Política

Cárguelo usted mismo: qué significa el autodespacho de combustible que celebra el Gobierno y critican los gremios

Las consecuencias y mitos detrás de la resolución oficial que habilitó que cada persona pueda cargar combustible por sí sola en las estaciones de servicio. Qué pasó en los 90, las prueba que ya tienen en marcha YPF y Shell y las alertas por posibles despidos.

NOTA DE NATALÍ RISSO EN EL DIARIO AR

La Secretaría de Energía puso este martes la última firma para implementar el autodespacho de combustible en la Argentina. Con la Resolución 147/25 reglamentó el procedimiento y las condiciones de seguridad que deben cumplir las estaciones que opten por ofrecer el servicio. Gracias a una excepción, YPF instaló una isla de autodespacho a modo de prueba piloto en la Ciudad de Buenos Aires y Shell la instalará en abril. Mientras los empresarios del sector apoyan la medida, el sindicato alerta por la posible pérdida de 70.000 puestos de empleo.

La reglamentación de la medida es el último paso que esperaban las petroleras para avanzar con esta modalidad permitida desde hace décadas en muchos países, “especialmente en los más desarrollados como Estados Unidos desde 1964, o en los países miembros de la Unión Europea desde 1982”, según consta en los considerandos del Decreto 46/2025 que desreguló la actividad, publicado el 29 de enero en el Boletín Oficial. La Secretaría tenía 60 días para reglamentar.

Esta modalidad de expendio de combustibles es la norma en Estados Unidos y está permitido en varios países de la región como Chile, Perú, Venezuela, Colombia y Uruguay. En la Argentina estaba prohibida desde 1983, pero admitía la implementación del autoservicio por autorizaciones especiales que Shell usó en los años 90, sin éxito: “No prendió en el ideario de la gente por una cuestión cultural. Hoy la tecnología está más cerca, es más amigable y esto va a ser mucho más simple”, aseguró el presidente de la entidad más representativa de los empresarios de estaciones de servicio CECHA, Isabelino Rodriguez, entrevistado en el podcast Energía en cinco minutos.

Las provincias de Buenos Aires, Jujuy y La Pampa cuentan con leyes provinciales que siguen prohibiendo la actividad. Al ser consultados por elDiarioAR sobre cómo afecta al posible negocio esta condición en el conurbano bonaerense, donde se encuentran la mayor parte de los consumidores del país, una de las petroleras minimizó el asunto: “Por ahora en nada, estamos en etapa piloto y va a tardar un tiempo en adaptarse todo el mercado”, aseguró una fuente corporativa.

Mitos y verdades

El espíritu de celebrador serial del Gobierno instaló mitos a partir de la publicación del decreto que en la propia industria se encargan de matizar.

El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, aplaudió la “profunda desregulación” que la medida supone en el mercado de despacho de combustible. Desde el sector empresario demuestran mucho interés, y destacar el caso de la estatal YPF, que instaló una prueba piloto en una estación de la avenida Alcorta. Tiene “buenos resultados en la franja etárea de menores de 40 años, que eligen el autodespacho por sobre el convencional”, según CECHA. Raizen está desarrollando otra en la estación de Córdoba y Salguero, que entrará en operaciones durante abril.

Sin embargo hay una relativización del efecto. “No va a haber un cambio radical, sino que vemos un modelo parecido al de los supermercados, con un sector destinado al autoservicio y el resto igual que siempre”, aseguraron a este diario desde una de las petroleras.

Después de publicado el decreto y con el mismo tono festivo, el presidente de YPF, Horacio Marín, afirmó que el autodespacho de combustibles permitirá reducir el costo para los usuarios. Otro mito que las firmas desmienten: “No tiene sentido, porque el precio del combustible responde a un montón de variables en este país, y no directamente a los costos operativos. Pensar en la baja del precio es casi imposible”, confesaron a elDiarioAR desde una de las empresas. “No necesariamente significará un cambio en el precio. Es una opción más de atención y facilidad a disposición del cliente”,  complementan desde Raizen.

Desde el sector privado sí destacan el uso de este servicio  para los turnos con menor demanda, los feriados y por las noches para localidades con índices altos de inseguridad. En este sentido, Rosario fue una de las localidades con mayor interés por la desregulación de este servicio.

A modo de negocio, destacan que lo más importante va a ser la posibilidad de instalar estaciones de servicio en localidades con una temporalidad muy grande, como podría ser El Bolsón, Las Grutas o alguna ciudad del norte,  en las que no da el margen porque se vende mucho, pero solo en temporada. “Podés abrir con menos dotación de gente y operar tranquilo. Y beneficia también a la comunidad, que va a tener estación todo el año”, aseguran.

La adecuación de una estación requiere la adaptación de la isla de carga colocando pantallas de contacto táctil, nuevo mobiliario para la instalación de dichas pantallas, así como de los equipos de pago, facturación y comunicación con la tienda u oficina ante necesidades o inquietudes. Adicionalmente, es necesario adaptar el sistema operativo, logrando un cobro anticipado de la transacción para luego poder completar la carga. Por último, una mínima adaptación de mangueras y picos para cumplir con los requerimientos establecidos por la Secretaría de Energía de la Nación. “La inversión dependerá de cada punto de venta, pero por lo general es fácilmente adaptable con una inversión baja”, aseguran desde Raizen.

Los trabajadores

Desde que comenzó a hablarse de la medida el año pasado, el Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio, Garages y Playas de Estacionamiento (SOESGyPE) se pronunció en contra: “Cerca de 70.000 trabajadores podrían perder sus puestos”, advirtió el secretario general adjunto, Carlos Acuña, al portal especializado Infogremiales. Acuña explicó que el costo del personal de estaciones representa un porcentaje mínimo en el precio final del combustible (alrededor del 3%), por lo que la medida no beneficiaría a clientes ni empresarios, y “agravaría la crisis laboral en el sector privado”.

Uno de los argumentos más fuertes de los gremios tiene que ver con la seguridad: “Los trabajadores tienen experiencia ante situaciones como derrame de combustible, qué hacer si el pico no corta y un montón de condicionantes que hacen a la seguridad, porque son aparatos mecánicos que fallan, y eso es normal. Ni hablar de que el combustible tiene tres componentes altamente cancerígenos, por eso los playeros utilizan guantes de propileno”, aseguró en una entrevista radial Ismael Marcon, representante del sindicato de trabajadores de estaciones de servicio de Rosario.

Desde CECHA patean el problema para adelante: “El gremio tiene sus resquemores pero el futuro vino a imponerse. Va a haber un proceso de adecuación donde seguramente haya refuncionalización de mucha parte de los trabajadores”, asegura Isabelino Rodriguez, y agrega que, por cuestiones de seguridad, los expendedores de GNC no van a poder ser automatizados. 

“No veo que vaya a haber una gran reestructuración de la mano de obra. Es un sector en el que hay mucho recambio de gente, porque es un primer trabajo, o un temporal hasta conseguir otro mejor. A lo sumo, se irán personas y no se contratará nueva gente”, confiesan desde una petrolera.

Mientras el Gobierno celebra esta medida como parte de su cruzada desreguladora, la industria baja un cambio y los sindicatos buscan apretar el freno de mano. (11-04-25).

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