Otra época para Lula
Rescató a Alberto de la orfandad y se elevó por encima de todos. El golpe que Cristina no esperaba, el viaje de Massa a China, la presencia del Papa y la paz de Bullrich.
NOTA ESCRITA POR DIEGO GENOUD EN LA POLÍTICA ON LINE
Luiz Inacio Lula Da Silva estaba en la bilateral con Alberto Fernández cuando pronunció una frase que impactó a la comitiva argentina. «Estos son los cuatro años más importantes de mi vida. Hay muchas dificultades, mucha expectativa y no puedo fallar». Lo escuchaban solo cinco personas. El presidente argentino, los cancilleres Santiago Cafiero y Mauro Vieira y los ministros de Economía Sergio Massa y Fernando Haddad.
A los 77 años, después de una vida en la que conoció más de una vez el poder y la cárcel, el presidente de Brasil ve que su nueva oportunidad se asemeja demasiado a un campo minado. Por eso, teme que el poder se les escurra entre los dedos sin haberlo aprovechado. «Tengo que hacerlo todo ahora», dice. Fernández, que sabía lo mismo desde mucho antes de asumir, no supo guiarse por esa máxima.
A menos de un mes de haber asumido por tercera vez la presidencia, la estrella de la cumbre de la CELAC se confirmó en Argentina como un líder regional que piensa aprovechar hasta que pueda la alianza de hierro que forjó con el abogado peronista que lo visitó en la cárcel de Curitiba en julio de 2019.
Con una presencia impactante y una capacidad oratoria que lo distingue, Lula sigue siendo un líder taquillero para los corazones progresistas de gran parte del planeta y el rescate de la Unasur apunta en ese sentido. Pero sabe mejor que nadie que este Brasil más dividido y desigual no le permite soñar con que el boom de los commodities financie, como hace dos décadas, la tranquilidad de las buenas conciencias. Experiencias como la de Dilma Rousseff y el Frente de Todos confirman que superar la prueba de fuego del presente demanda bastante más que invocar ese pasado que se empeña en no volver. Brasil ya no es la sexta economía del mundo, como cuando él se fue del poder: ahora es la decimotercera y tiene 33 millones de pobres.
Lula reiteró en Casa Rosada que siente haber resucitado y que la tarea que tiene por delante es ciclópea. Cree estar al mando de un Brasil que fue aislado durante el interregno de Jair Bolsonaro y necesita desactivar la herencia envenenada que le dejó su antecesor: un contexto social explosivo, una población descreída y un marco normativo diseñado para otro país.
Su visita fue la mejor noticia que Alberto recibió en muchísimo tiempo y llevó a que algunos de los que aun lo acompañan a lamentarse por no haber tenido antes un aliado de esa magnitud. En el gobierno consideran que de corto plazo lo más importante fue el financiamiento que el principal socio comercial de Argentina hará de las importaciones a 360 días, un poco de aire para un Banco Central que viene de cerrar la peor semana de los últimos tres meses con una quema de 210 millones de dólares.
Lula y Fernández apuntan a potenciar el gasoducto de Vaca Muerta y en Olivos afirman que no está descartado que, en algún momento, el crédito del BNDES que anunciaron Daniel Scioli y Flavia Royón se destrabe para financiar la extensión del Nestor Kirchner. Por ahora, IEASA apunta a llegar a mitad de año desde Salliqueló a la santafesina San Jerónimo para después extender 600 kilómetros del ducto de Uruguayana hasta Porto Alegre con el crédito de la CAF que Massa anuncia para marzo. También aparece la posibilidad de avanzar con el llamado reversal del norte para pasar a exportar por los caños por los que hoy viene el gas de Bolivia.
La moneda común de la que tanto se habló tendrá que esperar porque Brasil desautorizó el marketing del gran acuerdo binacional que se promocionó el gobierno argentino. Sin embargo, la iniciativa se inscribe en un proceso global en el que el analista del Credit Suisse Zoltan Pozsar considera que la expansión de los BRICS más allá de Brasil, Rusia, India y China puede acelerar la desdolarización de los flujos comerciales. En un artículo de hace algunos días para Financial Times, Pozsar recordó que en el último año China e India pagaron las materias primas rusas en yuanes, rupias y dirhams de los Emiratos Árabes. Además, las monedas digitales de los bancos centrales podrían potenciar la transición, tal como vaticina el FMI.
China, Rusia y Arabia Saudita están entre los países que tienen reservas y superávit comerciales sin precedentes. Tal vez por eso, Massa esté preparándose para amargar a sus amigos de Washington y Miami y sorprender con un viaje a China. El embajador argentino Sabino Vaca Narvaja tiene una muy buena relación con el ministro de Economía, potenciada por los acuerdos que destrabó Massa y, según repite el cristinismo, Gustavo Beliz frenaba de manera permanente.
Vaca Narvaja prepara una agenda para que Massa vuele entre fines de marzo y principios de abril con el objetivo de impulsar proyectos de infraestructura y anunciar inversiones directas con financiamiento del Estado chino en el área de minería -litio y cobre-, plantas de fertilizantes y autos eléctricos. Se espera que la gira exceda Beijing e incluya también Shangai y Hong Kong.
China organiza este año el tercer Foro de La Franja y La Ruta. Interrumpido desde 2019 por la pandemia, tiene entre los invitados a los presidentes de los 140 países que suscribieron la iniciativa y Lula está en la lista porque Xi Jinping espera que firme el ingreso de Brasil en poco tiempo.
El líder del PT ya actúa como una voz global y, por sus dimensiones y las de su país, Argentina será un socio bastante parecido a -Massa dixit- un hermano menor. En apenas unos días, Lula consiguió la cumbre con Biden que Alberto espera sin éxito desde hace tres años.
Desde que llegó al poder, Biden tuvo al país de los Fernández como interlocutor privilegiado en una región inestable y envió a sus hombres claves a reunirse con el presidente: Jake Sullivan, Juan Gonzalez y Chris Dood, el enviado a la cumbre de la CELAC. Dodd es un amigo de toda la vida que lo conoce como nadie: son católicos irlandes del noroeste de Estados Unidos, estuvieron décadas en el Senado y hasta pasan juntos las navidades. Sin embargo, Biden eligió recibir a Guillermo Lasso antes que a Fernández con el proposito de que Ecuador sea la nueva Colombia para Estados Unidos. Ahora, el ascenso de Lula lo desplaza en forma irremediable a un lugar secundario.
El reacomodamiento que fuerza la irrupción del brasileño impacta puertas adentro de todos los países de América Latina, en especial en los gobiernos aliados. Cristina Fernández de Kirchner, que reconoce como par a muy pocos políticos, fue postergada por un Lula que vino con poco tiempo y un mensaje claro: el apoyo al presidente en ejercicio, aquel que además de ir a verlo en la cárcel fue al Vaticano junto a Celso Amorin y Carlos Ominami para expresarle al Papa Francisco la preocupación por su caso. Según transmitieron desde la comitiva brasileña, Lula recuerda bien quién pidió por su libertad y quién no.
Los intentos de Oscar Parrilli y otros emisarios para que el líder del PT fuera al Senado fueron descartados de plano por Celso Amorin, ahora asesor principal de política exterior del presidente. Lo mismo expresó el canciller Vieira, otro diplomático de larga experiencia que fue jefe de gabinete de Amorin cuando era canciller, embajador en Buenos Aires entre 2004 y 2010 y embajador en Washington de Lula y Dilma durante cinco años.
Dirigentes que mantienen un diálogo habitual con la vicepresidenta coinciden en afirmar que ella quería ver a Lula y suponía que tantos años compartidos eran motivo suficiente. El dato coincide con el cable de la agencia Télam que el lunes pasado remarcó que la agenda de Lula incluiría un encuentro con ella, según habían confirmado fuentes del Legislativo.
En Casa Rosada dicen que Lula no se iba a trasladar al Senado pero invitó a Cristina al Sheraton, que no quiso ir. La otra posibilidad, que se encontraran en el CCK el lunes a la noche, también se vio frustrada. En el gobierno dicen que Tristan Bauer llamó a Cristina para que fuera pero quienes dialogan con ella responden que le avisaron a último momento.
El mensaje de Lula en los casos de disputas internas en gobiernos amigos es el de respaldar al presidente, aún cuando no sea la figura más popular de la coalición. El problema de la sucesión, talón de aquiles de los progresismos de la impotencia, no es exclusivo de Argentina y se ve expresado también en Bolivia. Evo Morales, otro ex presidente que está enfrentado al actual, Luis Arce, recibió por parte de Lula un trato similar al que tuvo CFK. El lunes a la noche, Alberto lo llevó en su auto al CCK para que Lula le concediera una bilateral que no existió: hubo fotos, abrazos y sonrisas, pero nada más. La visita del brasileño a la chacra de Pepe Mujica pudo haber enfurecido a los colaboradores de Cristina, pero la comparación no aplica para la lógica de Lula que rechaza el enfrentamiento interno en el peronismo. Sea como fuere, el presidente de Brasil acaba de escribir su sentencia para las relaciones bilaterales: el poder paralelo tiene sus límites.
Por último, dirigentes del peronismo de diálogo con el PT piensan que pueden haber influido cuestiones que a Lula no le gustaron de su última visita, en diciembre de 2021, cuando los seguidores de Cristina lo pasearon más de la cuenta en medio de un brote de Covid. Fue al campo de Eduardo De Pedro en Mercedes y estuvo de visita en las señales IP y Canal 9 del empresario Victor Santa María, otro de los que esta vez no pudo verlo.
Anécdotas y razones al margen, asoma de fondo la dificultad para situarse en relación a un Lula que va por delante de Cristina en más de un sentido. El experimento de designar a su ex jefa de gabinete también terminó mal en Brasil, pero el líder del PT fue candidato por tercera vez y ganó, algo que la vice argentina descartó tras la condena de Vialidad. Desde entonces, Cristina aparece relegada y los grupos que dependen de ella pierden poder interno. «Desde que dijo que no va a ser candidata, todos ellos valen mucho menos», dice un dirigente que orbita entre Massa y Cristina.
La queja pública de De Pedro vía off delata en realidad un problema mayor del cristinismo. En el eclipse del gobierno de Fernández y con Massa como interventor, la vicepresidenta y sus incondicionales no saben cómo ubicarse. Al margen de la carrera electoral, con una apuesta excepcional por el rumbo de ajuste que lleva adelante Massa, Cristina se encuentra más limitada que antes para decir lo que piensa y señalar un camino de salida a la encerrona que resultó para ella el FDT. Deberá reinventarse una vez más si quiere desmentir las afirmaciones de los que vuelven a presentarla como un poder declinante que entra en cuarto menguante.
El ministro de Economía está hoy a cargo del gobierno y en campaña para ser candidato, con decisiones que exceden su ministerio y apuestan a seducir a sectores del progresismo que están en disponibilidad. En la oposición, mientras tanto, envidian el manejo de los medios que exhibe el massismo y maldicen a los que tenían ese mismo rol bajo la aventura de Macri. Sin embargo, el ex presidente hoy está satisfecho porque cree haber avanzado con Patricia Bullrich en el «cómo» lograr lo que se proponen. La ex ministra, que suspendió en Buenos Aires la reunión que tenía con un empresario para quedarse en Cumelen, volvió con una paz que sus colaboradores hace mucho no le veían. Aunque no tiene un candidato fuerte para la provincia de Buenos Aires, el bullrichismo dice que Diego Santilli puede caer y sigue esperando por la difusión de los supuestos chats del ex ministro de Seguridad.
Potenciada por el aumento de la carne y los servicios, la inflación se perfila elevada en los meses de verano y habilita al Papa golpear sobre las omisiones de este peronismo. El jesuita es un político que también siente una enorme decepción con Fernández pero no se olvida del pasado de Massa.
Aunque en el FDT atribuyen a la influencia del rencoroso Beliz las consideraciones que hizo sobre Argentina, quienes acceden a las alturas vaticanas sostienen que la respuesta es más sencilla. Francisco recibe informes de diócesis que lo ponen al tanto de una situación que sigue siendo muy grave en los sectores más vulnerables. «Es el argentino mejor informado. Tiene capacidad de estar en territorio, aunque no venga», afirma uno de sus seguidores. El Papa, que se escribe seguido con Juan Grabois, cuestiona el liberalismo extremo y actualiza ante el actual rumbo económico el rechazo que siente por Massa desde 2009. Sin embargo, valora de manera especial a De Pedro. Que no venga a la Argentina no quiere decir que no esté presente. La semana pasada llamó por teléfono a Silvino, el padre de Fernando Baez Sosa, y le envió un rosario de regalo. (La Política On Line). (31-01-23).