La Región

Cinema White

Escribe Néstor Machiavelli

Siempre White atravesó su corazón. Por eso Lorenzo Natali insistía que filmáramos un par de documentales que consideraba emblemáticos. Uno, la historia del cine Jockey Club. El otro, los años de niñez y adolescencia de Rafael Emilio Santiago.

La primera era un llamado de la sangre porque desde pequeño respiró el aire del mítico cine donde su papá era uno de los propietarios.

Con Rafael los unía el mundo White, nacidos y criados entre cantinas y pescadores al borde del estuario. Esa relación entrañable se profundizó frente al micrófono compartido en el mismo aire radial. Bahía y la región disfrutaron el Equilibrio diario en las mañanas de Bienvenidos.

Admiré el trabajo periodístico de Rafael, la precisión de sus palabras, las reflexiones pausadas, dichas con puntos y comas con un relato que atrapaba. Se lo dije la última vez que conversamos. Fue en el club Independiente, antes de filmar escenas del documental de Lito Fruet y sus amigos del básquet. Recuerdo que era una fría mañana de invierno. Rafael vino emponchado, se abrazó con el Negro De Lizaso que recién llegaba de Necochea, con Lito, con Cortondo, con Monachesi. En la cantina del club donde Fruet inició su gran carrera deportiva filmamos la tertulia distendida repleta de anécdotas del básquet de Bahía, con Beto Cabrera que flotaba en el ambiente y los relatos.

Desde entonces que Lorenzo alentaba para que filmara la historia de Rafael. Pero nos creímos inmortales, lo fuimos aplazando, demoramos más de lo debido. El documental alumbró después que se apagó su vida. Contar una historia en ausencia del protagonista es más complicado, pero valía el esfuerzo, porque a esa altura el documental adquiría valor de tributo al periodista más influyente en la historia de la ciudad.

Fueron meses de trabajo, donde recurrimos a audios de entrevistas que generosamente aportaron medios locales, documentos y reportajes a amigos y familiares. Lo estrenamos una tarde calurosa de octubre hace cuatro años en la cancha de básquet de Whitense, el club de la infancia, a media cuadra de la casa familiar. Allí estaba Lorenzo emocionado hasta las lágrimas con clip final donde asociamos imágenes de Rafael con escenas inolvidables de Cinema Paradiso.

“Mi papá –recordaba entonces Sebastián Santiago– era muy fanático del cine, así que película que salía, película que iba a ver. Le gustó mucho Cinema Paradiso, le pegó en el corazón a nivel barrial. La relacionó mucho con su infancia, decía que ese cine era como el que vivió de chico en White”.

En medio de la destrucción provocada por el diluvio, que inundó la ciudad, la buena nueva es que en la esquina de White donde funcionó el cine está en construcción un centro cultural que reproducirá en escala real el frente y el interior del desaparecido Jockey Club.

Tendrá capacidad para trescientas personas, con una pantalla LED de las mismas dimensiones del telón original. La obra impulsada por el Sindicato de Recibidores de Granos (Urgara), además de sala de cine será un espacio cultural multiuso disponible para la comunidad.

Cuando en la esquina del Jockey Club se apaguen las luces y se encienda nuevamente el mundo de películas y fantasías, el recuerdo de estos whitenses apasionados por el cine rondará en el ambiente con el aroma inconfundible a cine de pueblo.

Como si fuera Cinema Paradiso… (25-03-25).

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