Política

Se cumplen 97 años del nacimiento de Pedro Iribarne

Hoy cumpliría 97 años Pedro H. Iribarne, fundador y alma mater de la Peña Nativista de Coronel Dorrego. Su impronta en la construcción del tradicionalismo surero es fundamental en la historia de nuestro pago. Su encomiable lucha por la verdadera utopía Pampa es reconocida en todo el país.

En la historia de la instituciones suele decirse que no importa lo nombres sino el legado que esos hombres dejaron durante las horas y los días que con su impronta le dieron sello definitivo a una identidad institucional. En nuestro caso, con respecto a los hombres, sus nombres y sus obras hemos tratado de ser minuciosos y ganarla la pulseada al olvido.

La figura de Pedro Horacio Iribarne recobra, como no debía ser de otra manera, su inmensa estatura. Nosotros sí que reconocemos en un hombre la idea original, la acción permanente, la lucha constante, el enfrentar a los molinos de viento, la construcción de una utopía y, como el solía decir, “esta obsesión indeclinable”.

Hay una historia que las jóvenes generaciones deben conocer: Ese “Vasco” venido de General Madariaga a fines de los años 30´, se afincó en este pago y buscó en el fondo de esta tierra la raíz más profunda de la identidad surera. Fue un dirigente de excepción, iniciado en el Club A. Independiente donde también dejó una huella que ningún temporal pudo borrar. A mediados de los 50´, con un grupo de amigos, de esos que se conocen en las horas del trabajo y se prolongan en las cosas más profundas de la vida en las noches de bohemia, con la estructura previa de “El Palenque” (noches de peña en el viejo Club Independiente), fundan la Peña Nativista de Coronel Dorrego.

Y ahí comenzó una rica historia que lo tiene como protagonista fundamental hasta noviembre de 1976 y cuyo legado es el reaseguro de mantener viva la idea original de la existencia de un tradicionalismo surero. Nunca fueron fáciles los tiempos de Pedro Iribarne. Bien pronto pasado los ´60 el denominado “boom del folklore” quedó reducido al “carnaval” de los Festivales cuando, aquí en este sur, de la mano de ese “tozudo” vasco la Fiesta de la Tradición abrevaba en Fiesta de las Llanuras para darle más identidad.

No solo este sur era la manifestación pura de un regionalismo, también los cuatro puntos cardinales de la patria, el hermanamiento con pagos sudamericanos que reconocían una misma raíz y el mismo respeto por lo verdaderamente auténtico, tuvieron la mejor recepción en cada octubre en Dorrego.

Alguna vez al trazar un balance de aquellos primeros años, Iribarne sentenciaba que “un aire renovador se daba en forma de brisa, a todo el ámbito nacional y en Dorrego una juventud pensante dejó el corrillo de los resentimientos para producir, en engendro, un movimiento de restauración nacionalista que pensaron debía comenzar por las raíces mismas”.

Casi, anticipándose, a ese fin de noviembre de 1976, escribió para la edición 17ma: “El juicio estará a cargo del pueblo surero y sin duda que nos sometemos a ese veredicto. La Peña solo reafirma su clásica posición, cual esa la de ser dorreguera y hacer – lo que puede, desde luego – por Dorrego y su objetivo, que puede o no ser compartido, pero que no hay duda hace mucho no sabe de indiferentes”.
Ese era Pedro Iribarne, el hombre que hasta dejó elegido su epitafio:

“Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro en el cielo,
no hago nido en este suelo
donde hay tanto que sufrir
y naides mes ha de seguir
cuando yo remonte vuelo”.

Fabián Barda

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