Desde Tandil hasta Médanos, pasando por Dorrego, en bicicleta

Con la excusa de degustar una de las mejores comidas de sus vidas, pero con la idea de experimentar un viaje memorable como verdadero móvil, tres amigos partieron en bicicleta desde Tandil hasta Médanos.

En tan sólo cuatro días, y luego de largas jornadas de pedaleo con viento en contra, el odontólogo medanense Hernán Agudiak (35) y los tandilenses Leonardo Gallardo Baquer (27) y Daniel Acosta Montero (35) recorrieron más de 400 kilómetros.

El jueves 3 de diciembre por la mañana, aprovechando que era fin de semana largo y que los tres tenían cuatro días libres en sus respectivos trabajos, partieron con el objetivo de arribar el domingo 6, ya que al día siguiente debían retornar a sus puestos. Tras cumplir con creces lo propuesto, regresaron en camioneta.

“Nos conocemos de natación. Hernán es de allá y en otra oportunidad ya había hecho un viaje similar pero desde La Plata. Y nos comentó la idea y nos sumamos”, comenzó narrando Gallardo en diálogo con El Eco de Tandil.

Relató que el plan lo armaron en junio o julio de este año y que, a partir de ahí, comenzaron a entrenar en sus bicicletas para poder lograr el cometido: “Empezamos a hacer fondo; arrancamos con 50 kilómetros, después otros días de 60 y lo máximo que hicimos en una sola jornada sin peso fueron 84 kilómetros. Fuimos hasta De La Canal, desde ahí hasta Iraola y después agarramos por El Solcito”.

Según mencionó, a cada persona que les preguntaba por qué estaban haciendo tal viaje, le respondían lo mismo: “Porque Hernán nos prometió el mejor cordero del mundo”. Y no dudó Gallardo en asegurar que era cierto. Uno de los hermanos de Agudiak los esperó en su vivienda de Médanos con un cordero preparado.

Un viaje por caminos rurales

Destacó el tandilense que “fue una experiencia bárbara” y que para evitar riesgos, decidieron transitar la mayor parte del trayecto por caminos rurales y no por ruta, aunque indefectiblemente el último día se vieron obligados a subirse a la calzada para llegar a destino.

“Hasta Coronel Dorrego fuimos por caminos de tierra, porque la ruta está muy peligrosa. Uno de los planteamientos que yo hice para poder ir fue que hiciéramos el viaje por ahí”, sostuvo.

Lógicamente es más desgastante y más incierto, ya que no se sabe cómo puede llegar a estar el sendero. De hecho, recordó que en un tramo el camino atravesaba una laguna y estaba tapado por agua, por lo que debieron desviarse para poder atravesarlo.

“Lo bueno es que no tenés tránsito y vas más seguro, vas disfrutando el viaje. En la ruta, en cambio, vas con mucha más tensión. Y eso nos pasó el último día, porque desde Dorrego hasta Médanos tuvimos que ir por Ruta 3”, manifestó.

Si bien reconoció que ya de antemano sabían que el último día iba a ser el más duro debido a que tenían que hacer 140 kilómetros, no contaban con que les iba a tocar el viento en contra, como también les pasó en la segunda jornada de pedaleo, entre Benito Juárez y Tres Arroyos: “Fue la parte más difícil del viaje, pero nosotros teníamos que cumplir con el objetivo de llegar, porque nos corría el tiempo de trabajo”.

Elementos de seguridad

Al momento de salir a la ruta, es indispensable contar con los elementos de seguridad pertinentes para evitar tragedias. Por ello, los tres tomaron ciertos recaudos, pese a que el 75 por ciento del viaje lo hicieron por caminos rurales que tenían poco tránsito.

El propio Gallardo se encargaba de ir como colista con luces, además de que cada uno de ellos llevaba ropa reflectiva para que los conductores de automóviles o motocicletas pudieran verlos, aunque en ningún momento viajaron de noche.

Asimismo, utilizaron el casco en todo el recorrido -incluso en los caminos rurales- para prevenir cualquier contratiempo.

“Tomamos todos los recaudos para cuidarnos. Porque en la ruta hay mucha gente que te respeta, pero también hay mucha que no. Es así”, clamó.

Por otra parte, remarcó el agobiante calor al que debieron hacer frente refrescándose en arroyos o parando en estaciones de servicio para hidratarse: “El último día, a las tres de la tarde, paramos, miramos el tele y la temperatura marcaba 38 grados. ¡Terrible!”.

El afecto de los residentes

Previo a salir, reservaron los lugares en los que irían parando cada día, teniendo en cuenta que se habían propuesto completar tramos de 100 kilómetros por jornada: en Benito Juárez se alojaron en un hotel, en Tres Arroyos alquilaron un departamento y en Coronel Dorrego una posada sobre la ruta. Finalmente, en Médanos se quedaron en la casa de Agudiak.

Subrayó Gallardo la calidez de los residentes de cada lugar en los que se detuvieron, ya que mencionó que fueron muy amables en sus tratos y en reiteradas oportunidades les ofrecían agua o lugares para descansar.

“Nos preguntaban cómo veníamos o si necesitábamos algo. Incluso algunos nos acompañaban en algún trayecto del camino y nos marcaban por dónde teníamos que ir. La verdad es que estuvo muy bueno”, reveló.

Incluso, declaró que un grupo de ciclistas los esperó en el ingreso a Médanos y los escoltó durante la última etapa: “Nos recibieron muy bien; había mucha gente”.

Futuros viajes

Señaló el tandilense de 27 años que toda su vida anduvo en bicicleta pero que nunca había hecho tantos kilómetros en tan poco tiempo y catalogó lo vivido como “una experiencia muy linda; inolvidable”.

“En el segundo día nos agarró viento en contra y tardamos 11 horas en hacer 90 kilómetros, es un montón. Pero ciertamente terminamos re contentos por cumplir el objetivo de hacerlo tal cual lo planificamos. Eso nos salió redondo, estuvo buenísimo y gracias a Dios, no tuvimos ningún problema mecánico en nigua de las bicis, ni siquiera tuvimos que usar los infladores. Y eso que fuimos por caminos de tierra, que es más propenso pinchar ahí que en el asfalto”, rememoró.

La grata aventura vivida los llevó a pensar nuevas propuesta y a planificar futuros viajes, aunque en el corto plazo especulan hacerlos más cortos.

En el transcurso del verano apuntan a poder ir a Boca de la Sierra, en el partido de Azul, un sábado y retornar al día siguiente. Otro destino que está en el horizonte próximo es Barker, pero a ambos irían con más ciclistas.

“Y en un futuro queremos ir para el lado del sur en camioneta y andar por la zona; recorrer el Camino de los Siete Lagos, Esquel y toda esa zona”, concluyó. (Fuente y foto: El Eco de Tandil). (6/1/21).

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