LA DORREGO

Macrismo en fuga: Pepín, en la soledad del despoder

a táctica del perseguido del operador sobrevalorado. Cristóbal-De Souza-Servini-Marijuan, eje del mal. Les amigues que ya no están. La sentencia del Loro.

Por Diego Genoud / Nota publicada en Letra P

Así como se lo vio en televisión -nervioso, atemorizado, por momentos perdido-, se muestra por estas horas en las conversaciones privadas que mantiene con periodistas. También, con las figuras de Juntos por el Cambio que, todavía, le atienden el teléfono. Fabian “Pepin” Rodriguez Simón dice que tiene miedo, se declara perseguido por un poder kirchnerista que busca venganza a partir de la alianza de Alberto Fernández con Cristóbal López y transmite su convicción de que quieren meterlo preso. De 62 años, el abogado corporativo que egresó del colegio Champagnat y se graduó en la Facultad de Derecho de la UBA apeló a las figuras jurídicas que utilizaban las víctimas de la última dictadura militar, pidió asilo político en Uruguay y hasta presentó dos habeas corpus.

Íntimo amigo del presidente de la Corte Carlos Rosenkrantz desde hace más de tres décadas, Rodríguez Simón es un cuerpo extraño en el mundo de la política: se incorporó a las filas del PRO gracias a su relación con el jefe de asesores de Mauricio Macri, José Torello, y acumuló un poder envidiable que hizo valer hasta donde pudo, pero nunca terminó de ser digerido por una parte de sus socios políticos. Se nota ahora, cuando sobran los dedos de una mano para contar quién se solidariza con el operador que se presenta en Twitter como “Pericles” y fue, durante casi todo el período 2015-2019, uno de los grandes aliados de Elisa Carrió. Por eso, en la oposición hay quienes especulan con una conversación entre la jefa de la Coalición Cívica y el expresidente que derivó en un pronunciamiento público de los dos en busca de no dejar tan expuesta la soledad de Pepín.

Rodríguez Simón dice estar en Montevideo y habrá que creer o reventar porque, que se sepa, en el juzgado de María Romilda Servini no informó cuál es su domicilio.

De larga relación con el Grupo Clarín y electo diputado por el Parlasur, Pepín se presenta como víctima del gobierno de Fernández y Fernández y señala, como parte de la confabulación para meterlo preso, a un grupo de figuras destacadas que orbitan en torno a los intereses de Fabian De Sousa y Cristóbal López, los dueños del Grupo Indalo, que estuvieron presos 22 meses durante el gobierno de Cambiemos bajo el cargo de defraudación a la administración pública.

Prueba de su dificultad para penetrar en Comodoro Py durante su tiempo de auge, Pepín considera que Servini y Guillermo Marijuan son arietes de esos empresarios, que llegaron a lo más alto durante el ciclo kirchnerista. Sin embargo, la jueza y el fiscal custodian sus propios intereses y soplan para donde va el viento, como lo hicieron cuando jugaron fuerte a favor de la aventura de Macri en el poder.

Más ligados al peronismo no kirchnerista, a los servicios de inteligencia y a ciertos medios de comunicación, Servini y Marijuan tienen diálogo con otras figuras del PRO que rechazan el comportamiento del abogado. No sólo Daniel Angelici, alto carrilero de Comodoro Py que exhibe terminales entre los espías criollos; también, el espacio de las palomas amarillas en el que militan Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli y María Eugenia Vidal. Además, a Servini la une con Carrió una larga relación.

Desangelado

En un acto que evidenció su desesperación, el asesor distinguido de Macri en los días del fundador del PRO como presidente apareció en el programa Odisea Argentina el lunes por la noche y abonó la tesis que difunde desde hace tiempo Ricardo Lorenzetti, uno de sus enemigos históricos: al expoderoso Pepín le falta calle. Al día siguiente, la rencorosa Servini lo declaró en rebeldía en la causa por una presunta asociación ilícita y extorsiones contra los dueños del Grupo Indalo, pidió su captura internacional y decretó la inhibición general de todos sus bienes y el congelamiento de sus cuentas bancarias. Como respuesta, el egresado del Champagnat se presentó ante la justicia uruguaya para anticiparse a Interpol y solicitar que se resuelva cuanto antes su pedido de asilo.

Es cierto que De Sousa afirma desde hace tiempo que quienes lo llevaron a la cárcel van a terminar en la cárcel y que, durante su tiempo de reclusión, él y su socio afianzaron su relación con el ahora Presidente. Sin embargo, en el juzgado de Servini aseguran que se había citado a indagatoria a Rodríguez Simón y que no había ningún indicio de que fuera a ser detenido. El aspirante a refugiado no hizo lo que marca la lógica y no presentó su pedido de eximición de prisión, sino que pidió asilo político en el país en el que vive desde el 8 de diciembre pasado. ¿Por qué lo hizo? Sus amigos argumentan que no es penalista y desconoce procedimientos básicos en una situación que le resulta tan nueva como ingrata. Sus detractores, que no son sólo oficialistas, apuntan en otro sentido: dicen que la reacción de Pepín confirma que con Macri llegó mucho más allá de lo que debería haber llegado y que ejerció el poder como si fuera eterno, signo de que no conoce las reglas básicas de la política.

El delator

En las filas del PRO, no cayó bien la movida desde Uruguay, un error político que actualiza el recuerdo del festival de prisiones preventivas que -en el apogeo de Pepín- llevó a la cárcel a un pabellón entero de funcionarios y empresarios ligados al cristinismo. De espaldas a la polarización, en el corredor que une a la dirigencia macrista con figuras destacadas del Frente de Todos, parece haber coincidencia en tres puntos: ejercer la función pública implica costos, hay que presentarse ante la Justicia y la prisión preventiva no puede dictarse salvo en casos absolutamente excepcionales. En ese esquema, la sobrerreacción de Pepín lo delata primero a él y expone después a sus compañeros de causa, entre los que figuran el propio Macri, Torello, el ex-AFIP Alberto Abad, el exvicejefe de Gabinete Mario Quintana y el exministro de Transporte Guillermo Dietrich.

Subido a la ola amarilla, Pepín siempre jugó fuerte y muy rápido hizo mérito para distinguirse en la mesa judicial que hasta la propia Carrió reconoció en TN en febrero pasado. Más ligada a Larreta que a Macri después de la experiencia traumática del expresidente en el poder, la jefa de la CC salió a despegarse de su antiguo socio un poco más en abril pasado, cuando afirmó en América TV que “nunca” compartió “la forma de hacer política” de Pepín.

Rodríguez Simón no solo carga en su CV con la denuncia de López y De Sousa. Fue el cerebro de grandes creaciones, como la propuesta de nombrar a dos jueces de la Corte por decreto, fue el gran impulsor de la candidatura de Rosenkrantz como presidente del máximo tribunal y hasta sugirió, en las jornadas tensas del debate por la reforma previsional, que Macri tenía que aprobar los cambios por decreto. Para algunos, una mente brillante; para otros, un aventurero irresponsable. Desangelado tras la derrota de Macri en diciembre de 2019, hizo un giro de 180 grados y cambió más rápido que nadie. Interrumpió el voluntariado en el PRO, se alejó de los primeros planos y hasta tuvo cortocircuitos con el propio Macri. En el poder, el más osado; en la intemperie, el más temeroso.

En la familia del PRO, ahora buscan desheredarlo. Sin embargo, para Macri fue importante. Su tándem con Torello contaba con el antecedente del trabajo conjunto para el Estudio Llerena y Asociados, uno de los principales de un mundillo tan selecto como restringido. Ese bufete le permitió a Pepín acercarse al Grupo Clarín y hasta escribir un libro en defensa del holding durante el debate por la ley de medios. El incunable de Pepín es considerado por Lorenzetti una prueba irrefutable de su filiación principal; el rafaelino solía decírselo al propio Macri en sus conversaciones privadas. En el Estudio Llerena, Rodríguez Simón tenía como misión llevar adelante las demandas en el Fuero Civil y Comercial, pero quienes lo recuerdan de esa época aseguran que era el abogado que más sabía sobre sistema financiero y las sociedades offshore. Dueño de un considerable poder económico y una limitada capacidad política, entre los abogados que militan en el peronismo consideran que su relevancia jurídica es “casi nula”. Por alguna razón, Torello lo convocaba cada 15 días a las reuniones a las que también asistía Juan Bautista Mahiques en nombre de Angelici. En esas tertulias, la mayoría consideraba a Rodríguez Simón el vocero de Carrió. (23-05-21)

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba