Líbero y memorioso: Michelín y el Vasco
Ángel “Michelín” y Venancio el “Vasco” Abad, individualmente eran dos crack, juntos son la leyenda del fútbol dorreguense. El “Vasco” al igual que sus hermanos Maruca y Benito, nació en Portugalete, provincia de Viscaya; “Michelín” como su otro hermano Roberto nació en Ingeniero White, Wolney, el menor en Darwin.
Los padres, don Ángel y doña “Lola” Dolores y su cinco hijos se radicaron en Villa Serra, cerca de Estación Spurr, donde don Ángel retomó el oficio de panadero que traía desde España y que heredaron algunos de sus hijos.
En la niñez, los hermanos Abad comenzaron a practicar fútbol en Huracán de Ingeniero White.
El duro oficio de panadero era aún más para los Abad porque diariamente debían trasladarse desde donde vivían a Bahía Blanca para trabajar. Las duras jornadas de labor llevaron al patrón a proponerle trabajar una panadería en San Román.
Así, año 1943, durante 11 años serán los panaderos de esa zona.
Alguna vez, el “Vasco” rememoró que a los pocos días de llegar “nos vinieron a ver para Independiente y, otros días más tarde, llegó de Ferroviario Elio Caparella para llevarnos”. Finalmente los hermanos Abad quedaran identificados con la historia grande del fútbol de Independiente.
Jugaron cerca de veinte años con la casaca roja, transitaron gran parte del período denominado de la “Colombia Chica”, cuando en la liga de Tres Arroyos se formaron poderosísimos equipos con futbolistas profesionales.
Venancio solo dejó el C.A.I por tres temporadas cuando fue a jugar a Olimpo de Bahía Blanca y a Estudiantes de esa ciudad cuando también tenía futbol en primera. Fue tentado por Estudiantes de La Plata pero no hubo acuerdo porque el “Vasco” pretendía que el Club le pusiera un ayudante a su padre, ya que él trabajó siempre como panadero.
“Michelín” jugó más tiempo que Venancio con la casaca roja, tuvo un paso por Racing de Avellaneda donde fue campeón en la Reserva y terminó su carrera en Ferroviario, logrando, en 1960, el ascenso a la primera de la Liga de Tres Arroyos. Siempre se reprochaba no haber salido nunca campeón con su Independiente y sí con Ferroviario. Luego como técnico logrará dirigiendo al rojo una cosecha de títulos muy importante: 1975, 1976,1978 y 1981.
La leyenda de los Abad se fundamenta en la historia, en la tremenda capacidad futbolística de ambos. Tenían características diferentes: Venancio era el típico “diez”, un verdadero creativo, veloz y trajinador; Michelín un goleador formidable cuyos goles por temporada promediaban los 50.
Algunos fundamentalistas del fútbol suelen hacer comparaciones entre ambos: “que era mejor el Vasco porque era el que le hacía hacer los goles al “Miche” o, era mejor “Michelín” porque “hizo goles de toda clases, desde todas las posiciones, de chilena, de cabeza, no hubo otro igual”.
No se pueden comparar, como encabezamos esta nota: individualmente son dos cracks que están en lo más alto de la historia de nuestro fútbol; juntos son la Leyenda.