La cadena de errores no forzados que dejó sin gas al país de Vaca Muerta
La falta de previsión en la importación de GNL, demoras en el Gasoducto Néstor Kirchner y conflictos diplomáticos con Brasil exacerbaron la situación, afectando gravemente la producción industrial y el transporte.
Nota de Esteban Rafele en Cenital
La primera ficha del camino de tabletas de dominó que fue cayendo hasta llegar al corte total del gas a las industrias y estaciones de GNC, este martes por la noche, empezó a tambalear hace unos meses. Demoras en la puesta en marcha de las plantas compresoras de Tratayén y Salliqueló impiden que el gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) funcione en su plenitud. A eso se sumó una estimación muy corta en la importación de GNL para esta época del año, que quedó todavía más escasa por la temprana llegada del frío. La fichita final fue la negativa de un buque con gas comprado de emergencia a Petrobras, que puso reparos de último momento en la forma de pago. No hubiera ocurrido con una mejor sintonía diplomática con Brasil. Una detrás de otra, las fichas fueron cayendo ante la falta de reacción de los funcionarios libertarios.
Es cierto que el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, se encontró con la obra del gasoducto demorada al inicio de su gestión, cuentan fuentes técnicas que siguen el día a día del abastecimiento de combustible. También, que tuvo seis meses para recuperar el ritmo de los trabajos que le hubiesen permitido ahorrar la importación de unos 500 millones de dólares en GNL. A eso se sumaron estimaciones extremadamente conservadoras para importar el combustible. El frío polar profundizó problemas que venían dándose desde comienzos de mes.
El GPNK transporta unos 11 millones de metros cúbicos de gas al día desde Vaca Muerta a Salliqueló, en Buenos Aires. Con ingeniería, el máximo se eleva hasta 13 millones. Las plantas compresoras permitirán llegar a los 21 millones de metros cúbicos diarios. La planta de Tratayén, en Neuquén, escalará a 16 millones y estaría operativa, con suerte, a mediados de junio, aunque es más probable que sea para inicios de julio. La obra está a cargo de SACDE, la constructora de Marcelo Mindlin. La planta de Salliqueló, a mitad de camino entre Bahía Blanca y la Ciudad de Buenos Aires, agregará los 5 millones de metros cúbicos adicionales, pero viene demorada. En el Gobierno hablan de incumplimientos de los contratistas Esuco y Contrera. Enarsa había amenazado con rescindir el contrato en septiembre del año pasado.
La sucesión de hechos bochornosos comenzó sobre el cierre de la gestión de Sergio Massa como ministro de Economía. Las obras se ralentizaron porque no hubo dólares suficientes para importar insumos. Es lo que refuerza, con el diario del lunes, Rodríguez Chirillo. “La obra del primer tramo del GPNK y las plantas compresoras Tratayén y Salliqueló debieron haber finalizado en septiembre de 2023”, tuiteó. “Este Gobierno regularizó pagos por $ 30.000 millones y destinó recursos por otros $ 47.000 millones en la fase de terminación, debido al retraso heredado”, añadió.
Pero Rodríguez Chirillo no dice que esa regularización llegó tarde. En los primeros meses, los pagos se interrumpieron y las empresas trabajaron a media máquina, como contó el portal Econojournal. En ese contexto, la Secretaría de Energía hizo una estimación de importación de GNL conservadora. Se licitaron, para mayo, tres cargamentos por USD 20,5 millones cada uno, con despachos el 14, el 23 y el próximo viernes 31. Pero la demanda de mayo, en plena recesión, fue el doble que la del año pasado.
“No compraron suficiente GNL y el frío se adelantó y los agarró de golpe y sin plan B”, dijo Daniel Dreizzen, especialista de Aleph Energy/Ecolatina. “Es un tema de factores de seguridad, tener más seguridad implica más costo, es una cuestión del riesgo que uno asume”, agregó.
La falta de gas hizo que, ya desde mediados de mes, comenzaran a racionarse los contratos interrumpibles. Son los que negocian las industrias que pueden asumir el riesgo de quedarse sin gas. Suelen recurrir a estos instrumentos los fabricantes de vidrio, por ejemplo. También, las estaciones de GNC de La Plata, donde se registraron grandes filas para cargar gas.
Como el gobierno anterior esperaba que el gasoducto operara a capacidad plena para este invierno, no renovó el contrato del buque regasificador de Bahía Blanca y solo queda operativo el de Escobar, de menor volumen. Ese es el que recibía, esta tarde, el fluido que le despachaba el buque de Petrobras, una vez destrabado el pago.
Aquí operó otra desinteligencia de gestión, aunque en este caso no puede atribuírsele 100% a Energía. El martes por la noche, Petrobras rechazó a último momento la carta de crédito del gobierno argentino y no descargó el gas, lo que motivó el llamado al comité de emergencia que decidió cortar los contratos en firme a más de 300 industrias y a las estaciones de GNC. Enarsa compra hasta 50 buques de GNL por año y nunca tuvo problemas con estos instrumentos de pago. La cuestión podría haberse destrabado sin problemas si la relación entre el gobierno de Javier Milei y el de Lula Da Silva fuera adulta. La cruzada contra el socialismo costó un día de producción y de trabajo para taxistas y remiseros.
El Gobierno destrabó el pago este miércoles por la mañana y el gas comenzaría a inyectarse justo para la hora pico de consumo, entre las 18 y las 24, según fuentes técnicas al tanto de las gestiones. Sin embargo, la restitución del servicio a industrias y estaciones de GNC será paulatina.
La demora en la reversión del gasoducto del Norte también se suma a esta cadena de errores, aunque ya se descontaba que las obras no estarían listas para este invierno. La compresora de Mercedes, también bajo contrato con Esuco, llegaría a operar hacia septiembre. Esa obra permitirá reemplazar el gas que Bolivia, en declino, deja de vender, por el que provean los reservorios de Vaca Muerta. Milei quiso interrumpirla al inicio de su gestión. La presión de dos de sus más firmes aliados empresarios, con Paolo Rocca a la cabeza, pudo más.
Hacia adelante, el Ejecutivo cuenta con una veintena de buques de GNL ya licitados o en vías de adjudicación. En junio deberían amarrar ocho buques con fluido en Escobar. Costará unos USD 170 millones. Para julio se prevé el arribo de otros siete barcos.
Rodríguez Chirillo tuvo demasiados sinsabores esta semana. Horas antes de que se profundizara el desabastecimiento de gas, un decreto del Boletín Oficial pedaleó para noviembre -con suerte- o para dentro de seis meses la Canasta Básica Energética con la que propuso resolver los subsidios energéticos. Se trata de un esquema complejo en el que el Estado garantizará un bloque de consumo elemental -variable según la época del año y la zona geográfica- a las familias con ingresos bajos y sin patrimonio, si la factura le pesa más del 10% de sus ingresos. Es una cuenta compleja, reconoció el Gobierno. El ministro de Economía, Luis Caputo, prefirió acelerar la revisión del esquema actual de subsidios. (03-06-24).