Los Milei en el poder: el golpe interno de Karina y la obsesión externa de Javier
La hermanísima va por el PRO para diezmar a Macri, mientras alimenta el malestar que se atribuye al presidente con Nicolás Posse. Las dos caras de Santiago Caputo y la autocelebración de Milei.
Nota de Pablo Ibañez en Cenital
En la cabecera de la larga mesa del Salón de los Científicos, en Casa Rosada, Karina Milei escenificó su juego de poder. La cumbre con diputados libertarios y del PRO operó como un toreo a Mauricio Macri y, en simultáneo, traficó un mensaje para el ecosistema de La Libertad Avanza (LLA): la hermanísima saldrá a capturar tropa macrista y tratará de concentrar, en su puño, toda la intermediación política.
Pero una exhibición de poder se lee, a veces, como debilidad. Con pretensiones de killer, Karina expone las cabezas de Oscar Zago y Ramiro Marra para ejemplificar cuál puede ser el destino de los que se animen a desafiarla. La lluvia ácida que cae sobre el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, a quien imputa los tropiezos en la gestión, sigue un patrón: eclipsar a los javieristas de la primera hora. Viejo amigo de Javier Milei, Posse funcionó desde la campaña, cuando fue recaudador de fondos, como una pieza autónoma a la hermana presidencial.
En la lógica doméstica de LLA, Posse se veía como un contrapeso de Karina, con un nivel de confianza que difícilmente pueda lograr un recién llegado al mundo Milei. Con más muñeca y vínculos, el jefe de Gabinete avanzó sobre lugares clave del poder y los recursos como, entre otros, la AFI. La versión sobre ruido entre Posse y Milei, que empezó a sonar hace semanas, sumó capas en las últimas horas. “Javier ya no manda a nadie a hablar con él”, aseguran en Casa Rosada.
Cenital recogió de fuentes libertarias varias tesis: que Posse empezó a deslizar su deseo de dejar el Gobierno, que su salida es solo cuestión de tiempo –y de construir un reemplazo– y que los cortocircuitos llevaron, o son consecuencia, de un teórico deterioro en el vínculo personal entre Milei y su exjefe, el empresario Eduardo Eurnekian, mandamás del holding Corporación América.
Desde la empresa mandan dos certezas: aseguran que la relación Eurnekian-Milei está igual “de bien” que siempre y que Posse, a pesar de su larga historia en el grupo, nunca fue un jugador de cercanía de Eurnekian. Así y todo, una de las tirrias que mastica el jefe de Gabinete es como Macri y Guillermo Dietrich, en referencia a la avanzada fallida durante el gobierno cambiemita por la concesión de aeropuertos cuando, vía Nicolás Caputo, apareció un interés de Singapur, país asiático del que “Nicky” fue cónsul general de ese país en Buenos Aires. Fue Posse, cuando su poder de influencia estaba intacto, uno de los que operó para bloquear el desembarco macrista en el gabinete. Entre los nombres, Mauricio había sugerido a Dietrich.
Guerra santa libertaria
En el ajedrez de LLA, la otra pieza inquieta es Santiago Caputo. El demiurgo libertario quedó bajo fuego por el paro de la CGT por ser uno de los que propuso un puente con la cúpula sindical en lo que se tradujo como un movimiento de pragmatismo puro. Caputo es un sujeto bifaz: aparece como una voz racional en la mesa chica de los Milei pero a la vez gestiona la batalla cultural libertaria, a través de un ejército de trolls, con modos terribles. Caputo es el comandante de la guerra santa.
En el micromundo Milei habitan muy pocos actores y es toda una incógnita pensar variables para un hipotético reemplazo de Posse. Salvo que sea Karina. O Caputo, que –por momentos– ejerce tareas propias de ministro coordinador pero, dicen a su lado, no tiene ninguna intención en ir a ese despacho. “Santiago tiene mucho poder sin ser jefe de Gabinete. Ir ahora al lugar de Posse no le sirve”, dice a Cenital un dirigente libertario.
Podría citar el antecedente de Marcos Peña: el gurú macrista se pensaba para un rol menos visible y menos ejecutivo para el ejercicio estratégico, pero la dinámica lo llevó a ser jefe de Gabinete, un oficio de obrero más que de teóricos. El todopoder de Peña, tras el desenlace perdidoso del 2019, lo fulminó.
Karina actúa en sentido inverso a Caputo y alardea su poder incluso en cuestiones pueriles, como el Mapa del Estado, donde la hermanísima aparece al lado del presidente y por encima de Posse y del resto de los ministros. No falsea la realidad, pero lo explícito puede traducirse como una falencia. “¿Sabés que le pasa a Karina? Cree que puede intervenir en todo y no sabe de nada”, la fusila un dirigente y remite, siempre, a los Menem, Martín y “Lule”, los escuderos que parecen usar en beneficio propio su ascendencia, constelación mediante, sobre la hermana presidencial.
Ir por Mauricio
Los diputados del PRO que la vieron la semana pasada transmitieron otra cosa. La notaron amable y con información sobre, por ejemplo, las distintas boletas únicas que se usan en las provincias o sobre Ficha Limpia, una iniciativa para condicionar las candidaturas a no tener causas judiciales. Pero el pico de mayor interés de Karina fue cuando agradeció el Proyecto Conan, la propuesta para ampliar las condenas por el maltrato animal que presentó el diputado bullrichista Damián Arabia.
Karina se instala, cada tanto, en el despacho de Menem en el Congreso y cita a diputados, junto a Martín y Lule. Sigue con las sucursales de LLA. El fin de semana estuvo en Rosario con la diputada nacional libertaria Romina Diez: chispazos de euforia, con bombos y trompetas contratados, y el clamor sobre el nacimiento del karinismo. A la misma hora, Leandro Santoro, llenó un anfiteatro del Parque España y después se sacó una foto con el gobernador Maximiliano Pullaro. Es para poner en el radar la gira incipiente que Santoro planea por el interior del país.
Karina cedió, al menos por ahora, al criterio de su hermano de tejer una confluencia con el PRO, algo que ella resistía. Ahora la acepta a su modo: confluir con el PRO puede ser el camino largo, y tortuoso, pero necesario para diezmar a Macri. Los diputados tuvieron encuentros con Posse y Guillermo Francos, de carácter instrumental, para negociar la Ley Bases. Pero el contacto con Karina es de orden más político: algunas exclusiones, como la de Álvaro González, que se desmarca de algunos votos del PRO, y la más extraña de Diego Santilli, dan cuenta de un objetivo más estructural.
La empatía entre LLA y el PRO puede, en el corto plazo, ponerse a prueba otra vez: si la Ley Bases, como ya parece inevitable, regresa a la Cámara Baja, Martín Menem deberá decidir si sale a buscar los votos para insistir con la versión original que aprobó Diputados. Es probable que, si hay cambios en Ganancias y en el RIGI con votos votos de la UCR, Hacemos Coalición Federal de Miguel Pichetto y de provinciales de Innovación, prefieran el texto con enmiendas del Senado. Esta semana, José Luis Espert tuvo que ejercer de jefe virtual del bloque de LLA porque Zago no tiene diálogo ni con Menem ni con el titular de la bancada, el cordobés Gabriel Bornoroni. Espert transmitió que no hay certezas sobre qué harán los libertarios díscolos. Late, todavía, la polémica por el tabaco.
Detrás de las Bases
“Pasó por fatiga”, se excusó ante Cenital un diputado opositor que aseguró que la ley volverá a la Cámara Baja y que podría darse un acuerdo efímero entre la UCR, HCF y Unión por la Patria (UxP) para que siga en pie el proyecto del Senado. Algo es cierto: el RIGI, con una dimensión enorme y un posible daño monumental, apenas se discutió en Diputados. Fueron 65 artículos y ocho capítulos que insumieron menos de una hora de debate y pasaron debajo del radar con críticas de Unión por la Patria (UxP) y el FIT y, menos intensas, la CC y Margarita Stolbizer.
Ese trámite, previo al polémico sobre el capítulo tabaco, dejó varios indicios: seis votos peronistas a favor aportados por sanjuaninos y catamarqueños –frente a una posición negativa general de UxP, con planteos explícitos de Itai Hagman y Julia Strada–, y abstenciones particulares de Ricardo López Murphy y Martín Tetaz.
El artículo 163, si sobrevive, será recordado como un punto de inflexión: declara la nulidad de toda norma, previa o posterior, que confronte con lo que establece el corpus del RIGI, con sus 30 años de excepcionalidad, una extravagancia argentina cuando la media de los regímenes de incentivo en el mundo son 20 años, el plazo medio de amortización y recuperación de las inversiones. Eso, más los mega beneficios impositivos y cambiarios, no parecen peligrosos para los gobernadores de la UCR, el PRO y el peronismo que mandaron a sus diputados a votar la ley.
El mencionado artículo declara la nulidad de toda norma “nacional o local” que “limita, restrinja, vulnere, obstaculice o desvirtúe” lo que impone el articulado de la Ley Bases sobre el RIGI. Y aporta una osadía más: obliga a la Justicia federal a impedir la aplicación de cualquier norma contraria al RIGI. Una micro constitución en dos párrafos que barre el federalismo y la división de poderes.
La discusión fue poca en Diputados y se activó en el Senado donde Eduardo Rodríguez Chirillo, secretario de Energía y exégeta del RIGI, no pudo responder fragmentos esenciales, lo que reforzó la convicción de que la redacción del articulado no fue en despachos oficiales, sino en estudios de abogados. Todos los ojos están sobre María Ibarzábal, la secretaria de Reforma del Estado, que llegó a ese cargo de la mano de Santiago Caputo.
Los superpoderes del RIGI, que cualquiera puede suponer inconstitucionales, despiertan cierta fascinación sobre Milei en el exterior y lleva al presidente a dedicar buena parte de su tiempo a la autocelebración. El mandatario está obsesionado con aquello del “fenómeno barrial” y es el principal amplificador de todo elogio sobre su persona, además de la industria sin chimeneas de canales de YouTube y cuentas en redes sociales del conglomerado libertario.
Un informe de Ad Hoc registró que el 36% de las intervenciones de Milei en su Instagram, durante abril, fueron posteos de autocelebración, más del 10% sobre Elon Musk y un 8% que dedicó a cuestionar a la oposición. Milei solo dedicó un 2% de sus intervenciones al tema universitario, mientras que el casi el 32% de la conversación en redes fue sobre la educación pública.
La autocelebración de episodios de esta semana tuvo puntos altos en el encuentro con un pintor que lo retrató como un Napoleón o en la foto con Guillermo Barros Schelotto, amigo de Macri, con quien suele chatear, contaron en Casa Rosada, y mencionaron que la esposa del mellizo es una economista ultra fan del libertario. El sistema Milei tiene particularidades, como la falta de voceros que lo celebren. En soledad aparece Marra, al margen de la tarea de portavoz de Manuel Adorni. Por eso, un tuit de Musk, casi un golden ticket, o los elogios de mega inversores, el Gobierno los replica hacia adentro para contagiar un optimismo que los datos no logran generar.
Más que el paro de la CGT, que inquietó al Gobierno, la bomba de la semana pasada fue la caída del 21% de la industria y del 42% de la obra pública. En Casa Rosada dicen que el diálogo con los gremios no se romperá. De hecho, la cúpula cegetista será invitada al pacto de Mayo que se prepara para el 25 de este mes en Córdoba capital. Antes, se prepara una marcha con banderas argentinas al Senado para el día que se trate Bases, idea que agita Gabriel Katopodis, ministro de Axel Kicillof, mientras el peronismo se entrega al oficio del internismo donde las apariciones insólitamente frecuentes de Cristina Kirchner generan escaso eco. (12-05-24).