El gran ejemplo de Ana Lía
«Ana comenzó con sus compañeros en 2015, con el primer profesorado de Educación Secundaria que abrió el instituto, con una trayectoria de trabajo que había cerrado hacía poco con su jubilación. Desde ese momento hasta la semana pasada en que se recibió le pasaron cosas muy fuertes: la salud de la familia, el cambio de plan de estudio, su propia salud muy comprometida.
«Pero nunca bajó los brazos. O, si lo hizo, no dejó de volver a levantarlos. Volvió a estudiar, volvió a hablar, volvió a caminar. Y rindió su último final, siendo la cuarta de su cohorte en graduarse.
«Es un orgullo para cada uno de nosotros, como instituto, haber sido parte de ese logro, de este sueño cumplido de una mujer que podría haberse dedicado a sus nietos, a su retiro, a los logros cotidianos; pero quiso encarar un desafío más grande. Y la vida lo hizo enorme, pero no mayor que las fuerzas de Ana.
«Y compartimos con un nudo de emociones en la garganta este logro, pero el mérito es de ella que siendo alumna nos enseñó que el éxito no es una línea recta sino un camino con curvas, puentes y a veces con embotellamientos y paradas. Y que el recorrido sigue siempre que haya ganas de encararlo, que no hay metas finales y que cada estación que se pasa es una conquista pero quedan más estaciones adelante.
«¡FELICITACIONES ANA! Y ojalá sigamos encontrándonos en tu camino hacia los próximos anhelos que elijas como destino». (Facebook del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica 62 de nuestra ciudad). (14-08-22).