El dorreguense Julián Mozo entrevistó a Campazzo: “Nunca pensé que me iba a transformar en lo que soy hoy”

POR JULIÁN MOZO (*)

Se lo escucha feliz. Con la paz interior que le da atravesar el mejor momento de su vida, en lo profesional y en lo personal. Hace un par de semanas, Facundo Campazzo terminó un Mundial de ensueño con Argentina y, sin descanso, arrancó (de la mejor manera) su nueva temporada en el Real Madrid. Pero, claro, hay más noticias para este boletín que tiene un 10 felicitado como nota. En 40 días, Crackpazzo será padre por primera vez y la ansiedad lógica empieza a ganarle terreno a la tranquilidad que le otorga este gran momento que disfruta a los 28 años. “Mi familia es mi cable a tierra y realmente me motiva mucho que llegue (Sarah) y se abra otra etapa en mi vida”, admite el base cordobés que no estuvo en el quinteto ideal del torneo por esos caprichos del destino (o de FIBA), pero enseguida se tomó revancha siendo nuevamente el MVP de una coronación del Real, nada menos que superando al poderoso nuevo Barcelona en la final de la Supercopa española. Pocas horas después atendió a Infobae en un mano a mano de 20 minutos, mostrando madurez, sinceridad y lucidez en cada una de sus respuestas.

-¿Esperabas un Mundial así o superó tus expectativas?

-La verdad es que no planeé ni proyecté mi Mundial. Intenté ocupar mi cabeza en cómo hacer las cosas bien para la Selección. Me focalicé en lo colectivo, en cómo hacer jugar al equipo y a mis compañeros, porque estoy convencido de que cuando el conjunto funciona bien, todos nos beneficiamos. Por suerte esto salió y el equipo alcanzó un gran nivel.

-¿A ustedes los sorprendió el nivel y el resultado?

-No. La mayoría no esperaba semejante resultado, pero nosotros sabíamos que si encontrábamos nuestra mejor versión durante el torneo, podíamos hacer cosas grandes. Y así fue.

-¿Cómo fue llegar al Mundial con un esguince moderado de tobillo? Cómo fueron esos días, sobre todo los primeros. Desde lo mental me interesa.

-Yo me puse positivo desde el primer minuto. Intenté afrontar el proceso con optimismo porque, como me dice siempre Paulo (Maccari, el kinesiólogo), la recuperación es 30% del kinesiólogo y 70% del lesionado. Entonces pensé ‘ya está, ya pasó, no puedo hacer nada’ y me puse como meta llegar lo mejor posible al próximo partido. Obviamente confié mucho en las manos que me trataban y busqué elevar el umbral del dolor. Es verdad que me dolió los primeros días y los primeros partidos, pero me propuse aguantar y cuando fueron pasando los encuentros, el dolor disminuyó y ya me fui olvidando del tema. Estoy contento por cómo lo sobrellevé.

-¿Y en la final qué pasó? ¿Por qué no vimos a un Campazzo dominante?

-Y, fue el peor partido del equipo. Creo que nos cayó la ficha que estábamos en una final. Hasta ahí vivíamos en una inconsciencia que nos ayudó mucho, sin quizá tomar la real dimensión del boom que generamos. Y en la final quizá nos pasó eso. Además, enfrentamos a un equipo muy bueno, con gran experiencia en estos partidos y que realizó una gran planificación que luego ejecutó a la perfección. No supimos responder a ese plan, a ese scouting que nos plantearon. Intentamos imponer nuestro ritmo, pero no pudimos. Jugamos a una marcha menos y nunca controlamos el ritmo. Más allá de nuestra energía, era una final para jugarla bien. Y no lo hicimos. Y mi análisis va enlazado al equipo. Me sentí un poco perdido, bien defendido y con algo de cansancio. Nunca tuve el control ni encontré la forma de recuperarlo.

-Antes del Mundial ya eras un base de elite, pero con lo que hiciste en China, ¿sentís que abriste más ojos, que cruzaste otra barrera?

-El Mundial es una gran vidriera. Yo tenía ya la del Real, que te pone en otro nivel. Y ahora esto sirvió para que me sigan viendo…

-Ahora te pregunto por tu llegada a la gente. ¿Sentís, además, que con este Mundial traspasaste otra barrera popular, que la gente ya tiene una devoción especial por vos, que va más allá de tu nivel de juego?

-La verdad es que sentí mucho apoyo de la gente. Mis cuentas de Twitter e Instagram explotaron, no podía ni siquiera atreverme a ver las notificaciones. Eran miles. Creo que los buenos resultados y la entrega total del equipo nos potenciaron a todos en la popularidad, fue un boom que se dio en el país.

-¿Pero no sentís que vos tenés algo especial que te acerca más a la gente?

-No, algo especial no. Quizá le gusta que arriesgue, que me salgan algunas perlitas. Pero algo especial no percibo que tenga. ¿Vos ves que sí?

-Sí, yo siento que tenés un carisma especial, cautivante, que atravesás capas de popularidad, como sólo vi hacer a Manu. Y quizá a Chapu.

-Tal vez mi nivel de juego llame la atención o quizás les guste mi forma de ser, que ya saben que es igual adentro y afuera, cuando están o no las cámaras. Yo me muestro tal cual soy.

-Tenés 28 años y sumás 24 títulos si contamos desde aquellos como U16. Hoy sos el tercer argentino más ganador de la historia. Además, sumás 7 premios MVP. Todo con 1m79. ¿Cómo hacés? ¿Podés dar tu receta?

-(se ríe) Entrenar y entrenar.

-Muchos entrenan, Facu.

-Sí, ya sé. Ahora que pienso en el número, porque en realidad nunca los conté, es algo impactante. Pero no hay una receta. Dos claves pueden ser que disfruté el camino, cada proceso en Peñarol, Murcia y el Real. Y que cambié hábitos durante mi carrera, algo que me ayudó a mejorar mi físico.

-El de la Supercopa fue tu séptimo MVP en nueve años, desde aquella Copa Argentina del 2010 con Peñarol… ¿Confiabas hace un tiempo que te ibas a transformar en un jugador tan dominante?

-No, nunca pensé que me iba a transformar en lo que soy hoy. Jugar en el Real ayuda mucho, porque tenés compañeros de tremendo nivel y estás más cerca de ganar. Y está claro que, cuando el equipo anda bien, todos elevamos el nivel. Pero igual debo admitir que no esperaba este presente. Lo fui viviendo en el día a día, creciendo. Pero nunca me preparé para ser MVP. Al revés, siempre fui cuarto a cuarto, partido a partido, tratando de ser mejor base, que la cabeza no se me fuera…

-Y hablando de eso, de tu cabeza, de tu madurez, de tu rol creciente en los equipos. ¿Cómo fue la transición de pasar de ser “revulsivo” a convertirte en el dueño de los equipos, como pasa en la Selección y el Real?

-Me pone feliz que ya no se hable sólo de revulsivo cuando se me mencione. O al menos que esa no sea la única palabra. Me gusta que eso pase, aunque claro que el proceso no fue fácil. Dolió, me dio mucho esfuerzo, me choqué varias veces contra una pared y hasta tuve dudas de si iba por el buen camino. A veces pensaba ‘¿por qué no sigo siendo revulsivo?’ Pero bueno, la responsabilidad fue cambiando. No fue lo mismo el primer año en el Real, cuando entraba 5 minutos y ahí sí tenía que ser revulsivo, vaciarme en ese corto tiempo, para darle mi energía al equipo. En Murcia cambió porque pasé a jugar 30 minutos y a ser el termómetro del equipo. Allí empecé a entender el tema de distribuir energía, empecé a madurar, a ver el juego de otra forma, a entender los momentos y cómo y cuándo buscar a qué compañero.

-Hoy sos un base completo. Tanto que ayer hablaba con un entrenador muy importante sobre el recambio tras la Generación Dorada. Y él me decía ‘creíamos que nadie vendría detrás de Pepe y Prigioni y mirá lo que pasó, el que vino después es mejor que ellos…’. ¿Qué reflexión te merece?

-Que no tiene sentido comparar. Que nosotros entendimos que debemos ser nosotros, que Lapro, Vildoza y yo tenemos que jugar como lo sentimos nosotros, no como Pepe, Prigioni y Montecchia, como por ahí decían…

-Sí, eso está claro, pero no voy a una comparación sino a cómo te pega a vos escuchar algo así, que te digan que sos mejor que leyendas argentinas. A mí me impactó y me lo puse a pensar, a ver si realmente tenía razón.

-Sí, a mí me impacta, como a vos. Y me sorprende que lo digan, que me comparen con semejantes monstruos. Pero te repito preferimos evitar las comparaciones, las esquivamos. Porque son épocas distintas, el juego es diferente. Y no tiene sentido. Lo tomo como un elogio.

-Durante el Mundial hablaba con tu mamá y coincidíamos que estás muy cambiado más allá de seguir siendo el mismo atorrante y caradura de siempre. ¿Vos cómo te ves, o qué escuchás que te dicen sobre vos?

-Por lo que me dicen, mis amigos y mi familia, soy la misma persona de siempre pero con un físico distinto. Y yo me siento así… Antes había cosas que no conocía porque no me informaba de lo que era ser un verdadero profesional. Pero por suerte me introduje en este mundito, fui a un nutricionista, contraté a un preparador físico y fui cambiando mi físico. Como persona siempre fui el mismo, sobre todo un chico muy apegado a su familia.

-¿Volvió a la carga algún equipo NBA en estos días, tras el Mundial?

-Que yo sepa no. ¿Vos sabés algo?

-Apenas algunos indicios de que ésto no podía pasar.

-No, la verdad que yo no sé nada. Pero creo que el haber renovado por cinco años con el Madrid los debe haber alejado un poco. Tampoco me preocupa. Estoy muy tranquilo en el Real. Por algo firmé un contrato tan largo.

-Está claro que te sentís muy cómodo en el Real y en Madrid, pero el tema NBA siempre estará, por tu nivel. ¿Qué tiene que pasar para que te seduzca dar el salto? Yo, por lo que averigüé, ningún equipo se te paró enfrente demostrando un gran interés, y con una oferta seductora, firme…

-Tal cual. Así fue. Nunca hubo nada concreto. Nunca llegó un interés firme en todo sentido. En cambio, el Real siempre me valoró y respetó, me dio la responsabilidad y el protagonismo dentro del equipo. Por eso no dudé.

-Terminó el Mundial y horas después ya estabas en el Real. Se viene una temporada brava, con un Barcelona muy poderoso y equipos top en Euroliga. Y vos sin descanso… ¿Qué desafíos te planteaste? Y contanos si estás con energía y mentalidad para bancarte lo que viene.

-Sí, estoy muy bien. Tenía ganas de empezar otra vez la rutina, de volver a casa, de comenzar la temporada, con las presiones y responsabilidades que genera el Real. Por suerte arrancamos muy bien en la Supercopa y siento que tenemos un gran equipo, con dos fichajes nuevos (Laprovittola y Mickey) que encajan perfecto. Sé que el descanso es importante, pero algo tuve algo antes de los entrenamientos con la Selección. Voy a ir día a día, pensando en el equipo. Estoy contento y motivado porque además llega mi hija…

Con ustedes, señoras y señores, Facundo Crackpazzo. De pie, por favor.

(*) NOTA PUBLICADA EN INFOBAE.

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