Según CARBAP, «12 de los 18 millones de cabezas de la provincia se encuentran en el área inundada»

Las inundaciones que sufre buena parte de la pampa húmeda afectan casi un tercio de la producción agropecuaria: concretamente, el 25% de la agricultura y el 26% del ganado vacuno del país. Además, en el caso particular de la provincia de Buenos Aires, el 60% de la producción lechera está hoy en las regiones inundadas o anegadas, al igual que un porcentaje similar del rodeo vacuno.

Los datos se desprenden de un trabajo que acaba de terminar la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) a partir de un relevamiento de imágenes satelitales de la última semana y con datos de producción que realizó Pablo Ginestet, un experto que integra el consejo directivo de esa entidad.

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El informe alerta que está comprometida una parte importante de la producción, de cara a la nueva campaña agrícola que empezará el mes próximo con el maíz y que continuará en octubre con la soja. En cuanto al trigo, por las inundaciones no se pudieron sembrar 150.000 hectáreas y hubo pérdidas superiores a las 80.000 hectáreas en lotes que ya estaban implantados, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Fernando Alzueta, presidente de la Sociedad Rural de Bolívar, aportó un dato que evidencia el drama de ese partido: en los últimos 40 años tuvieron 16 inundaciones. «Cada dos años y medio perdés todo», dijo Laura Hernández, productora de la zona. Y agregó que la situación genera «desgaste psíquico y emocional».

El trabajo de Carbap analizó una superficie de algo más de 21,7 millones de hectáreas, que abarcan gran parte de la provincia de Buenos Aires, los partidos del nordeste de La Pampa y los del sur de esa provincia que limitan con Buenos Aires, Córdoba y la provincia de Santa Fe.

La situación es dramática en la mayor parte de la denominada cuenca del Salado, desde la desembocadura de ese río en la bahía de Samborombón, atravesando toda esa región, hasta La Pampa y Córdoba. «Parte de esas zonas, como el partido de General Villegas, vienen en problemas desde hace más de 15 meses», destaca el trabajo. Sobre el volumen de hectáreas analizadas, 5,5 millones están inundadas y/o anegadas. Es el 26% de la superficie de la región considerada.

Pero, además de lo que está bajo el agua o con serios problemas de anegamientos, el trabajo detectó también la superficie que no tiene piso, por estar altas las napas, y donde no se puede realizar ninguna clase de labor. En números, la superficie en esas condiciones suma 2,5 millones de hectáreas. De este modo, entre la superficie inundada y la que no tiene piso hay 8 millones de hectáreas afectadas.

En el último ciclo agrícola, en el área complicada se plantaron 7,2 millones de hectáreas con los cultivos de soja, girasol, maíz, trigo y cebada. Eso representó el 23% de la agricultura nacional y es ése justamente el porcentaje del área para agricultura que hoy tiene interrogantes de cara a la nueva campaña. «De continuar las precipitaciones por encima de la media, la situación se seguirá agravando. Si bien los pronósticos auguran un escenario de precipitaciones algo más bajas que lo normal, la situación actual no nos permite ser optimistas», explicó Ginestet en el trabajo.

Considerando la superficie comprometida para la agricultura, agregó que la actual situación hídrica en el país «pone un gran manto de duda sobre la posibilidad de llevar a cabo esos cultivos este año».

«En promedio, más del 25% de la producción agrícola nacional se encuentra en la zona afectada, siendo el maíz, con el 30% de la superficie potencial (1,47 millones de hectáreas), el que podría verse más perjudicado», consigna el trabajo de Carbap.

Respecto de la ganadería, Buenos Aires, Córdoba, La Pampa y Santa Fe reúnen 32,6 millones de cabezas vacunas. De ellas, en las zonas inundadas hay 14,1 millones de cabezas, el 43% de la hacienda de todas esas provincias o el 26% del rodeo nacional, que alcanza un total de 53,5 millones de cabezas.

Entre las regiones, sobresale el impacto en la provincia de Buenos Aires, que tiene el 63% de su rodeo sobre tierras inundadas o anegadas. «El rodeo ganadero de la provincia de Buenos Aires se encuentra ante un potencial daño de impacto severo; 12 de los 18 millones de cabezas de la provincia se encuentran en el área inundada», señala el informe.

La cuenca baja del Salado, que alberga un porcentaje importante del rodeo de cría de la provincia y del país, se encuentra en la zona afectada. Y el ganado que está en esas zonas «está en la etapa de parición, por lo que se está definiendo la producción potencial del año próximo, que seguramente tendrá un impacto negativo en la tasa de destete de 2018», señala el informe de Carbap.

En el caso de la lechería, se observa que otra vez es crítico el panorama en Buenos Aires. De 2485 tambos, un 60% (1498) está en la zona afectada. En tanto, de sus 467.625 vacas en ordeñe, el 67% se encuentra en la región comprometida por el agua.

Entre los partidos inundados, en las últimas semanas la situación se agravó en Bolívar. Allí, según la productora Laura Hernández, del 70% de las 500.000 hectáreas del partido que estaban inundadas hace quince días ahora se llegó prácticamente al ciento por ciento.

En esa ciudad, la semana pasada los productores hicieron una movilización hasta el centro cívico y dejaron un petitorio al jefe comunal, Eduardo «Bali» Bucca, reclamando por los caminos rurales (de lo que se informa por separado).

Entre otros temas, el informe de Carbap se detiene sobre la infraestructura en toda la región inundada de las cuatro provincias. Dice que hay 15.000 kilómetros de caminos cortados o intransitables. Al respecto, habla de «la nula inversión en infraestructura hídrica de las ultimas décadas, en una zona altamente productiva». Y agrega: «Es necesario que las obras que están comenzando y por comenzar se mantengan en ritmo apropiado por los próximos años para tratar de mitigar el impacto de estos eventos, que cada año se vuelven más frecuentes».

El trabajo alerta que en la pampa húmeda, por las inundaciones, «mucha gente» tuvo que mudarse a los centros urbanos y «varias escuelas rurales están cerradas momentáneamente», con chicos que no pueden concurrir a clases. (La Nación).

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