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Waiheke, el club en el que juegan dos dorreguenses y es sensación en Nueva Zelanda

En Nueva Zelanda hay un club con bases argentinas que es sensación porque acaba de ascender a la NRFL Premier, la máxima división del fútbol del norte de ese país. Waiheke United AFC es una entidad que se fundó en 1987 y está ubicada en la isla homónima, a pocos minutos de Auckland, la capital. Hasta 2013 tuvo un andar intrascendente por el fútbol regional, pero todo cambió a fines de aquel año, cuando un argentino arribó al lugar y se sumó al equipo. A partir de ahí, otros compatriotas fueron llegando a la institución que cosechó seis ascensos consecutivos en cuatro años. En este 2021, tras el parate por la pandemia, hizo historia: se coronó campeón y aseguró un lugar para competir en la categoría más importante de la región. Allí militan los dorreguenses Ramón Lindner y Lautaro Latorre.

El autor intelectual de esta historia se llama Facundo Calvo, quien arribó al continente oceánico a fines de 2013. Fue el primer argentino en ponerse la camiseta del Waiheke desde su creación y también el culpable de lo que vendría después. Calvo comenzó a reclutar jugadores entre los tantos argentinos y latinoamericanos que llegaban a la paradisiaca isla para vacacionar o en busca de nuevas oportunidades.

“Soy de Olivos, pero en 2013 emprendimos con mi novia un viaje para Nueva Zelanda. Yo tenía muchas ganas de jugar al fútbol y probarme para saber hasta dónde podía llegar. Así fue como, gracias a la insistencia de mi amigo (Calvo), decidí sumarme. En ese momento era bastante amateur, se jugaba por diversión. Luego pasaron los años, el club se fue transformando y evolucionando de menor a mayor, por lo que empezaron a venir cada vez más latinos que se enteraban de lo que estábamos logrando”, cuenta Alan Llunes, un argentino que vive en Nueva Zelanda y reparte su tiempo entre ganarse la vida como cocinero y ser el capitán del equipo.

El fútbol neozelandés se divide en tres regiones: norte, centro y sur. A su vez, cada una cuenta con distintas divisiones. En la categoría más alta del norte, de la que ahora podrá formar parte el conjunto de los argentinos, participa, entre otros clubes, el histórico Auckland City, rival de San Lorenzo en la semifinal del Mundial de Clubes 2014. Por encima de estas tres ligas amateurs que se disputan durante el invierno, se encuentra la New Zealand Football Championship (NZFC), una competencia semiprofesional que es la principal liga del país y que tiene un formato cerrado ya que no hay ascensos ni descensos. Hasta 2016 era exclusiva para franquicias, pero luego se abrió a los clubes. El Auckland es uno de los 10 conjuntos que la juega y ganarla da el boleto a la Champions League de Oceanía.

Por lo tanto, a partir de ahora la institución isleña rozará la élite. El mérito es doble ya que ninguno se dedica exclusivamente al fútbol. “El club es especial porque todo lo hacemos a pulmón, no hay plata de por medio y eso nos diferencia del resto. Cada uno tiene un empleo paralelo. Algunos trabajan en la construcción, otros en los viñedos y hay quienes son pintores”, detalla Llunes, quien juega como marcador central y de adolescente llegó a probarse en River.

Desde su despegue hace ya ocho años, Waiheke ha captado la atención en Nueva Zelanda por sus particulares características: es un club con rasgos latinos enclavado en un país en el que el fútbol está lejos de ser un deporte popular. “Actualmente tenemos entre 40 y 45 latinoamericanos. La mayoría somos argentinos, pero también hay algunos uruguayos y chilenos. Los integrantes de los dos planteles -Primera y Reserva- son viajeros que generalmente viven acá un año con la Working Holiday Visa y después se van. Esta isla es muy bonita y viene mucha gente de veraneo, entonces los que se quedan en el invierno juegan en Waiheke”, resume Llunes.

Un claro ejemplo de esto es Axel Gómez, otro de los compatriotas que forma parte del equipo. Luego de recibirse decidió dejar la Argentina para tener la experiencia de vivir en otro país. Aunque su arribo a la isla no fue planeado. “Luego de llegar a Auckland, un día estaba caminando por el puerto y encontré un ferry que hacía el recorrido hasta Waiheke. Ahí recordé que había escuchado una vez que allí había muchos argentinos, entonces quise ir. En cuanto al club, lo conocía por una nota que había visto en su momento y cuando arribé lo primero que hice fue preguntar cuándo entrenaban para sumarme”, resume.

Sin embargo, lo que más sorprende a los locales no son los logros deportivos que obtuvo la institución, sino lo que sucede a su alrededor. Es que el club de la pequeña isla de 8 mil habitantes y 92 kilómetros cuadrados tiene una hinchada en la que predomina el color y la fiesta que denota el origen de la mayoría de sus futbolistas.

Bengalas de colores, el sonido de los bombos acompañado por los cánticos, camisetas de Boca, River o la Selección Argentina y hasta banderas en honor a Maradona, son algunas de las postales que se repiten de La Banda del Pipazo, el nombre con el que se autodenomina el centenar de simpatizantes que sigue al equipo a cada cancha. “Cada vez que jugamos de visitante, los clubes se encargan de hacer convocatorias especiales para no ser menos que nuestra hinchada. Además de seguirnos a todos lados, todos los jueves, luego del último entrenamiento semanal, nos organizan una comida que compartimos juntos y se recolecta plata para la fiesta de los sábados”, reconoce Llunes.

Al igual de lo que muchos pueden pensar sobre el fútbol neozelandés, Llunes, quien es uno de los que más años lleva en el plantel, también arribó con escepticismo sobre el nivel. “Al principio quizás lo menospreciaba un poco, pero a medida que fuimos subiendo de categoría, encontrás que ellos tienen un buen nivel, aunque con un estilo muy distinto al nuestro. Quizás no es un juego vistoso, pero tienen un buen desarrollo de su idea. Son ordenados y a veces cuesta abrir el marcador”, señala.

A partir del 2022, el Waiheke, que la última temporada se consagró con 34 unidades, producto de once victorias, cuatro derrotas y un empate, tendrá el desafío más importante en sus más de 30 años de vida y, si bien será difícil, en el club sueñan con dar el gran salto. “Lo más satisfactorio sería poder mantenernos en la máxima división para incorporar sponsors que nos ayuden a crecer. Después, cuando nos ponemos la camiseta aspiramos a todo: terminar entre los primeros cuatro, llegar a jugar el torneo nacional e intentar ganarlo para clasificar a la Champions de Oceanía. Parece lejano, pero está al alcance de la mano. La pandemia nos favoreció porque a diferencia de otros años, muchos chicos que estaban de paso por Nueva Zelanda decidieron quedarse y hace tiempo que venimos jugando juntos”, se entusiasma Llunes. De seguro que al Waiheke no le faltará el aliento argentino en su camino por concretar una ilusión. (TyC Sports). (17-10-21).

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