¿Hasta cuándo?

POR MAURO DENEGRI (*)
La Real Academia Española define al deporte como la “actividad física ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas”. Igualmente lo define como “recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre”.
Si tomamos la definición anterior observamos palabras como juego, sujeción a normas, recreación, pasatiempo, diversión y placer.
Lo que no contempló la Real Academia Española fue que el deporte es un fenómeno social que al estar inmerso en una sociedad se contamina de lo que pasa en ella. Sí, leyó bien, se contamina. Me hubiera gustado utilizar la palabra nutrir, pero los hechos acaecidos en el último tiempo me llevan a pensar que el deporte está contaminado.
Hace unos días atrás un grupo de doce jóvenes rugbiers mató a Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, la semana pasada dos facciones de la barra brava de Boca se enfrentaron en la pileta del club disputándose el liderazgo de la barra, el sábado pasado el cotejo por la Primera Nacional (ex Nacional B) entre Independiente Rivadavia de Mendoza y Atlanta debió suspenderse a los 5 minutos del inicio cuando los hinchas del equipo mendocino ingresaron al estadio con facas y armas y se enfrentaron cuerpo a cuerpo con otro grupo de hinchas que ya estaban en la tribuna , la cual terminó incendiada. Por último, el domingo, a 100 kilómetros de nuestra ciudad y minutos antes de disputarse el clásico bahiense entre Villa Mitre y Olimpo, un hincha aurinegro falleció luego de un enfrentamiento con los hinchas tricolores y con la policía en inmediaciones de la sede local, mientras el partido se jugaba normalmente.
Si presta atención en un solo párrafo mencione a dos personas que perdieron su vida en hechos que fueron provocados por deportistas o por motivos directamente ligados a un espectáculo deportivo.
Ahora me pregunto, ¿dónde quedó la diversión, la sujeción a normas y el placer a los que se refería la Real Academia Española?
Creo que el fútbol no es culpable, como tampoco el rugby lo es. Las sociedades cada vez más violentas, de culturas pobres, están condenadas a ser vulneradas por valores de la vida que están bastante distorsionados.
Porque los partidos se seguirán jugando, los resultados deportivos beneficiaran a unos u otros, pero siempre tendremos revancha, sea mañana, pasado o en el campeonato que viene.
Pero el que pierde la vida yendo a un espectáculo deportivo, ¿tiene revancha? No. La muerte nunca da revancha. Es hora de que lo vayamos sabiendo.
(*) NOTA ESCRITA EN EL SEMANARIO ECOS DE MI CIUDAD