Trigo: aseguran que Dorrego está en «óptima situación en cuanto a reservas de agua»
La sobreabundancia de agua en la zona productiva termina convirtiéndose en una complicación, que se extiende a la actividad agropecuaria.
Desde 2014 se ha sucedido una secuencia de años que se han caracterizado por presentar una alta frecuencia de eventos pluviales extremos, con mayor tendencia a los excesos que a las deficiencias.
El transcurso de 2017 no ha hecho más que fortalecer esta tendencia, donde a gran escala los sobrantes pluviales predominan y en muchas zonas producen mucho daño.
Dentro de este contexto, hubo pulsos secos extendidos, como el que afectara buena parte de la provincia en la última parte del año pasado y comienzos de este.
Claro, el recorrido pluvial observado desde febrero ha borrado aquellas deficiencias y las condiciones actuales imponen una foto que es crítica, en el sentido contrario, para gran parte del territorio bonaerense y la pampa deprimida.
Con solo mirar los mapas, se puede observar que la situación del año pasado era mejor para el trigo. Hoy en día, los excesos son una complicación que no solo genera perjuicios para el cultivo, sino que se extiende a toda la actividad agropecuaria.
Este es el contexto en el que se desarrolla la actual campaña triguera y sin duda ya tiene impacto sobre su proyección. Según publica Agrositio, es poco probable que se haya podido completar la intención de siembra en el sudeste de Buenos Aires y, por otra parte, se reportan problemas sanitarios en etapas tempranas, claramente vinculadas con los excesos hídricos.
Por ello, la campaña fina está marcada por los excesos sobre el este, aunque se puede conjeturar que este patrón se puede moderar a medida que se avance en el semestre cálido si las lluvias no se presentan por encima de los valores normales.
En nuestra región, esta situación se observa sobremanera en la mayoría de los distritos, mientras que aquellos ubicados al sur -como parte de Puan, Coronel Dorrego, Villarino, Tornquist y Patagones- se encuentran en una situación óptima en cuanto a reservas de agua.
Eventualmente, la capacidad de las reservas para responder a períodos secos, es más que suficiente; por lo cual la preocupación necesariamente deriva sobre la continuidad del patrón de reservas excesivas.
Dentro de la mayoría de las regiones trigueras, las lluvias a la fecha han completado el valor correspondiente a todo el año. Por ejemplo, en el centro y sudeste bonaerense hay casos extremos muy destacados: en Bolívar (con 1.115 milímetros), las lluvias acumuladas duplican el valor normal que deberían tener a esta fecha, y el año va derecho a quebrar récords de precipitación.
Con mayor o menor impacto, este comportamiento se repite en gran parte de la provincia, La Pampa, centro sur de Santa Fe, sudeste de Córdoba, parte del noreste argentino y casi toda la Mesopotamia. Es decir, una zona muy vasta, afectada por una sobreabundancia de lluvias que sólo cede hacia el oeste cordobés, hacia donde se resienten las reservas. (La Nueva.).