Graciela Leiva: «Agradezco a quienes sostienen estos juicios»
Audiencia 33 del juicio conocido como Mega Causa Zona 5. Declararon hijas e hijo de Luis Dolores Leiva, trabajador y delegado ferroviario de Ingeniero White, secuestrado en reiteradas oportunidades.
En la 33era. audiencia de la Mega Causa Zona V, que juzga a 37 imputados por delitos de lesa humanidad cometidos en la última dictadura cívico militar, declararon dos hijas y un hijo de la víctima Luis Dolores Leiva, quien era presidente de la Unión Ferroviaria de Ingeniero White y fue secuestrado en mayo de 1976, trasladado al Centro Clandestino de Detención y Tortura (CCDyT) “La Escuelita” y cesanteado de su trabajo.
En primer término, brindó un extenso testimonio la hija mayor de Leiva, Graciela Haydeé, quien antes de entrar en detalles sobre los padecimientos de su padre fallecido en 2006, expresó: “vine a declarar por el secuestro de mi papá, él luchaba por los derechos del trabajo, por su trabajo y el de sus compañeros”.
La detención de Luis se produjo en la casa familiar de la localidad de Ingeniero White, partido de Bahía Blanca:“Esa noche, tocaron la puerta.‘Policía ferroviaria’, dijeron. Lo busqué a mi papá en la habitación, lo zamarreé y le dije: te vinieron a buscar. Una de estas personas, sacó un arma. Intenté llamar por teléfono. No pude ayudar a mi papá ni defenderlo, sabiendo que lo podían asesinar”, relató Graciela.
Durante el tiempo que Luis Dolores Leiva estuvo desaparecido, su familia realizó gestiones ante las autoridades eclesiásticas y también a personal militar en el Quinto Cuerpo de Ejército. Además, hicieron denuncias policiales e interpusieron un recurso de Habeas Corpus que se tramitó ante el Juzgado Federal de Bahía Blanca.La mayor de las hijas comentó: “Haydee Prudencia Álvarez, mi mamá, era la compañera de un obrero que luchaba. Se movió por todos lados, fue a la CURIA, presentóescritos, consultó a Micho que tenía un restaurante donde iban a comer varios capitanes de Marina, de todo”.
“Era muy difícil, la Iglesia y La Nueva Provincia fueron cómplices. Un sobrino de mi papá, Rodolfo Montenegro, trabajaba como seguridad de Diana de Massot y nos dijo: ‘Alcancé a ver archivos que tiene la señora, vi una lista que estaban los nombres de ustedes con una cruz roja’. Perfectamente sabemos que el diario y Massot estaban unidos y sabiendo que hacían tanto el Ejército como la Marina. Cualquiera que dude, puede ir a leer las editoriales del periódico”.
Leiva fue liberado del CCDyT “La Escuelita” aproximadamentediez días después: “Mi papá era otro, no era el que se habían llevado. Tenía su nariz torcida, su barba crecida, estaba flaco pero estaba ahí y lo abracé. Sentí culpa por no haber podido defenderlo. Él contaba que le hacían simulacro de fusilamiento, lo interrogaban permanentemente y le preguntaban cada palabra que mi papá había dicho en las asambleas públicas”.
Luego de dos meses de producirse el allanamiento en White, nuevamente fuerzas de seguridad fueron al domicilio de los Leiva: “En julio, aparecieron unos militares, con cascos, que decían ‘PM, Policía Militar’. Entró un señor alto de lentes, con mirada asesina, de lobo. Ojos celestes, cara larga. Nos reunieron en el living de la casa”, relató Graciela a quien le pusieron una bolsa en la cabeza y la subieron a un auto junto a su padre y a su hermano Luis Eduardo. Fueron trasladados a la Base Naval Puerto Belgrano en la ciudad de Punta Alta, donde fueron fotografiados, fichados y permanecieron en cautiverio durante dos días.
Sobre el final de su declaración, Graciela expresó: “Quiero dar las gracias a todos los luchadores por la verdad pero en especial a las Madres de Plaza de Mayo. Reconocer a esas mujeres que un día se encontraron que sus hijos habían sido arrebatados. Empezaron a marchar y a pedir por sus hijos y por los de otros. Les quiero agradecer como mamá y como ciudadana. Y le quiero agradecer también a las Abuelas por haber recuperado a tantos nietos, por la valentía, el sacrificio, el coraje. Dejaron de vivir por buscar la verdad. Y agradezco a los organismos de DD.HH. y a los hombres de justicia, jueces probos que se pusieron en búsqueda de la verdad. Repudio a aquellos que fueron cómplices de tanta muerte y tanto dolor. Agradecer a quienes sostienen desde hace muchos años estos juicios. Les agradezco a las psicólogas y a los fiscales porque están dejando parte de su vida, de su salud psíquica.Quierohonrar la vida de aquellos que lucharon por un país mejor y soberano”.
“Lo único que hice fue defender a los obreros”
También declaró de manera presencial en el Tribunal Oral Criminal Federal de Bahía Blanca, fue Luís Eduardo Leiva, quien describió la noche del secuestro de su padre en mayo de 1976: “A las dos de la mañana, llegaron a la casa, por los techos y a los gritos, golpearon la puerta, dijeron ‘policía ferroviaria’, y preguntaron dónde estaba mi papá. Me apuntaron y le dijeron que si no salía, mataban a la familia”.
“Meses después, volvieron a la casa y nos llevaron a todos encapuchados, primero a Prefectura de White y después a la Base. Atados con tanza, mi papá se puso duro y les dijo: ‘no tienen que estar haciendo lo que nos hacían a nosotros. Saben el daño que le hicieron a mi familia’.
Leiva padre fue cesanteado y su hijo tuvo serias dificultades para conseguir trabajo durante varios años después de su secuestro: “Me preguntaban ‘¿sos el hijo del ferroviario? No podés trabajar acá’. En la petroquímica me pasó lo mismo. ‘¿Qué sos del dirigente?’ Hijo, les decía. ‘No, no podés trabajar acá’. Yo le consultaba a mi viejo qué había hecho. ‘¿Por qué?’, me dijo mi viejo. Porque en todos los lugares donde voy, me echan. ‘Lo único que hice fue defender a los obreros’, me contestó”.
“A mi papá no lo mataron, les convino sacarlo del ámbito de lucha”
Finalmente, fue el turno de Adriana Leiva, quien informó que su padre también había estado preso en el año 1969 durante la dictadura de Onganía:“Por ese motivo, sabía lo que le esperaba entonces intentó resistirse. Se lo querían llevar en pijama y mi mamá intercedió”.
“Durante las gestiones que hizo mi madre, ella recordó que un familiar tenía un pariente en el ejército. Hugo del Valle, del servicio de inteligencia, que en algún momento pedía documentos a los estudiantes en la Universidad Nacional del Sur. Tiempo después, Del Valle, se apareció con el mayor Sierra en el Club Náutico. Sierra le pidió disculpas y mi papá lo identificó”, relató Adriana.
Antes de concluir su testimonio y responder preguntas de las partes, la hija de Luis Leiva manifestó que su padre “tenía absolutamente claro su ideario y aceptó todo lo que le tocó. Fue una elección por sus profundas convicciones. El impacto sobre la familia fue impresionante. Con el secuestro quedó cesante por abandono de servicio, tuvimos que dejar la casa de la Colonia Ferroviaria.Los compañeros de trabajo hacían colectas para los cesanteados, con eso teníamos que vivir”.
“La identidad de un ferroviario es muy fuerte, era su lugar donde desarrollaba toda su lucha. A mi papá no lo mataron, les convino sacarlo del ámbito de lucha, de donde él pertenecía”, dijo Adriana Leiva, minutos antes del cierre de la audiencia 33 del juicio conocido como Mega Causa Zona V que comenzó el 17 de febrero.
La próximas audiencias serán el lunes 24 y el jueves 27 de octubre, ambas a las 9 horas. El debate en Bahía Blanca se puede seguir de manera presencial en Lavalle y Chiclana con presentación del DNI o a través del canal de YouTube de la Subsecretaría de Derechos Humanos: www.youtube.com/derechoshumanospba (21-10-22).