Romance de Nico y la pelota
ASÍ, COMO LA QUISO ANTES. ASÍ, COMO LA QUIERE AHORA… AQUELLA ENCENDIDA PASIÓN DE LOS PRIMEROS AÑOS… ESTE EQUILIBRADO AFECTO DEL ÚLTIMO TIEMPO… Y LA CONSECUENCIA DE NICOLÁS SOSA, ESTE GRAN ZAGUERO O VOLANTE DE AHORA, DE ESTA SOBRIA MADUREZ Y DE ESTA JERARQUÍA ESPIRITUAL QUE SE VIGORIZÓ A LO LARGO DEL TORNEO.
NOTA ESCRITA POR MANUEL MENDIONDO
EN EL SEMANARIO ECOS DE MI CIUDAD
Que cuándo LA conocí…? Y…, de toda la vida… Desde que me conozco… Porque…, pregúntele al viejo o a mis hermanos. Desde los primeros años de purrete a mi no me tiraron ni los sonajeros, ni los autitos de carrera, ni las cornetas, ni los soldaditos de plomo… ¿Cómo dicen los psiquiatras? ¿Que hay que tener cuidado con los traumas de la infancia…? Y bueno… Entonces ahora me explico porqué ando más o menos bien en la vida, porqué siento siempre ganas de reír, porqué me gustan los amigos y la necesidad de jugarme siempre por algo que vale la pena… Porque ELLA fue mi gran obstinación, porque ELLA fue mi primer gran amor… Y ELLA se me dio entera desde el primer momento, así como yo me entregué a ELLA… Y así fuimos creciendo juntos. Así nos fuimos juntando en la complicidad de la primera travesura. En la bronca del primer capricho. En la pureza del primer afecto…
¿Dónde está Nicolás? Y Nicolás estaba con ELLA… Gateando en cualquier rincón de la casa… De aquella linda casa de Mar del Plata siempre alegre, siempre concurrida… Después llegó la edad del guardapolvo blanco, de los libros, los cuadernos… Y nos fuimos separando un cacho… Me vi en la necesidad de olvidarla un cacho en algún rincón… Pero, apenas por unas pocas horas, con toda la pena mía… Y con toda la pena de ELLA… Pero, después, después el reencuentro… Después otra vez a estar juntos, más juntos que antes, apurando todas las horas libres, apurando alegres esas horas que eran mías y de ELLA, que eran nada más que nuestras… ¿Dónde está el Nicolás? El Nicolás ya tiró al diablo los libros y los cuadernos… El Nicolás anda por el patio con ELLA, ¿con quién va a estar?
Así llegó la primera adolescencia… Cuando ya los juegos van quedando un poco lejos… Cuando ya los primeros arrestos del hombre van despertando adentro… Cuando ya se empieza a sentir la vida de otra manera… Cuando empieza el tiempo de los amigos, cuando empieza la atracción de la calle, del baldío… Cuando ya se inaugura esa competencia entre el vivo y el otario. Cuando los pibes se juegan en ese torneo de la habilidad que va fabricando la fama de los que “la pisan” y los que “le dan de punta”… Y entonces ya entré a darme dique con ELLA… La llevaba conmigo para darle pifia a los más giles, como el bailarín que gana en la milonga con la compañera exclusiva que responde a todas las exigencias del propietario… ¿Mi ídolo? Era Juan Román… Ya por entonces me llegaban los rumores de toda la leyenda. Y cuando Boca llegaba a Mar del Plata en los torneos de verano, todavía muy mocoso, estaba en primera fila con toda la barra para verlo… Quería aprender, quería descubrir todo el arte de Juan Román para conquistarla, toda la habilidad de Juan Román para que ella se sometiera y se entregara a la exigencia de ese botín que sabía buscarle el alma… Así, como Juan Román, yo quería ser el único propietario. Yo quería ser el dueño de ELLA. Por eso me dolía compartirla. Por eso no quería dividir su afecto con nadie. La llevaba al baldío, la llevaba conmigo por todo el campo de deportes donde están el Polideportivo y el José María Minella… pero la quería siempre para mí solo…, ¿se da cuenta… En mi amor la quería sentir mía en el placer de una pisada, en la voluptuosidad de un fuelle, en la sensualidad del amase, en la complicidad burlona de un caño… Quería descubrirle cada día un nuevo misterio, deleitarme con un nuevo coqueteo. Apurar cada vez más el juego, como el amante que exige un nuevo tributo, un nuevo deleite… Por eso no la abandonaba nunca…
¿Darle de punta? No… ¿Sacarla lejos y al bardo? Menos… ¿Dársela a un gil para que la lastimara? Nunca… Y en mi amor hasta llegué a pensar que ELLA sólo quería estar conmigo… Que era conmigo con quien mejor se sentía, que era conmigo donde encontraba todo el gran afecto, todo el gran homenaje de esa entrega que ya venía desde aquellos primeros años de purrete… Que me prefería a mí antes que a cualquiera, a mí antes que a cualquiera de todos los que pretendían compartirla. Por eso no la largaba. Por eso me quedaba con ELLA prolongando el amase, por eso quería quedarme a solas con ELLA dilatando la pisada, durmiéndola en un fuelle, adormeciéndola en un empeine…
Para mí el fútbol era nada más que ELLA y yo. ¿Que me importaba a mí el partido? ¿Qué me importaba a mí el resultado? ¿para qué quería yo prestársela a los otros…? Entonces para mi el fútbol era nada más que la alegría de estar con ELLA, era nada más que el placer de estar con ELLA… ¿se da cuenta? Mi única ambición era que nunca se separara de mí, mantenerla a mi lado con todo eso que había aprendido de Juan Román… Por eso cuando una tarde cuando dejé mi San José para llevarme a San Martín, se lo dije a la familia y a los chicos de formativas… y se lo dije a ELLA… ¿Cómo no se lo iba a decir? Casi llorando le dije que hiciera las valijas para piantarnos juntos… Que la iba a llevar a Dorrego, que la iba a mostrar a todos los dorreguenses, que la iba a diquear allá donde estaban todas las figuras de esta liga… Nos íbamos los dos en la gran aventura… Nos íbamos a ir los dos solos… ¿Cuantos años tenía yo? Veinticuatro… ¿ELLA? Todos los años de la vida. Todos. Pero en esos veinticuatro años había sido mía. Exclusivamente mía… Ya se habían ido algunos para siempre. Y dejé con pena aquella linda casa de Mar del Plata… Aquella casa siempre llena de amigos, con aquellas Navidades de mesa larga. Y así seguí con ELLA. Así seguimos juntos con lo poco que trajimos de allá. Nada más que con los sueños… Apenas con la pobreza de nuestros pobres sueños… La sede del club que hoy me cobija… A veces con unos pocos pesos. A veces con nada… Y me aguantó. Fue siempre noble conmigo. Fue siempre buena amiga, aun en aquellas épocas tan fuleras de mi vida… ¿Qué le daba yo, al cabo? Siempre lo mismo. Lo mismo que le había dado desde pibe… Las ganas de tenerla conmigo. El amase y la pisada. El fuelle y el caño. La preocupación de no lastimarla. Las ganas de quererla para mi solo. El imposible de quererla para mi solo. Como el único trompa. Como el único amante… Y ella nació para otro destino… Nació para ser de todos. Para ser la generosa amante de todos… Para ser la compañera de todos los pibes del mundo. Para estar en el sueño de todos los pibes del mundo…
Ahora sí que aprendí a quererla… Aprendí a quererla hace un par de años. Cuando me di cuenta de que ELLA no podía ser nada más que para mí solo… ¿Cómo? Porque me lo dijo ELLA misma. ELLA misma me lo confesó en uno de esos “amases” largos, en una de esas pisadas prolongadas… “No, Nicolas… Yo siempre te voy a querer… Pero yo no soy para vos solo… Nací para repartirme, ¿me entendés? Nací para ser la muchacha de todos… Para darme con todos… Para que todos me sientan un cacho de cada uno… Nací para ser la querida de todos… Porque así es este juego… Porque así es mi destino… Me lastima decírtelo, pero tenés que aprender a compartirme… Yo no estuve con vos sólo cuando vos eras pibe… Estuve siempre con todos los pibes que me quisieron, como todos los pibes que me buscaron como el único juguete del tiempo lindo… Y te quise igual que a todos… Sí, igual que a todos… Es mi destino, ¿me entendés? Todos los pibes creen que YO soy nada más que para uno… Pero soy de todos, Nicolás… Soy de todos… Así es mi destino, así es este juego… Quereme, seguime queriendo, pero así, así como soy, como fui toda la vida… Desde el primer pibe del mundo me eligió como la primera compañera de todos sus días, de todas sus horas… Este juego es así, Nicolás… No soy para vos solo…”.
Por eso le digo que ahora aprendí a quererla… ¿Usted me dirá que los años…? Sí. Tal vez los años… Se calma la pasíon, se suaviza el metejón, se ve la vida de otra manera… Aunque usted no crea que yo sea ya un viejo… Si apenas tengo veinticinco… Pero, veinticinco al lado de ELLA, ¿se da cuenta? Veinticinco años siempre cerca de ella… Aprendiendo todo lo que los otros le dejaron… Toda la VIDA que los otros amantes le dejaron en el alma… Todo lo que los otros amantes le dejaron en el cuerpo… Por eso le digo que ahora, recién ahora, hace poco más de dos años, que recién aprendí a quererla, que recién aprendí a compartirla… A quererla de a ratos… A admitir que se vaya por un rato… Al cabo, todo me lo enseño ELLA… Todo me lo dio ELLA… Los mejores años de mi infancia… Los mejores amores de mi adolescencia… Los mejores momentos de mi juventud… Ahora que aprendí a quererla, ahora que ELLA MISMA me enseñó a quererla la siento más todavía… La siento más entera, más mía, ¿se da cuenta? “TOCAME, NICO; TOCAME… TOCAME NADA MAS QUE ASI SERA SIEMPRE MI DESTINO… ASI, LO MISMO VOY A SEGUIR SIENDO TUYA… NO ME CORRAS, NICO, NO ME PERSIGAS POR TODA LA CANCHA… TENES QUE ADMITIR EL JUEGO, TENES QUE APRENDER EL JUEGO…” Así la oigo en la cancha, así es el chamuyo que me bate ahora… “Corte la cancha, Nico… No le tenga celos al que me tiene… Tóqueme, Nico… Tóqueme y vaya a buscarme que yo lo espero. Que yo lo voy a esperar siempre… Lo de ANTES ya está terminado… Antes usted era un mocoso irresponsable que me quería los noventa minutos, que me quería para usted solo… Ahora, a los veinticinco años aprendió el juego, llegó a comprender que yo no podía ser para usted solo… ¿Que lo voy a querer? Ni lo dude, Nico… Ni lo dude… ¿Sabe cuál es mi destino? Darme a todos… Y sentirme feliz con la fortuna de toda, de todos los que, como usted, me quisieron en los primeros años de la juventud, de los que me siguen queriendo para toda la vida… Además, usted es un gran tipo que siempre sintió la necesidad de jugarse por algo, que todos los días me da un motivo más para sentirme orgullosa de usted… Porque usted, Nico, sabe que YO soy de todos y todos me cuentan algo… Y si me hace sentir orgullosa porque ahora usted llegó a ser UN GRAN VOLANTE, CON MANEJO, CON ESPÍRITU, más me hace feliz el saber que usted es gran amigo, que tiene muchos amigos… ¡Cuántas veces se lo dije…! Usted, Nico, necesitaba olvidarse un cacho de mí… Aprender que en la cancha yo soy un poco de todos… El tiempo enseña… Si, aunque sea fulero, aunque junte años, el tiempo enseña… Se calman las fieras, se sosiegan los berretines… Así, como ahora, Nico, como el mejor momento de su vida, como ahora, en que la vida le enseñó a quererme. Así como soy, como lo fui siempre para todos…”
Este es el ROMANCE DE NICO Y LA PELOTA… Esta es la trayectoria de un jugador… Que fue pibe alguna vez, como lo fuimos todos… Que, como muchos, se enamoró de LA PELOTA en la primera adolescencia… Que, como muchos, llegó a pensar en que ELLA sólo podía ser de EL solo… Y por eso la quiso para EL entera… La quiso con todas las exigencias del juego. En el amase, en la pisada, en el caño y en el lujo… Ahora el mismo NICO me dijo cómo aprendió a quererla… Me lo dijo todos los domingos en esa sobriedad para comprenderla… En esa sencillez para homenajearla…
Me lo dijo, mano a mano, hace un par de noches en una de las mesas de la sede en San Martín… Me lo dijo con otro lenguaje, con otras palabras… Me habló de la madurez que llega, de los años que pasan, de esa serenidad que sólo trae el tiempo, de esa sencillez que sólo trae la experiencia… Me habló de ese gran socio que es uno de sus hermanos, me habló del gran grupo de San Martín que fabricaron Grouleff y Banegas, de Gaston Cansina, de Izzi, de Flores, de Escobar, de todos los que ya se fueron, de los nuevos que llegaron… Me habló de su gran metejón con ELLA, que al cabo fue la que le dio todo lo que ES en la vida… Hasta para despertarle esa necesidad de jugarse siempre por algo, como ahora con su novia Amparo… ELLA, nadie más que ELLA fue la que le enseñó todo, ELLA que tiene un poco de todos, que tiene TODO de TODOS los que llegaron a quererla… “Antes la quería tener siempre yo –dice Nico–. La manoseaba, le ponía la suela, la corría por toda la cancha… Me desesperaba y me fundía sin ningún beneficio ni para mí ni para el equipo… Ahora hasta hice un par de goles y apenas si llego al área…”.
Aunque estoy seguro de que se siguen queriendo igual o más que antes…