Seguridad

Un hombre irá a juicio oral por un accidente mortal ocurrido en nuestra ciudad

Foto: Grupo Estrellas Amarillas de Bahía Blanca

Javier Arnaldo Carrera tenía 49 años y vivía en Coronel Dorrego. La mañana del 7 de octubre de 2014 fue hasta la escuela de su hija, para entregar un certificado y retirarse. Cuando iba a subirse al auto, una camioneta lo embistió. Otro de sus hijos fue testigo. Estaba dentro del coche.

Once días después, Carrera falleció en un hospital -por una hemorragia intracerebral y hemotórax izquierdo- y el conductor de la Ford F-100 que lo atropelló, Alejandro José Paparella (al momento del hecho tenía 65 años), fue acusado de homicidio culposo.

Por esa muerte absurda, evitable, Paparella tendrá que ir a juicio. Su defensor, Guillermo Lozano, pidió su sobreseimiento, pero la jueza de Garantías Nº 4, Marisa Promé, se lo rechazó y ahora la Cámara Penal confirmó esa decisión, con los votos de los doctores Guillermo Giambelluca y Gustavo Barbieri.

La defensa aseguró que aquel día, entre las 8 y las 8.15, Paparella circulaba a una distancia prudencial del Chevrolet Corsa de Carrera y a la velocidad reglamentaria y que fue la víctima la que, en forma abrupta e intempestiva descendió de su vehículo, que estaba detenido en una zona prohibida, frente al acceso a la Escuela de Educación Media Nº 2, en la calle Martín Fierro, entre Italia y la avenida Fuertes.

Sostuvo que, incluso, realizó una maniobra de esquive y frenó, pero no pudo evitar el choque.

Para la justicia se acreditó que el conductor de la camioneta, «sin la debida atención ni mantener la distancia prudencial con los rodados estacionados, no advirtió que Javier Arnaldo Carrera se encontraba ascendiendo a su rodado».

Nahuel, hijo de la víctima y testigo presencial, declaró: «nosotros con mi padre habíamos ido a la escuela a llevar un papel de mi hermana y yo me bajé con él e ingresamos…entregamos el papel, salimos y yo subo al auto por el lado del acompañante. El auto de mi papá estaba estacionado fuera de la escuela, entonces mi padre fue a subirse al auto, yo ya estaba adentro y cuando fue a subirse viene la camioneta a gran velocidad y lo embiste».

El joven dijo que vio toda la secuencia porque justo en ese momento miraba a su padre porque estaban hablando.

«El hombre decía que no lo había visto mi padre a él…me llama la atención que el único auto que había era el nuestro y había mucho espacio para pasar y este hombre directamente chocó el auto, se llevó por delante la puerta y a mi padre», agregó.

El informe accidentológico -a cargo del técnico superior en Criminalística con especialización en Accidentología Vial, Guillermo Abel Marcos- no arrojó certezas, solo probabilidades.

Los camaristas rechazaron los argumentos de la defensa y coincidieron con la jueza Promé en que «Paparella incurrió en una violación al deber de cuidado que tenía a su cargo, al no haber observado una distancia prudencial en la circulación respecto del vehículo estacionado, lo que fue determinante del resultado».

Una falta no invalida la imprudencia

La Cámara opinó que si bien el auto de la víctima estaba detenido en un lugar no habilitado, esa situación «no fue determinante del resultado».
Para los jueces, no se explica cómo el accionar de la víctima permitiría excluir de responsabilidad al acusado. Por eso es «intrascedente e irrelevante» la eventual imprudencia que le quieren atribuir.

En la misma línea, Giambelluca y Barbieri remarcaron que el conductor de la camioneta no conservó «una distancia prudencial» con el Corsa estacionado.
«El resultado era al menos previsible y se produjo como consecuencia directa de una violación al deber de cuidado» remarcaron.

Explicaron que como Paparella se negó a declarar al ser indagado (ejerciendo su derecho de defensa), se vio impedido de que se tomaran medidas tendientes a acreditar los dichos que ahora sostiene al pedir el sobreseimiento. (La Nueva).

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