Fue subcomisario en nuestra ciudad, estuvo prófugo 14 años y ahora trabaja en un súper chino de Bahía
Cristian Gabriel García, Daniel Enrique Dupré y Matías Guerra no son los primeros tres policías detenidos en Bahía Blanca por extorsión.
La lista es larga y los casos variados, pero hay uno que podría denominarse «testigo», por sus características llamativas y su resultado infrecuente: el del subcomisario Héctor Raúl Minghetti, sucedido en 2004.
El entonces jefe de la comisaría Tercera desafío esa máxima que marca como casi imposible mantenerse en la clandestinidad por mucho tiempo.
Estuvo 14 años prófugo hasta que la causa prescribió y retornó a su «nueva normalidad», lógicamente ya no como uniformado -fue cesanteado en 2005- sino como encargado de la carnicería de un super chino de nuestra ciudad.
El 23 de enero de 2004, sobre las 11, en la avenida Alem al 1300, Omar Héctor Resola, un delincuente «pesado» sobre el cual existía una orden de captura, fue interceptado por 3 policías.
Lo redujeron y obligaron a subir a un Peugeot 504 blanco y lo «pasearon» hasta las 3 del día siguiente, cuando fue liberado previo pago de rescate de la pareja de Resola.
Le habían pedido 25 mil (que a plata de hoy serían más de 600 mil pesos), aunque finalmente la mujer pudo reunir y abonar 14 mil.
Eso le permitió a Resola seguir en libertad, aunque su familia, al poco tiempo, presentó una denuncia para dar a conocer el grave hecho.
Primero investigó la fiscalía provincial pero el expediente finalmente pasó a la Justicia Federal. Las pruebas confirmaron que se había tratado de un secuestro extorsivo. El 30 de julio de 2004 se ordenó la detención del subcomisario.
Resola siguió apegado al hábito delictivo y cayó en diciembre de ese año, por la captura pendiente y por un robo con armas a una distribuidora de gas.
Zigzagueo y sentencias
A esa altura, Juan Pablo Ibañez, uno de los policías acusados, ya había sido detenido y al poco tiempo arrestaron a Osvaldo Germán Muzi, el otro. Aunque el paradero de Minghetti seguía siendo un misterio.
El delincuente sin uniforme fue a la cárcel de Villa Floresta y confesó tener miedo por su integridad y la de su familia, por el tenor de la denuncia y el peso de los imputados.
La situación procesal de Ibañez y Muzi fue zigzagueante.
En 2005, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal bahiense los absolvió, al considerar que no había pruebas suficientes para condenarlos, pero la Cámara Nacional de Casación Penal revocó el fallo y se tuvo que hacer un nuevo juicio, con otros jueces: condena a 5 años de cárcel.
La fiscalía apeló y Casación agravó las condiciones. Les impuso 11 años y medio porque no los consideró partícipes secundarios del secuestro extorsivo sino coautores.
Ibañez y Muzi cumplieron pena, pero su jefe nunca lo hizo. Desapareció ¿Lo Buscaron?
El Ministerio de Justicia de la Nación, recién en 2013 (resolución 690), fijó una recompensa de 100 mil pesos para dar con el paradero de Minghetti, entre otros policías que estaban prófugos.
Esa oferta, como casi siempre sucede, quedó solo en un anuncio.
El Registro Nacional de Reincidencia, a su vez, publicó su foto y sus datos personales en una selecta lista de los delincuentes más buscados del país. No pasó nada.
Algunas versiones aseguraban que parte de su clandestinidad la vivió en algún lugar de Chile. El paso del tiempo y el olvido hicieron el resto.
Dejó de ser rebelde
El 27 de febrero de 2018, el juez federal de Bahía Blanca Walter López Da Silva archivó la causa por extinción de la acción penal.
No estaba claro si el plazo de prescripción debía correr desde el 30 de julio de 2004, cuando se dictó su captura, o desde el 30 de agosto de 2005, al ser cesanteado de la fuerza.
«En uno u otro caso ha transcurrido el término de 12 años» que prevé la ley, consideró el juez y aceptó el planteo del exsubcomisario y de su abogado, el fallecido Rubén Diskin.
Desde ese momento cesó su declaración de rebeldía y se decretó su sobreseimiento. También se dispuso «destruir los casetes» que la causa reunía como pruebas.
Minghetti, acusado de secuestro extorsivo y con una expectativa de pena que llegaba hasta los 25 años de cárcel, quedó «libre» ese día, sin haber pasado un solo minuto entre rejas.
Hoy, alejado de la fuerza y con 59 años de edad, se mueve por las calles como un bahiense más.
«Me dijeron que actualmente está trabajando como carnicero en un supermercado chino», comentó un viejo policía.
Ese dato lo confirmó un abogado penalista: «Es así», dijo para luego dar a conocer la dirección del negocio, que no se revelará para evitarle un perjuicio al comerciante.
Los portales que sirven para buscar datos personales lo identifican como «monotributista dedicado a la venta al por menor de carnes rojas, menudencias y chacinados frescos».
Se fue mal de Mayor Buratovich
Amenazas. En 1998, el entonces oficial principal Héctor Minghetti fue relevado como jefe de la subcomisaría de Mayor Buratovich, por un caso de amenazas.
Llamados. Una ingeniera agrónoma, que además tenía una distribuidora, denunció al menos 7 llamadas intimidantes que se hicieron desde esa seccional. Un sargento ligado a Minghetti fue acusado como autor.
Pelea. Un mes después, en plena vía pública, Minghetti se habría tomado a golpes de puño con un productor cebollero, supuestamente por una discusión vinculada con la causa de las amenazas.
La «víctima» llevó sus delitos a Salta
Que haya sido víctima de un secuestro extorsivo no quita afirmar que Omar Héctor Resola vivió casi toda su vida vinculado al delito.
Antes y después del hecho que involucró a los 3 policías purgó condenas, generalmente por violentos asaltos.
El último registro del Servicio Penitenciario Bonaerense lo cuenta entre diciembre de 2010 y junio de 2013, cuando terminó de cumplir, en la Unidad Penal N° 37 de Barker (al sur de Tandil), una condena por robo calificado que le había impuesto el tribunal de Tres Arroyos.
Su raid, parece que sin descanso, continuó en Salta. Ese mismo mes cayó por un millonario atraco en una vivienda de la localidad de San Lorenzo.
Con otro ladrón ingresaron en la casa de un criador de perros que había viajado a Necochea para una competición (Resola tenía domicilio en Quequén y posiblemente aportó «inteligencia»), aunque sin tener en cuenta que la hija del hombre y una amiga se habían quedado.
Tuvieron que amordarzar a las chicas y de esa manera forzaron dos cajas fuertes y se llevaron 90.100 dólares, 30 mil pesos, láminas de oro y joyas.
El juicio en Salta, en 2016, que terminó con una nueva condena a Resola.
Las filmaciones de un hostal por donde pasaron y algunos testimonios le permitieron a los investigadores llegar hasta Resola y Adolfo Eduardo Duré, quienes en 2016 fueron condenados a cumplir 7 años y medio de cárcel.
A pocos meses de cumplir 50 años, Resola (se supone) está detenido en una cárcel de esa provincia norteña.
FUENTE Y FOTOS: DIARIO LA NUEVA.