Aprendan a confiar
Por Mauro Denegri (*)
La consagración de Defensa y Justicia en Córdoba expuso a muchos. Para bien y para mal. El club de Florencio Varela decidió hace varios años sostener y apuntalar un estilo de trabajo. Si los ciclos de sus entrenadores no duraron más no fue por disconformismo de la dirigencia del Halcón, sino porque aparecían recurrentemente ofertas superadoras que tentaban a los entrenadores y decidían emigrar.
Diego Cocca se fue a Racing después de ascenderlo, Ariel Holan a Independiente, Sebastián Beccacece a la Selección Argentina primero y al Rojo después y Mariano Soso a San Lorenzo. No está claro qué hará Hernán Crespo aún. En todos los casos son excelentes entrenadores que después tuvieron suerte dispar. Algunos duraron más que otros en sus nuevos clubes. El problema no es cuánto duran sino cómo los tratan. O cómo los destratan.
La definición preferida de los subestimadores de siempre es “no es lo mismo cuando tienen la presión de un equipo grande”. No pueden más de cinismo. Presión tienen todos. No vamos a creer que Defensa y Lanús jugaron sin presión la final por la Copa Sudamericana del sábado pasado, por favor. El ego es bueno, lo que no es bueno es tener una idea sobredimensionada de sí mismos. Y algunos pecan de vanidosos, como mínimo. Rozan la soberbia. Aflojen.
Braian Romero es un excelente delantero. Ni Crespo ni el “profe” Alejandro Kohan son magos. Analizaron las virtudes de sus futbolistas, leyeron correctamente en qué rol potenciarían a cada uno y así consiguieron su mejor versión. De Romero y de varios más como Paredes, Enzo Fernández, Isnaldo, Bou y Brítez por citar algunos. Lo mismo ocurrió antes con otros jugadores y otros cuerpos técnicos. Decir que River y Boca no te esperan es mentir. Martín Palermo y Gabriel Batistuta tardaron seis meses en empezar a hacer goles de verdad en el Xeneize. A Francescoli y al “Pity” Martínez no les salieron todas de entrada. Ejemplos sobran.
Muchos vinculan el reciente éxito a la labor que desempeña el representante de futbolistas Cristian Bragarnik, muy emparentado con José Lemme, presidente del “Halcón” de Varela. Sus razones tendrán, pero lo cierto es que más allá del citado Bragarnik, los dirigentes de Defensa, a diferencia de otros en el fútbol argentino, saben de fútbol, conocen el ambiente, analizan las contrataciones y buscan seguir siempre una misma línea.
Por eso, en lugar de subestimar y faltarle el respeto a Defensa y Justicia como hacen algunos, no vendría mal que los imiten. Con robarles entrenadores y jugadores no alcanza. Hace falta saber y, en tal caso, admitir ignorancia cuando no se sabe. Todo se puede aprender, incluso de los clubes más chicos. Con paciencia descubrirán, tal vez, que no todo pasa por la presión sino más bien por la confianza. (28-1-21).
(*) Nota de opinión publicada en el semanario Ecos de mi ciudad.