El día en que todos fuimos Mauri
El niño de 9 años que se ausentó de su casa por más de 24 horas mantuvo en vilo a toda la comunidad hasta que fue encontrado sano y salvo. Esta parte de la historia del nene tuvo un final feliz. Será responsabilidad de todos que el resto de su vida contenga la mayor cantidad de momentos de felicidad posibles.
Por Pablo Javier Marcó (*)
Por varias horas, las y los dorreguenses nos olvidamos del coronavirus. La preocupación –y, en muchos casos, la ocupación- pasó a ser un niño de 9 años que se ausentó de su casa al martes a las 9 de la mañana y que fue encontrado –sano y salvo- poco antes del mediodía del miércoles.
Las fotos del nene comenzaron a replicarse en las redes y en los estados de whatsapp durante el atardecer del martes. Como suele ocurrir en estos casos, afloró lo mejor y lo peor de una sociedad. Por un lado, la noble actitud de vecinas y vecinos que salieron a buscarlo por toda la ciudad y zona rural. Por otro, los mensajes y audios de desconocida procedencia que echaron a rodar un sinnúmero de rumores y hasta se animaron a confirmar el peor desenlace.
Con las primeras horas de luz natural del miércoles (de la semana pasada) se intensificó la búsqueda. A los policías de la ciudad se sumaron los de la región. Y llegaron perros de Punta Alta especializados en rastreo de personas. Crecía la incertidumbre y la angustia en una comunidad a la que le costó pegar un ojo durante la madrugada.
Los medios de afuera, esos a los que sólo les interesan las cosas que pasan en Dorrego cuando ocurre algo malo, llamaban insistentemente a las radios del pueblo para que algún periodista les pasara algún dato.
Fuentes cercanas a los efectivos que interrogaron al padrastro del nene le aseguraron a este cronista que el hombre en ningún momento se contradijo en su declaración y que no estaba nervioso. Al mismo tiempo, llovían los whatsapp con irresponsables voces que hablaban de un pozo, “que el tipo se quebró” y otras tantas inexactitudes. Los mismos voceros confirmaron que el Servicio Local de protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes había actuado un par de veces en relación con el niño, pero ninguna por violencia. Entonces, muchos empezamos a preguntamos por qué un nene de 9 años pasó una noche entera y toda la mañana del día siguiente escondido, pasando frío y hambre. Y por qué cuando fue hallado dijo que no quería volver a su casa.
Cuando Mauri fue encontrado, no pocos nos animamos a exclamar: “¡Una historia con final feliz!”. En realidad, habría que aclarar: esta parte de la historia del pibe tuvo un final feliz. Será responsabilidad de todos que el resto de su vida contenga la mayor cantidad de momentos de felicidad posibles.
EL ALIVIO
Faltaban escasos minutos para las 12 del miércoles 6 cuando surgieron las palabras que todos queríamos escuchar y leer: ¡Apareció Mauri! Está bien. Se empezaron a viralizar las imágenes del chico escoltado por policías atravesando un campo. Era él. Y estaba en buenas condiciones generales de salud.
Se supo que fue encontrado, arriba de un árbol, cerca del vivero municipal. Que salió de su casa por dirección a la Ruta 3 por Gregorio Juárez. Que deambuló toda la tarde por el predio de la Sociedad Rural. A media tarde salió caminando, cortando campo, hasta las vías. Cuando llegó al cruce con la Ruta 72, siguió por las vías en dirección a El Perdido hasta llegar a un sitio al que llaman “El Desvío”, donde hay una casilla de material hecha por el Ferrocarril en la época de los ingleses, a la que le faltan las puertas y las ventanas. Había un colchón y allí pasó la noche.
Hasta nuestro distrito se trasladaron en medio de la búsqueda el dorreguense Federico Montero, representante regional del ministerio de Seguridad de la Provincia; el superintendente de la Region Sur de Policía, Aldo Caminada; y el jefe de la Departamental de Policía, Gustavo Cheppi.
“La preocupación es enorme y hay mucha angustia en todos”, había dicho Montero a media mañana.
Minutos después apareció la primera pista firme sobre el paradero del chico: un vecino refirió que había visto pasar a un pequeño con las características físicas de él en dirección al Vivero Parque Municipal, un predio de 15 hectáreas ubicado a 14 cuadras del palacio municipal (en dirección noreste) y a 1.100 metros de la ruta provincial 72 (en el tramo que va desde la ruta 3 hasta la 51).
“Fue un susto, nada más. Lo único que importa ahora es que el chico está con vida y bien”, dijo, por su parte, Eduardo Del Valle, director de Inspección y Seguridad del municipio.
Mauri estuvo en el Hospital y fue llevado al hogar materno infantil del municipio, según contó el intendente Raúl Reyes.
“Se está trabajando con él y con la familia. Tuvo la oportunidad de estar con su mamá y estará acá hasta que el Servicio Local decida qué vamos a hacer”, dijo Reyes.
El jefe comunal aseguró que “no hay que apresurarse, se dicen muchísimas cosas. El Servicio Local trabajó muy bien y tiene perfecto conocimiento de la familia. Nunca hubo una denuncia por violencia. Hay que llevarle tranquilidad a la gente: el nene está recién poniendo los pies sobre la tierra. Habla del padrastro como su papá, cuenta cosas no tan buenas pero algunas muy buenas de la relación”.
“No tienen familiares cercanos acá y no sería conveniente sacarlo de Dorrego”, afirmó Reyes.
(*) Nota publicada en el semanario Ecos de mi ciudad.