¿Hasta dónde llega la crisis del básquet argentino?
Va más allá de la no clasificación al Mundial y alcanza hasta lo institucional. La CAB mantiene la muy polémica expulsión de la Federación de Santa Fe y el caos en la de Buenos Aires llegó a la Corte Suprema. La opinión de un dirigente importante que se anima a hablar.
Por Julián Mozo
Aquella fatídica noche del 26 de febrero, en Mar del Plata, cuando la República Dominicana del Che García remontó una desventaja de 17 puntos y le ganó a nuestro seleccionado para callar a las más de 7000 personas que llenaron el Poli y dejarnos sin Mundial por primera vez desde 1982, fue el empujón hacia el abismo, el impulso que se necesitaba para destapar una olla, para dejar al descubierto muchos problemas que, a veces, los resultados venían tapando y que hasta incluyen una crisis institucional, como confirman la profunda judicialización de una disputa dentro de la Federación de Buenos Aires y la expulsión de la Federación de Santa Fe de la entidad madre del básquet nacional que lleva dos años sin solución. Un verdadero papelón, teniendo en cuenta que son dos de las cuatro federaciones más importantes del país, algo que viene pasando inadvertido para el público general y que, en el ambiente del básquet, se habla poco, pese a la gravedad.
“Hay un montón de cosas que se vienen haciendo muy mal por parte de la Confederación Argentina, lo que ha generado una crisis grave que abarca muchos ámbitos”, analiza Roberto Monti, el presidente de la Federación de Santa Fe, que en abril del 2021 fue expulsada por la CAB –“sin derecho a la defensa, único caso en los 94 años de vida de la entidad”, aclara- y luego de intentarlo todo, desde lo administrativo, lo legal y lo político, hoy expone el tema, a días de que una nueva asamblea de CAB resuelva si confirma -o no- el apartamiento de la federación del cuadro nacional.
“Es un llamado a asamblea con irregularidades, por el tipo de convocatoria (debería ser extraordinaria y es ordinaria) y porque no se cumplieron los plazos estatutarios. Debería ser vetado, algo que ya pedimos ante la Inspección General de Justicia”, informa mientras se mete a explicar el por qué de la expulsión de Santa Fe hace dos años. “La CAB aprovechó errores del Consejo Directivo anterior a mi gestión para lograr nuestro veto, sin importarle los 97 años de vida de nuestra Federación. Fue un tema claramente político, pero no nos sorprende: es una forma de actuar que dice defender la institucionalidad pero que realmente solo aplica legalidad en quienes están políticamente en su contra. Así lo vemos en Buenos Aires, una federación que dirige Miguel Chami, su vice 1° en la CAB, que recibió denuncias de varias asociaciones y perdió en todas las instancias legales, incluso en la Corte Suprema de la Provincia, pero sin embargo su federación nunca fue expulsada. Tampoco la de Córdoba, pese a que Mario Ontivero fue destituido como presidente. ¿Será porque es el vice 2° de la CAB que preside Fabián Borro?”, agrega Monti.
Hace dos años, la CAB tomó denuncias de la Asociación Rosarina, la última hablando de irregularidades en el llamado a asamblea para las nuevas elecciones federativas, y así decidió el nombramiento de un interventor electoral, con facultades ejecutorias, ordenatorias y dirimentes, potestad que no existía en el estatuto vigente de la CAB, comenta Monti. La FBPSF rechazó al interventor por improcedente, pero de buena voluntad aceptó un veedor. La Inspección General de la provincia avaló la conducta de la federación, rechazando las impugnaciones, y confirmó las elecciones. Ante ese revés, la CAB duplicó la apuesta y, dos días antes de llevarse a cabo, expulsó a Santa Fe, “por las irregularidades de los últimos cuatro años y por no aceptar un interventor electoral”, como consignó parte del comunicado oficial de la entidad madre. El comicio, avalado por la IGPJ, se hizo igual y tuvo como ganador a Monti (19-0 en votos).
“Igualmente lo llamé al presidente Borro para darle una solución. Le dije que podíamos renunciar y llamar nuevamente a elecciones, como había pedido, pero sin un interventor puesto por él. No aceptó. Tampoco contestó los escritos, en octubre y diciembre del año pasado, pidiendo nuestra reincorporación. Tampoco pudimos avanzar con el diálogo. Hablamos con Sergio Gatti, secretario de CAB, y luego con Horacio Muratore, presidente Honorario de FIBA, sin recibir respuesta más que ‘hablá con Borro’. Realmente no hay motivos para mantener esta expulsión, más que diferencias políticas y un evidente encono personal. Tenemos todo en regla. En los últimos dos años recibimos la constancia de Personería Jurídica -sin observaciones- de la IGPJ, el órgano que controla la legalidad de las entidades civiles de la provincia. Ya sin saber qué más hacer, en febrero denunciamos el caso a la IGPJ de Buenos Aires y estamos esperando respuesta. También denunciamos la asamblea de esta semana”, explica Monti.
El directivo asegura que estar fuera de CAB les ocasiona perjuicios en lo deportivo, económico e institucional, a todos los protagonistas, más allá de que la federación, internamente, goza de muy buena salud y sigue organizando los torneos sin problemas, con sus 350 clubes, incluyendo la Copa Santa Fe con 1200 partidos anuales, exceptuando a los clubes de pagar inscripciones y aranceles de árbitros . “Por suerte venimos muy bien en lo deportivo y económico, pero nunca es lindo estar fuera de la entidad madre. Y además que pase esto por primera vez en la historia es el reflejo de lo mal que está el básquet argentino. Es un papelón lo que pasa con Santa Fe y Buenos Aires, sobre todo ver que no hay voluntad de arreglar nada”, agrega.
Monti considera una lástima tener que “ocupar tiempo en esto en vez de en el desarrollo de nuestro deporte”, al que observa en “una crisis grave, más de lo que pensamos”. Y comienza a enumerar problemas. “Arrancando con algo conceptual, que viene desde la creación de la Liga (1984): nunca hubo un respeto mutuo por el otro, en el caso de los clubes poderosos hacia los formadores y también con el deseo, para mí erróneo, de algunos instituciones formadoras buscando competir como sea, cuando su rol debería ser el otro, desarrollar jugadores”, inicia para luego completar ese pensamiento. “Se suma el error de incrementar de forma indiscriminada los clubes que se inscriben en torneos nacionales. Antes había 16 en la Liga, ahora 20. Antes 24 en TNA, ahora 34. Antes 40 en el Federal, hoy más de 100. No hay tantos jugadores para abastecer a todos los equipos y se traen extranjeros que quitan más que suman… Así decrece la calidad de los torneos, de los partidos… Y todo se completa con las fichas disponibles, hoy 4 por equipo. Mirá si tu club formó varios pibes y te encontrás obligándolos a irse porque no hay lugar. Todo para peor. En estos años se dieron una serie de decisiones perjudiciales para el desarrollo, siempre favoreciendo la concentración de poder, donde ganan los equipos con apoyo de gobernaciones o de clubes de fútbol…”, analiza.
Otro problema, dice, es el nuevo sistema de transferencia. “Antes los clubes tenían un capital deportivo para luego desarrollar un proyecto. Hoy te llevan a los pibes sin dejarte nada, salvo que les hagas contrato por cinco años. Cinco años en este país, otro despropósito. También está el tema de las categorías, de las edades. Pusieron la U13, sólo podés competir con 13 porque antes está Mini y Premini. Es complejo completar los equipos. Debería ser U14 y así tenés dos años para formar planteles. Es lo que hacemos nosotros. Pero no por capricho. Lo dice el Manual CAB que hizo Silvio Santander. Pero ni el manual de ellos respetan..”, dice. También se pregunta qué pasó con el Plan Altura. “Hay que salir a buscar desde la CAB, porque los clubes hacen lo que pueden. Tenemos carencia de altura y hasta el vóley ha captado más que nosotros. Carencias que se notan cuando salen las selecciones juveniles a jugar afuera”, asegura.
Monti rechaza la concentración de poder que se ejerce desde hace años. “Hay que abrir el juego, como pidió Chapu Nocioni. Con él hablé, también con Scola. Hoy no quieren meterse y los entiendo. Pero yo estoy seguro que si se arma una buena mesa de trabajo, con todos los estamentos, jugadores, entrenadores y árbitros, los chicos de la Generación Dorada se van a sumar. Tienen mucho que dar. Los dirigentes federativos deben conducir pero ellos pueden aportar un montón de todo lo que vieron por el mundo”, no tiene dudas.
También hace autocrítica dirigencial. “Se desperdiciaron años. Y dinero. En una época parecía que no había recursos para una Selección B que, más allá de la Generación Dorada, saliera a rozarse al exterior, por caso, pero sí había para fiestas onerosas de cumpleaños… Hoy sólo decide una persona y así estamos. En el básquet argentino han llegado muchos dirigentes a lugares importantes buscando poder, figuración o dinero. Caudillos que en realidad nunca trabajaron para el básquet sino para ellos. Y ahora la crisis es grave, en lo deportivo, el desarrollo y hasta lo institucional”, explica.
A los 72 años, Monti aún da pelea. “Porque hay un montón de cosas para hacer, proyectos, cosas pendientes… Claro que puedo tener falencias, pero siempre estoy buscando mejorar, mirando para adelante, trabajando en equipo. El básquet argentino no merece esta realidad”, comenta, no sin antes dejar un mensaje para las otras federaciones, pensando en la asamblea que fue llamada para este viernes. “Ojalá puedan revocar la exclusión y apoyen nuestra reincorporación. Somos la única federación que no está dentro de la entidad madre y pedimos por la corrección de esta injusticia. Hay que animarse para iniciar otro proceso”, finaliza. (27-04-23).