La ciudad

Agricultura Regenerativa: cultivos al servicio del suelo / Ensayos en un campo del distrito

El objetivo es devolverle la salud al suelo para que recupere su protagonismo esencial en el funcionamiento del sistema productivo y eso redunde en mejores rendimientos y en menores costos.

A trazo grueso, ese fue el mensaje transmitido y el eje sobre el que giró la jornada organizada por Compañía Molinera del Sur, referida a su programa de agricultura regenerativa y a la sustentabilidad. Con charlas y recorridas por parcelas en producción, se mostraron los manejos y las alternativas que se vienen realizando en la región, con los cultivos de servicio como actores fundamentales, para evitar que el suelo siga empobreciéndose y comience a nutrirse y recuperar estructura.

El punto de partida de la incursión en agricultura regenerativa por parte de la empresa molinera fue el evidente deterioro de los suelos en los que producía. “Hace ya un tiempo nos encontramos con que no estábamos teniendo buenos resultados con los cultivos. Empezamos a estudiar y nos dimos cuenta que teníamos limitaciones en lo que era salud del suelo y buscando información, asesorándonos, empezamos a pensar en mejorarla a través de prácticas regenerativas”, explica Guillermo García, titular de Lonco Hue, uno de los campos en donde se mostraron los ensayos e integrante de Molinera del Sur.

Así, Compañía Molinera del Sur comenzó a trabajar con cultivos de servicio. “Buscamos lograr diferentes tipos de servicios y ver si a través de un suelo más sano tenemos mejor cantidad y calidad de producción”, indica García. El beneficio buscado apunta a “la disminución del uso de insumos, tanto fertilizantes como agroquímicos, y el aprovechamiento de la fotosíntesis a través de estos cultivos de servicio para mejorar la materia orgánica del suelo a partir de la fijación de nitrógeno, generación de cobertura, mejorando la infiltración, entre otros aspectos.»

A dos puntas

“Nosotros contamos con dos líneas de trabajo. Tenemos un barbecho de fina – fina, y otro de fina – gruesa. Entonces buscamos entrar con un cultivo de servicio entre dos cultivos de fina; y por otra parte hacerlo entre fina y gruesa, donde ya sabemos que ese cultivo de servicio cumple una función muy importante”, cuenta Guillermo.

Entre los ensayos que viene realizando la empresa están los cultivos de servicio sembrados en diciembre para que su terminación sea en abril; y por otro lado los hechos a base vicia sobre, implantados en febrero, que los finalizan en mayo o junio depende el momento en que siembren el maíz.

Con el paso de las campañas y fueron ajustando el manejo como para que los cultivos de cobertura puedan entrar en el sistema. “Cuando empezamos a analizar al principio los costos de estos cultivos realmente eran bastante altos. Hemos ido trabajando y llegamos a acotar cada vez más el costo con el ajuste de las dosis de fertilizante y muchas veces produciendo nuestra propia semilla”, explica Guillermo.

“Todo el fósforo que tiramos a la siembra lo estamos recuperando porque no lo estamos consumiendo, ese cultivo lo terminamos y queda en el suelo. Usamos leguminosas que nos están fijando nitrógeno, entonces tenemos un recupero o tenemos un aporte de nitrógeno a los suelos que representan mucho kilos de urea. Y a su vez nos estamos ahorrando una aplicación y media, porque el cultivo está compitiendo con la maleza, de otra forma tendríamos que estar haciendo aplicaciones o labores mecánicas para controlarlas”, cuenta el productor.

Receta propia

De la jornada participó el productor estadounidense Rick Clark, un referente en agricultura regenerativa, no sólo porque ha sido premiado por compatibilizar la agroecología con la rentabilidad, sino porque hizo camino al andar. “El comenzó a trabajar con este tipo de agricultura hace casi 20 años y nos contó su experiencia. Y destacó que esto es un proceso y que cada uno tiene que tratar de adaptarlo al lugar donde produce”, dice García.

El mensaje, entonces, es que hay que generar el conocimiento y la información del ambiente en el que cada productor o empresa trabaja. No hay otra alternativa para que ese proceso evolucione.

“Nos planteó en su momento que hagamos en esta región algo parecido a lo que hizo él en Estados Unidos. Y nuestro proyecto tiene una zona de ensayos que va a estar de Dorrego, para lado de Bahía Blanca, en la zona de Las Oscuras; otra zona cerca de El Perdido; y otra en una zona más productiva hacia Pringles. Buscamos con toda esa línea de ensayos generar información para ver cuáles son las técnicas y manejos que nos dan mejores resultados en cada uno de los ambientes”, explica Guillermo.

La reconstrucción

La descripción del problema que enfrenta Compañía Molinera del Sur, como el resto de los productores de la región, a la hora de producir estuvo a cargo del Doctor en Ciencias Agrónomas, Gervasio Piñeiro. “Básicamente tenemos un suelo que cada vez más sirve simplemente de sostén, sería una gran maceta, y no como un elemento que le dé de comer a la planta. Entonces los nutrientes se los tenemos que aportar nosotros de otra manera”, describe.

“En cambio, si logramos restaurar ese suelo, regenerarlo a niveles mucho más altos de materia orgánica, le va a estar dando de comer a los cultivos, va a tener más aireación, va a actuar como regulador también para cuando llueve poco o para cuando llueve mucho. Así se logra estabilizar mucho el rinde. Necesitamos un suelo ‘gordo’ y en buenas condiciones, y no flaco y deteriorado”, explica con claridad el investigador del Conicet.

En el caso particular de Compañía Molinera del Sur, está la necesidad de cambiarle el menú a un suelo que viene con demasiadas gramíneas encima. “El problema acá es una degradación por tantos años de trigo, cebada y maíz. Nos está faltando introducir otros cultivos en la rotación para mejorar el suelo. Lo que mostramos en la jornada son opciones de cultivo de servicios, que los implantamos para darle de comer a ese suelo, y que son alternativas distintas a las que se usan en el resto del país”, comenta Gervasio.

Lo habitual es que los cultivos de servicio sean invernales, que se implanten entre los cultivos de verano, en este caso es justamente al revés: “Nosotros los ponemos entre el trigo y la cebada. Entonces estamos probando con especies raras para la zona, medio tropicales, tipo la crotalaria -como una leguminosa-, o los porotos de ojo negro. Son especies que crecen en esa ventanita de verano como un cultivo que le va a dar de comer al suelo para que después, cuando sembremos el trigo, se haya mejorado la materia orgánica”.

Servicios varios

Los cultivos de servicio, en sus inicios, fueron introducidos en los sistemas como cobertura, para cubrir el suelo, con el paso de las campañas fueron sumando prestaciones. “Hoy hablamos que nos brindan distintos servicios. Uno es combatir malezas, pero también es descompactar el suelo o fijar nitrógeno del aire para ahorrarnos fertilizantes, o también atraer ciertos enemigos naturales para que controlen plagas o polinizadores”, comenta Piñeiro.

“Hoy al cultivo de servicio lo vamos pensando en función de los muchos servicios que nos puede prestar y en base a eso armamos estas mezclas de especies, que cada una está seleccionada para ser muy buena en un servicio en particular”, agrega.

“Y en esta zona en particular estamos siendo un poco disruptivos pensando en cultivos totalmente distintos a los habituales, para una ventana distinta, y probando especies y manejos para ver qué especie y técnica son las mejores”, completa.

Gervasio habla de experiencia disruptiva, y en esa categoría entra también el aporte de Rick Clark y su pata ganadera. “El hace rotación con pasturas y conocemos las ventajas que tiene de tener hacienda. Poner pasturas perennes, de poner raíces, es mucha comida para el suelo. Entonces, nos hace pensar la alternativa de hacer pastoreos de los cultivos de servicio. Ahí nos estarían dando un servicio más multipropósito, porque también le daría una ración para la vaca, no solo para el suelo”, indica Gervasio.

“Rick nos mostró que hace casi 15 años que trabaja en sistemas de este tipo y la importancia de la rotación de los policultivos y de esta opción de introducir vacas, que te da nuevas cartas, nuevas herramientas”, cuenta el Doctor en Ciencias Agrónomas.

En el cierre de la charla, Piñeyro hace un análisis tan lógico como difícil de ver o asimilar para muchos. “Estamos en una carrera en la que siempre queremos sacar más rinde, pero a veces terminamos gastando muchísima plata porque ese mayor rinde lo logramos a partir de mucho insumo y, sobre todo, de degradación del suelo. Entonces los márgenes o la ganancia se acortan”, plantea.

“Nuestra idea es, en lugar de gastar en insumos, invertir en generar un sistema mejor, un suelo mejor, y entonces después voy a tener menos costos directos y los rindes probablemente -es lo que vemos en la red-, muchas veces se mantienen o a veces incluso aumentan. Pero lo que seguro se aumenta es el margen, porque tenés menos costos. Y lo más interesante es que le estás dando sustentabilidad a tu sistema”, finaliza. (Fuente Carlos Bodanza, con la colaboración de Juan Berretta para Infosudoeste). (01-05-24).

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