Los 300 de Pablo Gette

NOTA ESCRITA POR MAURO DENEGRI EN EL FACEBOOK OFICIAL DEL CLUB INDEPENDIENTE:

PABLO GETTE, CUAL LEÓNIDAS, ENTRÓ EN LA HISTORIA CON SUS 300

El reloj marcaba las 14:16 cuando apareció la camioneta oscura con las ventanillas de atrás bajas de la cual asomaban las rubias cabelleras de Benjamín y Valentín. El capitán llegaba a su casa.

Estacionó su vehículo como de costumbre detrás del arco que da a la pileta y desde allí y en solitario observó el primer tiempo de los chicos de la reserva. Cuando terminó el primer tiempo del partido preliminar se acercó hasta la cantina, saludó a todos y entró al vestuario, previo saludo a todos los juveniles de la tercera que aún se encontraban en el vestuario.

14:46 comenzó a cambiarse en el vestidor con el número 2. A su lado tenía a los dos compañeros de siempre. A la diestra el serio y callado guardametas “Bebo” Estebanez. Del otro lado su polo opuesto, el divertido y excéntrico Valentín Favre, con el dorsal 3 en sus espaldas. Enfrente los experimentados “Ruso” Rasmussen, Facundo Schmidt y el “Muñeco” Rosas, más Leandro Fagioli, hoy de civil, que se acercó como de costumbre a apoyar a sus compañeros. Los comentarios durante esos minutos fueron de los más variados (con decir que hasta tuvieron tiempo de recordar a su amigo y ex jugador Martín Riesco), hasta que llegó el momento de la charla técnica a cargo del DT.

Posteriormente fue momento de la entrada en calor. Sus compañeros salieron hacia el predio de la pileta 15:15, él como de costumbre lo hizo once minutos después 15:26, a pesar de algunos reproches de su compañero de siempre “Bichango” Brussa. Sucede que la tranquilidad del homenajeado de hoy es una de sus marcas registradas, cosa que suele ofuscar sobremanera al histórico utilero.

15:50 fue el momento en que el profe “Tavi” Colares dio por terminada la entrada en calor y ahí si el capitán fue el primero en volver al vestuario, como marcándoles el camino a sus compañeros. Se acomodó la vestimenta, se puso la cinta y se juntó con sus compañeros para la arenga previa. Allí quien llevó la voz cantante esta vez fue el “Ruso” otro de los estandartes del equipo, compañero y amigo de Pablo que no hizo más que exteriorizar el sentimiento de muchos: “vamos a regalarle un triunfo a nuestro compañero”. Allí los gritos retumbaron en las paredes del rojo vestuario y el clima se volvió ensordecedor.

Luego fue tiempo de los homenajes. Sus padres Sandra y “Luncho” con su abuelo “Paquito” le entregaron una camiseta con el Nº 300, integrantes de la comisión una placa y luego sus compañeros representados por los históricos “Faja”, “Ruso” y “Bebo” hicieron lo propio con un emotivo recordatorio que grafica la extensa e intachable trayectoria del defensor.

Las palabras dieron paso a la emoción y al resonante aplauso que surgió desde los cuatro costados de la cancha. Porque si algo tiene Pablo es que es querido y respetado por todos los hinchas y jugadores del resto de los equipos de la liga.

El partido tuvo la misma tónica que lo anterior. Lo abrió Schmidt, lo empató Villa Rosa de penal y sobre el final Marco Rosas puso cifras definitivas. El capitán tuvo un partido parejo, como siempre, apuntalando a su equipo desde el fondo, cruzando con mucho timming a los costados, saliendo con cabeza levantada y pelota al pie y arengando y apoyando a sus compañeros como cada domingo.

Los festejos en el vestuario fueron a puro grito. Sus compañeros habían podido regalarle un triunfo a su capitán. Sin embargo, él conservaba la mesura de siempre. Le preguntó a Schmidt cómo se sentía del golpe que no le permitió seguir en cancha, intercambió comentarios con “Bebo”, aconsejó a Ian Sarti y, después, recién comenzó a cambiarse. Como buen capitán, siempre atento a todos los detalles.

Fue el último en abandonar el vestuario, no sin antes decir “el viernes me compré un vacío, ahora cuando llego lo humecto un poco y lo pongo al asador, como no podía comerlo al mediodía, lo dejé para la noche”. Y quién le va a decir algo si re contra merecido lo tiene.

A las 18:18, más de cuatro horas después, el capitán se marchó a su casa no sin antes saludar a todos los que se cruzaban en su camino. Igual que cuando llegó. Porque si algo tiene Pablo es que conserva la misma humildad que en el 2003, cuando le tocó debutar de la mano de José Oronás y “Bichango” Brussa, y era apenas un purrete.

Muchas cosas cambiaron. Formó su familia, llegaron Benjamín y Valentín, pasaron 19 temporadas y 9 títulos.  Sin embargo, él conserva su esencia. Nunca la perdió.

Pablo Gette, el capitán.
Pablo Gette, el símbolo.
Pablo Gette, la leyenda.
Pablo Gette, el ejemplo.
Pablo Gette, el perseverante.
Pablo Gette, el constante.
Pablo Gette, el humilde.
Pablo Gette, el líder.
Pablo Gette, el intachable.
Pablo Gette, el compañero.
Pablo Gette, el pasional.
Pablo Gette, el hincha.
Pablo Gette, el amigo.
Pablo Gette, el ganador nato.
Pablo Gette, el de perfil bajo.
Pablo Gette, el jugador.
Pablo Gette, el padre.
Pablo Gette, el esposo.
Pablo Gette, el hijo.
Pablo Gette, el hermano.

Pablo Gette, el hombre que, al igual que Leónidas, entró en la historia con sus 300.

Disfrute capitán, que nadie lo tiene más merecido que usted. (21-03-22).

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