David Rodríguez, arquero de SUPA: “Algunos no me creen que jugué con Lautaro Martínez”

NOTA ESCRITA POR SERGIO DANIEL PEYSEÉ EN NOTICIAS MONTE HERMOSO

“Cuando veo que le va tan bien me invade la nostalgia y me acuerdo de la calentura que se agarró el día que perdimos la final del sub 17 en San Juan. El era un año más chico que los que componíamos aquel plantel, todos categoría ’96, pero él ya tenía alma de crack y lo demostró en ese torneo Nacional”.

Mientras repasa fotos que guarda como un tesoro, David Rodríguez, arquero del SUPA en la Liga de Coronel Dorrego, describe con orgullo como fue compartir equipo con Lautaro Martínez, al que definió como “un referente con una mentalidad ganadora impresionante”.

El golero formado en Olimpo y con pasó por Villa Mitre y Bella Vista (atajó en un certamen regional) fue parte de aquel combinado de la Liga del Sur que se quedó con el segundo puesto en suelo cuyano, campeonato donde el “Toro” del Inter y de la Selección, que la venía rompiendo en las menores de Liniers, convirtió 13 goles en la misma cantidad de partidos disputados.

“Es un ‘fuera de serie’, un goleador nato que fue tocado por la varita mágica de los mejores, un jugador con una mentalidad ganadora avasallante”, lo graficó el 1 del “Rosa”, entrenando a full con un plantel de casi 30 jugadores cuyo fin es mejorar la campaña para el segundo torneo del fútbol dorreguense, que se pone en marcha este domingo.

Sobran los elogios al momento de hacer referencia al máximo artillero de la Scaloneta, campeón mundial, bicampeón de América y orgullo bahiense.

“En aquel certamen nacional, donde fuimos superando etapas hasta llegar a la fase decisiva en San Juan, Lautaro fue nuestra bandera, el gran capitán, una responsabilidad que nunca le pesó pese a ser más chico que el resto de sus compañeros”, declaró el “barbudo” y centrado guardameta.

“Como equipo nos llenaba de orgullo, y hoy, verlo a donde llegó, es una satisfacción enorme, te diría indescriptible. Más allá de que en ese momento nadie imaginaba lo que iba a venir, con su personalidad y su forma de ser empezó a construir un camino del que nunca se apartó porque sabía que era el correcto. Salió campeón a todo, y lo que le falta todavía, recién tiene 26 años…”, idealizó “Deivid”.

“Siempre digo lo mismo: gracias a Dios compartí equipo con él, y me pone muy feliz ver donde está, a lo que llegó”, indicó antes de que se le escape una risa picarona.

– ¿Qué pasó?

– Es que algunos no me creen cuando digo que jugué con Lautaro Martínez, solo los muy allegados saben que no miento… (risas). A veces, cuando comento que compartí equipo con Lauti, me “matan” con un “deja de bolasear, mirá donde llegó él y mirá donde estás vos”. Para el que duda, tengo fotos y recortes de diarios guardados, je, je.

– Desde del arco, ¿cómo lo veías a Lautaro?

– Te voy a comentar algo que no sé si muchos lo saben: Lautaro no jugaba de referente de área, lo hacía más retrasado, como media punta, el 9 era Gastón Santillán. Y en Liniers era más un extremo que un centrodelantero, al menos en ese momento, cuando tenía 15 años, que fue cuando lo conocí. Igual era un jugador potente y un asesino del gol; desde el arco admiraba su presencia y su determinación para ir al frente y no querer perder a nada.

“Tenía el arco entre ceja y ceja, además de un carácter que se hacía notar. Ese sub 17 no era un plantel largo, pero viajábamos muchísimo y nos fortalecimos como grupo. Lautaro nos dio un plus en lo futbolístico, aunque nos complementábamos entre todos”.

– Todos para uno y uno para todos.

– Tal cual. Lautaro nos daba tranquilidad, es como que sabíamos que en algún momento un gol iba a meter. No se notaba que era un año más chico, ni dentro ni fuera de la cancha. El fue siempre serio y disciplinado, tenía muy en claro lo que quería y era ascendente en el grupo. La pasábamos bárbaro y la buena convivencia fue fundamental para llegar a donde llegamos.

“A Lautaro, como a todos nosotros, le encantaba representar a su ciudad, estaba predispuesto para entrenar y jugar, donde sea, no le importaba si la cancha era de tierra o tenía piedras. Así era él”.

– ¿Cómo reaccionó después de perder la final en San Juan?

– Uhhh… se enojó, revoleó los botines y no quería saber nada con la medalla del segundo puesto. Era (y es) muy competitivo, no le gustaba perder a nada, y eso es lo que contagiaba en el equipo. En la final, él empató el partido (2-2) para ir a los penales. Estuvimos a nada de quedarnos con el título, hubiese sido el mejor premio para jugadores que después llegaron al fútbol grande de Primera división.

– Para mi Lautaro no tiene techo, ¿para vos?

– Tampoco. Se sigue superando día a día, cuando lo criticaron se repuso a fuerza de goles y buenos rendimientos y siempre fue un delantero audaz, inteligente y con exacto sentido de la ubicación. No por nada está donde está.

Con la obligación de mejorar
La campaña del SUPA (Sindicato Unido Portuarios Argentinos) en el primer torneo de la Liga de Coronel Dorrego no fue buena: 11 puntos en 16 presentaciones, producto de 3 éxitos, 2 empates y 11 derrotas. Culminó 7º en la primera rueda y 8º en la segunda, no pudiendo cumplir con las expectativas que se generaron más allá de que era su debut en el exigente nivel del fútbol dorreguense.

“Tuvimos actuaciones buenas y otras no tanto, pero sumamos poco, es cierto. Pese a que en la última parte de la competencia mostramos otra imagen como equipo, pagamos el derecho de piso en una Liga complicada y de alto nivel. A eso agregale que fuimos visitantes en todos los partidos”, se sinceró David.

Y se esperanzó: “Ojalá venga Lautaro como refuerzo para el torneo que viene, al menos que nos de cinco minutos, ja, ja”.

“Estamos comprometidos con el proyecto del SUPA. La Comisión Directiva hace un gran esfuerzo para tener un equipo en la Liga de Dorrego y no nos hace faltar nada, tenemos que empezar a cumplir dentro de la cancha. Para este segundo campeonato vamos a estar preparados de otra manera, la idea es acompañar con resultados el sacrificio que se hace. (27-07-24).

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