La ciudad

Los odiadores de las redes sociales y la (ir)responsabilidad de los que tienen alguna responsabilidad

POR PABLO JAVIER MARCÓ

Las agresiones verbales en las redes sociales son cotidianas. Afectan a famosos e ignotos, adolescentes y adultos. Son tantos los comentarios hirientes, discriminatorios o violentos que la tendencia ya tiene nombre: Fenómeno Hater (odiador).

Para el filósofo alemán Markus Gabriel, «el odio es la lógica de las redes sociales».

«Una red social es pura socialidad y un sistema social presupone disenso entre los actores. Un grupo es un conjunto de perspectivas, que puede resultar en cooperación o en odio y destrucción. Lo que falta en las redes sociales es la interacción real entre los cuerpos. Entonces es mucho más fácil producir puro disenso sin solución. Odio es disenso sin solución. Las redes sociales producen odio porque no hay manera de resolver un conflicto. No hay un sistema legal en Facebook, no hay tribunales. El odio en las redes sociales no es una contingencia», agregó, en una entrevista con el diario Página 12.

Mujeres, homosexuales, negros, musulmanes y gitanos son algunas las principales víctimas de los odiadores profesionales. Sus testimonios son una prueba del acoso, violencia y odio que sufren a diario cuando se conectan a Internet, especialmente en Twitter, Youtube o Facebook.

«El odio es difícil de definir. Normalmente, cuando le preguntamos a una persona qué siente cuando odia nos suele hablar de animadversión, desprecio, asco. Es decir, una combinación de otras emociones negativas. Parecen juntarse para dar lugar a eso que llamamos y sentimos como odio». Lo explicó Ignacio Morgado, autor de «Emociones Corrosivas», director del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Víctimas y expertos denuncian que las plataformas no están haciendo lo suficiente para frenar el odio de muchos mensajes y vídeos. Facebook, Youtube y Twitter se han comprometido a aumentar los controles, pero hoy por hoy es un fenómeno sin freno.

Días pasados, encontré en Facebook un comentario de un vecino, laburante de toda la vida, militante político y presidente de una institución de nuestra ciudad. Me sorprendió no sólo por el tono agresivo que usó, sino también porque no lo esperaba de él.

Textual, esto es lo que escribió:

«Polentazo contra el hambre,hablan de derrota electoral,los del mas que parecen gente con criterio,c5n tirando mkerda con un balde,haceme un favor macri andate y deja atodos estos negros de mierda,que se ahoguen de populismo fascista,y que se metan en el culo a la porota a kiccilof,yo no pago mas impuestos,para mantener vagos,que les paguen ellos,con lo robado,estoy escuchando que no pueden comer,yo pregunto,la comida sale de la tierra,estoy podrido de ver gente que vine de paises limitrofes a pie y al tiempo andan en 4 por 4».

Se podrá argumentar que lo expresó en su perfil personal. Pero nadie podrá negar que las redes sociales son un medio de comunicación más, aunque no esté regulado como los otros. Seguramente, muchos de los vecinos que colaboran con la entidad que preside son, de acuerdo a su mirada racista, xenófoba y poco democrática, «negros de mierda», votantes (recientes) «de la porota y kiccilof (sic)» o «gente que vine (sic) de paises limitrofes a pie y al tiempo andan en 4 por 4».

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