“El tiempo me enseño que la memoria no es menos poderosa que el olvido…” (Tabaré Cardozo)
Por Carlos Madera Murgui / Periodista de LA DORREGO
La vigorización anual se renueva indudablemente cuando llega otro 24, pero se vivifica permanentemente actualizando la génesis motivacional, más allá del oprobio y el terror estatal, de los cambios, provocaciones, cantidades o títulos, alrededor de una fecha. El suceso devastador atravesó a toda la sociedad argentina sin excepción, y todo esto no logra modificar en absoluto un sentir, pese a los múltiples intentos de disminuir su relevancia en la masa.
No sobre el 24, sino porqué el 24 ? que significa ? qué perseguimos ? De qué trata la memoria.
“Como sucede con la familia, nuestros pueblos cobran a sus miembros un alto precio por la contención y la identidad.. suelen ser acogedores,; también muy crueles. La mezquindad, la estrechez, la maledicencia, la presión social, la hipocresía, la mentira y el rencor acumulado… No es fácil, muchas veces, hurgar en las entretelas del pueblo, raspar la superficie y mirar que hay debajo. Pero hay que hacerlo. Es una cuestión de salud y de vergüenza”. Este párrafo no me pertenece, es de una persona que alguna vez habitó éste pueblo y que admitiendo que se acordó tarde y mal de sus “amigos” escribió haciendo mención a uno de los más emblemáticos casos de la represión en todo el país, y a mis hermanos/compañeros asesinados por el Estado dictatorial en especial.
Nuestra memoria, con su maravillosa capacidad para grabar, reconstruir y también para olvidar, es el cemento que forma nuestra identidad y el sentido de nosotros mismos. La memoria apela al ámbito de lo subjetivo, individual o colectivo, es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado, mientras la historia responde a una construcción incompleta y problemática sobre algo que sucedió, pero que ya no existe. La memoria depende del recuerdo, es azarosa, no masiva, no única. La historia es una operación intelectual producto de un análisis y una metodología científica, pero siempre plasmada y difundida por alguien al igual que la memoria. Difiere mucho contar la historia a partir de Calfucura, Dorrego, San Martín, Alberdi, tan de moda, Rosas, Artigas o Rivadavia, amortiguando y aplicando el negacionismo de la práctica del Terrorismo de Estado. Ese tiempo lúgubre debe ser enseñado y relatado a las generaciones estudiantiles en todos los niveles, como parte fundamental de nuestra genealogía y para no habituarse y naturalizar turbadoras frases de máximos exponentes del poder público, como “ Esto como está, solo lo arreglas con una tiranía” , o querer liberar represores o enterarnos que la policía o una fuerza de seguridad te pueda disparar sin dar la voz de alto. Es el más grande contrasentido, como simbólico, para conmemorar un nuevo 24 , para empezar hablar de libertades, obviando claro, sus distintivos rasgos económicos, ( nada nuevo) que sumieron en la regresión en tiempo record a todo un país, y a su vez agitando el desprecio, la deshumanización, confrontación e individualismo clasista en los gérmenes mismos de la sociedad.
Las libertades y seguridades individuales dentro de un Estado de Derecho, que solo garantiza la democracia, tienen el mismo cardinal de importancia y valor que el resultado de una elección de ciudadanos de sus gobernantes en todos los niveles, presidente, gobernador, intendente y todo otro cargo que sea sometido al referendo ciudadano.
Sí la clandestinidad, el ocultamiento, la ilegalidad de la práctica represiva fue uno de los andamiajes constitutivos de las transformaciones sociales que produjo la última dictadura cívico/militar/eclesiástica, deberíamos prestar suma atención y ocupación (todos) en aspectos “casualmente” abordados actualmente. Poderes constitucionales avasallados permanentemente con anuencia primordialmente de una “ clase mediera adherente” que preconcibe como único elemento democrático el ejercicio de su voto, en una agenda conservadora/negacionista donde participan y asocian , confundidos y militando el desguace de sus propios derechos, junto a dirigentes de partidos que se autoproclaman (no lo demuestran, de acuerdo a su historia), como defensores y garantía de la Constitución y la Democracia.
En ese período, el más oscuro de la historia argentina, las políticas económicas generaron una pauperización gigantesca y una transferencia de recursos entre los sectores bajos y medios hacia los más ricos; mera coincidencia ?. El terrorismo de Estado no es solamente un “desborde” de la represión homicida, sino que forma parte de un proyecto que busca congelar al pueblo, criminalizar la protesta social, a los efectos de establecer políticas de ajuste en lo económico y grandes reformulaciones en las públicas individuales, basados en su represiva filosofía de seguridad y la flagrante violación de derechos.
La democracia es una construcción frágil que hay que cuidar y tiene que ver con el respeto a los derechos individuales, el diálogo, la negociación, el respeto entre los actores políticos y sociales. Una sociedad puede llegar a vivir en un régimen represivo/dictatorial si no cuida la democracia y admite como natural subyugamientos como los vistos y sufridos a diario emergidos desde la mente presidencial y sus proyectados. La quita o discusión sobre derechos adquiridos y refrendados por leyes y decretos de una sociedad organizada, en un contexto paradigmático donde la mayoría (?), para acomodar su transitorio pensamiento en pos de justificar esas acciones, desconoce democracia, violando sus obligaciones de funcionarios o comunicadores generando un desentendimiento muy peligroso, que solo hace reaccionar al ciudadano solo cuando le toca.
La historia de la Argentina, ha tenido siempre a la muerte en la resolución de los conflictos importantes, la sangre siempre, la del pueblo, ha sido el telón para acabar con mesianismos, ideas equivocadas de quienes nunca pagan el costo, o intervencionismos represores que impulsaron esa condición como primordial para aniquilar, literalmente, todo lo que molestaba; el mundo todo, ha ido cambiando, siempre con sangre por estos motivos, y siempre la del pueblo.
Hemos retrocedido penosamente, como en los juegos de mesa y hoy reflexionamos sobre la desaparición planificada de toda una generación que luchó y murió por la vigencia, vigor y eficacia de derechos y forma de vida de todo un país. Repasen los sucesos cumbres y trágicos de nuestra historia y su culminación o salida, 30000 compañeros tenían otra ilusión para sus vidas, sabían que podía ocurrir lo que pasó, se inmolaron en pos de una convicción que sobrevino, para que muchos, ahora, en otro marco, en otra realidad, invoquen desde sus delirios místicos e irracionalidad, democracia o derechos como una palabra más, negando, también hasta aborreciendo y desconociendo que la lucha fue idéntica a la de estos días, con otros matices.
Será el mejor recuerdo, más allá del monumento que nos deben a los dorregueros, para que todos sepan de nuestros hermanos asesinados, o alguna impostura anecdótica singular local, que no altera en nada la retentiva.-
Solo lo que no cesa de doler permanece en la memoria
(Genealaogia de la moral -Friedrich Nietzsche)
24-03-24