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Dybala y Equi Fernández: decisiones distintas y la Scaloneta en el medio

Nota de Ezequiel Fernández Moores en Cenital

A sus 30 años, sin promesas de titular en su club italiano (Roma) ni en la selección argentina, Paulo Dybala rechazó una oferta global de 75 millones de euros para iniciar una “jubilación” VIP en Arabia Saudita: el jueves por la noche en el Estadio Monumental, con el 10 celeste y blanco, la camiseta campeona mundial de Leo Messi, ovacionado por los hinchas, jugó apenas los diez minutos finales del triunfo 3-0 ante Chile. Poco tiempo, pero acaso suficiente para comenzar a justificar su decisión.

A sus 22 años, Ezequiel Equi Fernández, figura de Boca, inevitable destino europeo, tomó en cambio un camino opuesto. Eligió irse a un equipo que ascendió este año a la Primera división del fútbol de Arabia Saudita, Al-Qadsiah, propiedad de Aramco, acaso la mayor productora de petróleo del mundo (diez millones de barriles por día), con beneficios en 2023 de 153.000 millones de euros, flamante patrocinadora de la FIFA.

Equi fue la mejor figura de la Sub 23 en los Juegos Olímpicos de París y recibió esta semana su primera convocatoria a la selección mayor, para la doble fecha de eliminatorias mundialistas ante Chile y la siempre difícil Colombia (el martes en Barranquilla). El ex Boca es una de las mayores promesas de recambio para la selección que defenderá su título de Catar en el próximo Mundial de Estados Unidos 2026. Eso sí, en Arabia ganará salarios dorados. Pero es una Liga de calidad y competitividad dudosa y todavía de escasa visibilidad. No parece el mejor camino para ganarse un lugar en la selección número uno del ranking del fútbol mundial.

Lionel Scaloni se sumará a otros numerosos técnicos de selección que ven cómo sus talentos arriesgan pérdida de jerarquía. Eligen irse al país que será sede del Mundial de 2034 y que, igual que Catar, usan al fútbol como herramienta de “soft power” (poder blando) o “sportswashing” (lavado de cara), un lado más amable que contrarreste acusaciones de violaciones de derechos humanos contra las monarquías del Golfo Arábigo. Agencias de marketing, lobby y ahora fútbol. El Fondo de Inversión Pública (PIF), 950.000 millones de dólares no solo para reforzar clubes propios que luego “privatiza” con patrocinadores amigos, sino también comprar al Newcastle inglés, el circuito de golf de Estados Unidos (PGA) y fortalecer negocios en lucha, boxeo, tenis, F1, football americano y hockey sobre hielo, entre otros, además del Mundial 2034.

“Creo que es un gran paso en mi carrera”. Equi Fernández recitó bien el libreto de su representante Hernán Berman. Pero irse a la Saudi Pro League (SPL), y a un club recién ascendido, es sumarse al final dorado que eligen muchas de las estrellas del fútbol mundial. Con una pequeña diferencia: el ex Boca tiene apenas 22 años. Y firmó contrato por cinco temporadas.

Es cierto, tendrá como compañeros, entre otros, al zaguero español Nacho, campeón de la Champions con Real Madrid, y al goleador gabonés Pierre-Emerick Aubameyang. Pero el primero tiene 34 años y el segundo 35. Estarán también el peruano André Carrillo (33) y el uruguayo Nahitan Nández (28). Todos, igual que Equi, con salarios dorados, pero ya con títulos y copas en su haber, una materia que Fernández, un volante zurdo de muy buena técnica, pero también de gran disciplina táctica, estaba recién comenzando a construir.

Cristiano Ronaldo, que a los 39 años sigue haciendo goles –esta semana llegó a los 900 en su carrera-, fue distinguido como la mejor figura en la última temporada de la SPL (juega en Al Nassr), pero su mudanza a Arabia Saudi lo dejó afuera de las listas del Balón de Oro de France Football (como también le sucedió este año a Leo Messi tras su mudanza a Estados Unidos, y pese a que el argentino ganó por segunda vez consecutiva la Copa América).

La propia SPL está redimensionando el negocio. En 2023 había gastado un total de 940 millones de euros en fichajes. Una lista que lideró Neymar (frustrado heredero eterno al Balón de Oro y lesionado en Arabia a poco de debutar, inversión desastrosa para Al Hilal, similar al fiasco de Marcelo Gallardo en el Al Ittihad de Karim Benzema). Para la Liga que comenzará dentro de quince días, el gasto de fichajes se redujo a un tercio: 330 millones de euros.

Si Neymar costó 90 millones, el precio más alto es ahora el del atacante francés Moussa Diaby. Al Ittihad pagó al inglés Aston Villa 60 millones de euros para sumarlo como socio de ataque de Benzema. Al Ahli le ganó a su vez la puja al Arsenal y pagó 42 millones a Brentford por Ivan Toney, que formará ataque con Riyad Mahrez y Roberto Firmino (ambos comprados anteriormente también a la Premier League, el primero ex Manchester City y el segundo ex Liverpool). Al Hilal pagó a su vez a Benfica 40 millones por el brasileño Marcos Leonardo y 25 millones más a Bayern Munich por el portugués Joao Cancelo. Al Qadsiah gastó 9 millones de euros por Aubameyang y fichó a costo cero a Nandez. Equi González, que costó casi 20 millones de dólares, es su mayor apuesta.

Hace un año, cracks como Luka Modric (Real Madrid) y Mohammed Salah (Liverpool) rechazaron los millones de la SPL. Ahora lo ha hecho Dybala. El cordobés gana 4 millones de euros anuales en la Roma. Al Qadsiah, el mismo club de Equi, le ofreció casi siete veces más. En Italia se daba por hecha la operación, que implicaba también unos 18 millones para la Roma, cuyo DT, el ex Boca Daniele De Rossi, evitó precisar si la Joya, ídolo de los tifosi romanistas, era una de sus prioridades para esta nueva temporada. Arribado a costo cero desde Juventus a mediados de 2022, Dybala registró 34 goles y 18 asistencias en 77 partidos en Roma, una marca notable, pero matizada también por las lesiones que lo persiguen desde hace años. La partida a Arabia, el inicio acaso de la recta final en una carrera que incluyó títulos, goles y fama, parecía cantada.

Sin embargo, en su Instagram, donde tiene ocho veces más seguidores que la propia Roma, Dybala sorprendió a todos al anunciar hace una semana que, finalmente, decidió rechazar la oferta árabe (total de 75 millones de euros, aseguran las crónicas) y se quedará en la capital italiana. A los pocos días viajó a Buenos Aires, convocado a la selección, de la que había quedado al margen en la última Copa América. En ausencia de Messi, lesionado, Scaloni le dio además la camiseta número 10.

El Monumental ovacionó su ingreso en los diez minutos finales. Acaso no tanto por su rendimiento histórico en la selección (irregular, con apenas cuatro goles en 39 partidos). Pero sí porque, igual que los hinchas romanos, el hincha argentino valora el arte de su zurda exquisita, una rara avis del fútbol moderno, más atlético y utilitario, menos mágico. Su entrada, su gol, fue el broche de una nueva noche feliz de la selección, que superó un primer tiempo discreto y lució rápida, precisa y ofensiva en el segundo, en un estadio con sectores vacíos no solo por la sanción de la Conmebol, sino también porque hay crisis y no es fácil pagar un boleto, el más barato, de 75.000 pesos. Era un público de cantos breves, algunos ingresando a la platea guiados por señoritas que levantaban carteles de tarjetas de crédito, casi como turistas japoneses. Público corporativo. Una pena, porque además la TV Pública cortó una tradición de veinticinco años transmitiendo partidos de selección. “Con la nuestra”. El gesto de Scaloni tras el gol de Dybala a los 91 minutos (un gesto algo reservado, pero igualmente captado por la TV) pareció expresar una satisfacción especial. Acaso la vuelta a la selección, la camiseta número 10, hayan sido el premio a una decisión. En la conferencia pospartido, el DT no podía disimular su cansancio -y cierto aburrimiento- ante la enésima pregunta repetida sobre cómo se mantiene el deseo de seguir ganando (la selección sufrió apenas dos derrotas en los últimos cinco años). “No es difícil, los jugadores saben que si pierden la motivación entonces habrá otro en su puesto”, respondió Scaloni. Lo sabe Dybala. “Uno de los motivos por los cuales no me fui a Arabia –dijo el cordobés tras la victoria- es para poder estar en la selección. Tenemos muchos jugadores muy buenos, pero yo quiero seguir luchando por mi lugar”. La Joya, como lo bautizó el fútbol, sabe que siempre será más fácil hacerlo si la elección pasa por la pelota antes que por el dinero árabe. (09-09-24).

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