Nomdedeu también apeló al índice tevé por cable y teléfono celular para justificar la suba de tasas
POR PABLO JAVIER MARCÓ
Una de las justificaciones más usuales de los dirigentes macristas a la hora de validar los aumentos en impuestos, tasas y servicios esenciales, es esto de que si el servicio de cable o la internet es más caro o aumenta, por ejemplo, un 45 por ciento, por qué debería ser cuestionado que las cargas impositivas de las familias, cualesquiera que fueren, aumente lo mismo o incluso más. Lo hemos escuchado también utilizando como elementos comparativos el helado por kilo (el intendente Raúl Reyes) o las pizzas por unidad (Alfonso Prat-Gay).
Ahora fue Gastón Nomdedeu, titular del bloque de concejales de Cambiemos, durante la asamblea de mayores contribuyentes.
Es una manera de recordarnos que si te parece caro el costo de las tasas, o dificultoso su pago, mejor no consumas helado, pizza, cable, internet, o teléfono móvil.
En algún punto, estas justificaciones son elogiables maneras de reconocer el fracaso de la política económica propuesta en la campaña del 2015, porque evidencian claramente un deterioro en el desarrollo humano de la población.
Si hacemos un simple copy y paste de la definición de desarrollo humano, obtendremos: “Proceso por el que una sociedad mejora las condiciones de vida de sus ciudadanos a través de un incremento de los bienes con los que puede cubrir sus necesidades básicas y complementarias. Es la cantidad de opciones que tiene un ser humano en su propio medio, para ser o hacer lo que él desea.”
Por eso es fácil concluir que cuantas menos necesidades complementarias y menos opciones para hacer lo que deseemos, menos desarrollo humano como sociedad tendremos. Así de simple: menos helado, menos pizzas o menos cable, es menos desarrollo humano. Con el servicio de Internet mejor no meterse: los dirigentes ya deben estar tomando nota que con el advenimiento de la tecnología 5G, la Internet será un servicio básico como lo es el agua potable.
Es bueno recordar que desde el año 2000 al año 2005, el IDH de la Argentina no varió, y que desde el año 2005 al año 2015 aumentó de 0.75 a 0.82 puntos. Y que desde ese 2015 al año 2107 no hubo avances. Y que en este 2018 descendió casi a los niveles de 2005, teniendo en cuenta los niveles de desigualdad generados.
http://www.ar.undp.org/content/argentina/es/home/presscenter/articles/2018/idh2018actualizacion.html
https://datosmacro.expansion.com/idh/argentina
http://defonline.com.ar/idh-2018-una-argentina-desigual/
De estos datos duros podemos concluir que hay plena coincidencia entre los períodos de aumento del IDH y los períodos en que los salarios aumentaban más que los impuestos y servicios, y que cuando estos últimos aumentan más que los salarios, se produce un estancamiento y hasta un retroceso del desarrollo humano.
El Estado debe articular políticas de redistribución que garanticen los servicios esenciales a toda su población pero que también promuevan el ascenso social de cada uno de los habitantes (para muchos políticos y ciudadanos, hay ciertos “lujos” que sólo merecen una selecta minoría). Dichas políticas de Estado son garantizar el aumento del desarrollo humano. El latiguillo que debemos pagar lo que el servicio vale es una forma anti-política de justificación del ajuste.
Luxemburgo tiene un IDH de 0.90 y hoy su gobierno propone que el transporte público sea totalmente gratuito.
Suiza tiene un IDH de 0.94, y se planteó hace unos años una pensión universal para todos sus habitantes.
Es saludable que la dirigencia macrista reconozca la imposibilidad de cumplir con las promesas de campaña, todavía se está a tiempo de aplicar políticas que no pretendan recaudar menos, pero sí de manera más justa. En un año electoral, deberían tomar nota.