«Cuentos que humedecen las pupilas», un libro tan conmovedor como necesario
Por Juan Ignacio Gilligan
Este martes en el Centro Cultural de Coronel Dorrego se presentará un libro que no es cualquier libro. No lo es al menos para mí, que he tenido la fortuna de haber podido participar en su edición. Me refiero a «Cuentos que humedecen las pupilas» de María Teresa Del Run. Meses atrás habíamos recibido el llamado de Carlos Castiñeria, su esposo, con la intención de crear una obra a partir de una colección de relatos de María Teresa.
Llevo muchos años acompañando autores y ojalá lo pueda seguir haciendo. En todos ellos rescato el esfuerzo, el compromiso, el valor para sortear inconvenientes y publicar sus obras. Solo el autor sabe lo que pesa un libro en el corazón, me refiero al deseo no solo de escribirlo, sino también de editarlo. Me sorprendo, aprendo, disfruto con cada uno de ellos. Por eso, cuando terminé de leer los cuentos de Marita, sorprendido por la profundidad que había en ellos, hubiera deseado poder llamarla por teléfono o encontrarla, para decírselo. Y felicitarla. Y decirle “gracias”.
Sucede que es un libro tan conmovedor como necesario. Necesario para un mundo enfocado en cosas vanas, en disputas sin sentido, que glorifica el ego y crucifica el Ser.
Como bien lo expresa Mónica Strasser en el prólogo, la autora comparte con nosotros su paisaje interno, donde expone a través de sus vivencias temas esenciales como la infancia, los vínculos, la vida y la muerte.
Y así, sin proponérselo, nos aleja de las vanidades, nos contagia su inocencia, logra ayudarnos a enderezar el mundo para que podamos verlo al derecho. Y de ese modo honrar nuestra condición humana. Será por eso que sus cuentos humeceden las pupilas. (16-10-21).