LA DORREGO

La tropa pesada de Bullrich para la guerra contra el «populismo»

Lanzada a la beligerancia como negocio político, arma ejército de abogados, mesa chica de PRO duro y una red offshore de ultraderecha. El espejo Bolsonaro.

POR DIEGO GENOUD / NOTA PUBLICADA EN LETRA P

“Ojalá me metan presa”, dice Patricia Bullrich ante su entorno más íntimo y no se sabe si es un chiste o una estrategia de campaña. En plena pandemia, con Argentina camino a las 80 mil muertes por coronavirus, la jefa del PRO atraviesa su mejor momento. Designada por Mauricio Macri para encabezar la resistencia antipopulista después del fracaso ruidoso del ingeniero en la gestión, la exministra de Seguridad sumó el domingo pasado, en el programa de Luis Majul, una nueva cucarda a su uniforme saturado de charreteras. Fue cuando habló del “retorno” que, según dijo, el exministro de Salud Ginés Gonzalez García le había pedido a la multinacional Pfizer para cerrar un contrato de vacunación con Argentina. Bullrich señaló al empresario Hugo Sigman como el “intermediario” que exigía el gobierno argentino para avanzar con el negocio y afirmó: “Si llaman a las personas de Pfizer, van a decir la verdad”. Pero la farmacéutica estadounidense la desmintió unas horas después, con el comunicado de cuatro líneas en el que afirmó no haber “recibido peticiones de pagos indebidos en ningún momento”, sin despejar todas las dudas de la oposición. Más allá de las demandas que anunciaron como respuesta Ginés y el Presidente, en el cálculo de la exministra de Macri los trastornos judiciales que pueda tener están más que compensados. Bullrich dio un paso más en su cruzada por ser la mejor y más activa representante del macrismo duro, un movimiento que la ayuda en su prematura y decidida campaña hacia 2023. Eso explica que no se haya retractado de su denuncia y que por estas horas esté evaluando cuál es la mejor estrategia judicial para el año electoral y quiénes pueden ser sus abogados.

La mejor defensa

Según pudo saber Letra P, el candidato que suena fuerte es Guillermo Borda, hijo de Guillermo A. Borda, el exministro de Interior del dictador Juan Carlos Onganía que fue mentor de la reforma del Código Civil Argentino de 1968 y creó el reconocido Estudio Borda. Entre los posibles defensores de Bullrich también figuran el exfiscal Pablo Lanusse, el abogado de Macri Alejandro Carrió y el estudio Tonelli, del hermano del diputado macrista Pablo Tonelli. Presidido por Alejandro Tonelli, es uno de los tres bufetes que estuvo de los dos lados del mostrador en la causa Correo que impulsó la fiscal Gabriela Boquín. También Federico Pinedo y Florencia Arietto se ofrecieron como defensores. De acuerdo a lo que afirman quienes conversaron con Bullrich en las últimas horas, se busca un abogado “serio y profesional”, que no tenga perfil mediático como los que acostumbran desfilar por el prime time.

Incansable, obsesiva y ambiciosa, Bullrich no pierde oportunidad de ser parte del show y lidera una facción del PRO que se activa en el combate con el Gobierno. Su segundo en Seguridad, Gerardo Milman, que se repone por estas horas del covid-19; la extitular de la Oficina Anticorrupción Laura Alonso, la exvicepresidenta del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) Silvana Giudici, que hoy dirige la Fundación Libertad de Expresión y Democracia, y la exprogresista Arietto figuran entre las figuras más cercanas. Dentro de la interna de Juntos por el Cambio, son el grupo de los halcones y tienen a Patricia como jefa.

La madrina del policía Luis Chocobar cuenta con una dilatada trayectoria política y, después de dar la vuelta al pequeño mundo de los sellos y ser ministra de la Alianza en 1999, parece haber recuperado su verdadera identidad al lado de Macri. Ungida por el expresidente al frente del partido, hoy busca ocupar toda la cancha: combina la defensa de la mano dura y la familia de las fuerzas de seguridad con el rol de denuncióloga que alguna vez Elisa Carrió se reservó para sí.

Poco a poco, Bullrich se fue convirtiendo en destinataria de informaciones que le hacen llegar los fiscales anónimos de la república. “Todos los que antes la llamaban a Lilita ahora la llaman a Patricia”, dicen a su alrededor y afirman que eso explica los dardos envenenados que, cada tanto, recibe de Carrió. En base a ese radio amplio de relaciones, pretende consolidarse como el reverso del ala dialoguista que lidera Horacio Rodríguez Larreta. La consigna es clara: las palomas llevaron al fracaso a un Macri que fue el jefe de “Sigamos”, más que de “Cambiemos”.

Apoyo externo

De larga relación con la embajada de Estados Unidos y la embajada de Israel, Bullrich se expresa siempre en línea con los intereses de esa alianza que puede convertirse en el principal aval internacional para su candidatura. Su esposo, Guillermo Yanco, es el vicepresidente del Museo del Holocausto, la entidad que preside el empresario Marcelo Mindlin y conduce la familia del dueño de Pampa Energía. A eso se suma la histórica relación de Patricia con Mario Montoto, el presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, que se dedica al negocio bélico.

En agosto del año pasado, Bullrich se sumó al “Foro Argentino para el Restablecimiento de la Democracia en Venezuela”, un espacio creado a instancias de Elisa Trotta, la embajadora testimonial que designó Juan Guaidó en Argentina. Entre los miembros de ese espacio que se formó en tiempos de Donald Trump y parece haber quedado descolgado de la administración Biden, figuran personalidades de estrecha afinidad con la jefa del PRO: Santiago Kovadloff, Graciela Fernández Meijide, el exembajador en Estados Unidos y China Diego Guelar, la exembajadora ante la OEA Paula Bertol, el constitucionalista Daniel Sabsay, el radical Alfredo Cornejo y el periodista Alfredo Leuco. A Cornejo, ya se lo menciona como hipotetico candidato a vice de Patricia en 2023.

A cargo del PRO, Bullrich también anima las iniciativas y tertulias de la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA), la alianza regional fundada en 1992 que tiene sede en Santiago de Chile y reúne una fauna heterogénea dentro de la misma selva: partidos conservadores tradicionales, partidos ligados a las dictaduras latinoamericanas y partidos y movimientos nuevos de la derecha entre los que aparece el Partido Republicano, el PRO, el Partido Conservador de Colombia y Unión Demócrata Independiente de Chile, creada por los residuos del pinochetismo. El representante del macrismo es el abogado y exdiputado PRO Julián Obiglio, hoy vicepresidente de la UPLA. Para Jaime Durán Barba, el asesor estrella que llevó a Macri a la presidencia y hoy orbita en torno a Rodríguez Larreta, a Patricia, con quien también mantiene diálogo, le encanta participar en “los seminarios de gente de extrema derecha”.

En el entorno de Bullrich, advierten que no sólo el cristinismo emparenta a la exministra con la derecha dura y dicen que hay una “estrategia para extremarla” que también parte de las filas de la oposición. Con el anhelo de refutar las evidencias, sus colaboradores sostienen que, durante su gestión en Seguridad, la jefa del PRO llevó adelante operativos conjunto con países de distinto signo político. “Con Rusia y el embajador se llevó adelante el operativo 12 reinas que terminó en Moscú con gendarmes allá, con China hizo una importante donación para el G20 y con Estados Unidos se firmaron convenios de capacitación con el FBI y operaciones conjuntas con la DEA”, le dijo a Letra P un militante del bullrichismo.

Pese a que hasta en las filas del PRO advierten que su perfil ideológico parece por momentos un clon local del de Jair Bolsonaro, Bullrich se ríe de los cuestionamientos y busca evitar que la encasillen como representante local de los intereses de Estados Unidos en el país. “Yo soy como Angela Merkel”, dicen que dice. Se refiere a que no le importa aparecer muchas veces con el mismo tipo de vestimenta. En campaña permanente, les pide a sus colaboradores que le organicen un encuentro con alguna de las siete mujeres que mejor gestionaron la pandemia. Según los datos de la Universidad Johns Hopkins, en la lista de presidentas y primeras ministras figuran Merkel, Jacinda Ardern (Nueva Zelanda), Tsai Ing-wen (Taiwan), Katrín Jakobsdóttir (Islandia), Sanna Mirella Marin (Finlandia), Mette Frederiksen (Dinamarca) y Erna Solberg (Noruega).

En base a esas credenciales y a otras que por ahora no muestra, Bullrich trabaja para pelear la interna del PRO contra Larreta y se presenta como la candidata que irá a la disputa sin los recursos de los que dispone el jefe de Gobierno porteño. Antes que eso, deberá resolver el dilema Macri, el expresidente que ya se olvidó del fracaso y quiere jugar su segundo tiempo. (01-06-21).

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