los veranos de Monte Hermoso, llegaba los fines de semana y compartíamos playa y cenas en casa con largas sobremesas. Y Pocho que venía con cansancio acumulado, quería prolongar la tertulia pero el sueño lo doblegaba.
Lo recuerdo con lentes similares a los que usaba John Lennon que trajo de un viaje a EEUU. En ese tiempo no había celulares, pero él siempre estaba pendiente de novedades de pacientes al borde de partos.
Hubo noches de mar camino a la madrugada que alumbrados por la luna y un farol petromax, pasábamos la red y la recogíamos repleta de langostinos. Allí mismo, con un calentador los cocinábamos en agua de mar y el disfrute era infinito.
La amistad y el cariño por Pocho que germinó en familia durante mi adolescencia, continuó con el paso de los años. Nos veíamos poco, una vez en Bahía, otras en Capital. El cariño era el mismo, inalterable. Luego sobrevino el deterioro provocado por el Parkinson. Pocho quería disimularlo y no importaba, seguía siendo el mismo ser humano afectuoso, dedicado a sus pacientes, siempre ansioso por conocer los últimos avances de la medicina.
Dicen que la muerte es el olvido. y esta nota de LA NUEVA que lo recuerda y que comparto, demuestra que este amigo entrañable, sigue presente entre los que lo conocimos puertas adentro y sus pacientes. (21-02-23).

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