La Región

Dionisio Acharez: «Doy gracias que estoy vivo, camino, respiro; otros no»

En el juicio conocido como Mega Causa Zona V, declararon sobrevivientes de la dictadura militar y familiares de víctimas. El Tribunal anunció que la última audiencia del año será el 22 de diciembre.

En la 35ta. audiencia del juicio que se lleva a cabo desde febrero en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Bahía Blanca, brindó su testimonio de manera presencial Dionisio Rubén Acharez, quien al momento de su secuestro en abril de 1976 era Secretario General de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera.

Acharez fue sustraídode su casa del barrio bahiense de Bella Vista y trasladado al Centro Clandestino de Detención y Tortura (CCDyT) “La Escuelita”. La víctima dijo que fue uno de los primeros en llegar a ese lugar:“Estoy seguro que lo inauguré, no había nadie, no había movimientos cuando me llevaron porque comenzó a funcionardespués del primero de mayo. Me bajaron del baúl del auto, me desnudaron y me hicieron muchas preguntas mientras me daban picana en los párpados, en la boca, en los genitales. Tuve la suerte de que no sabían usar bien la herramienta”.

Sobre sus días de cautiverio, Dionisio relató que “después llegaron otros. Trajeron a Farías y a un muchacho que era periodista, Herrera. Al principio podíamos charlar entre nosotros, en volumen bajo.Es increíble cómo se te agudiza todo, parece que teníamos orejas de elefante. Cuando trajeron a Benamo, nos dijeron que no se podía hablar porque él nos hablaba de leyes. A partir de ahí, no pudimos saber a quién más llevaron.A mí no me dieron tanto como a otra gente, debo ser honesto. A otros fue atroz como los torturaron”.

Acharez recordó que a Néstor Farías “fue al que más sentí torturar, continuamente. Fue al que más le dieron.Se les pasó, murió junto con Mario Herrera, que era periodista. Dijeron que habían muerto en un enfrentamiento en el Camino La Carrindanga pero no fue así. Se les quedaron ahí”.

El dirigente lechero tuvo gran actividad sindicalaños previos a la dictadura: “Teníamos en contra a la CGT, a la patronal y a la corporación. Las amenazas partían de la central. Una vez nos citaron, nos cerraron las puertas y nos dijeron que estábamos haciendo mucho barullo. Nos pidieron que acatemos a la CGT, que para eso estaba. Y si no, que nos atengamos a las consecuencias. Roberto Sañudo era el que llevaba la voz cantante.Yo sabía que me iba a tocar, doy las gracias que estoy vivo, camino, respiro, otros no. Bahía Blanca es una ciudad conservadora, hay determinadas familias que parecen intocables”.

Minutos antes de finalizar su testimonio, Dionisio expresó: “No creo mucho en la justicia. Quisiera que se hiciera justicia, no por los que quedamos vivos sino por aquellos que no están. Lo menos que merecen es justicia”.

‘Aunque el mundo se alzó y detuvo al bastardo, la loba que lo parió está otra vez en celo’. La frase pertenece a la obra teatral La increíble ascensión de Arturo UideBertolt Brecht y fue citada en el libro “La Salamandra” de Morris West, mencionada por Acharez en su declaración testimonialen la que invitó a la reflexión y concluyó: “La impunidad genera que se formen otros golpes, que afectan la dignidad humana. Instauraron el terror,eso no puede volver a pasar”.

“Estaba destruido cuando lo trajeron. Yo no lo reconocí”

Rubén Adrián, hijo dela víctima sobrevivienteDionisio Achareztenía 10 años aproximadamente cuando lo secuestraron a su padre. “Estuvo como 60 días ausente.Mi mamá lo buscó por todos lados, siempre se dijo que estaba en ‘La Escuelita’.Lo buscaron por las comisarías, los hospitales, por todos lados. Cuando se enteraron que estaba secuestrado, preguntaron en la Base, en el Regimiento”, declaró frente al Tribunal.

“Una vez vino una persona a casa, oficial de la armada, un tal Lorenzo y dijo que estaba en La Escuelita, y a los pocos días lo largaron. Estaba destruido cuando lo trajeron. Yo no lo reconocí.Que un nene de 10 años no conozca al papá, es bravo. En casa estuvo como cincuenta días sin caminar. Estuvo mal. No podía comer. No podía ver el sol. Estuvo jodido. Muy flaco, muy golpeado”, detalló en la audiencia 35.

Sobre la personalidad de su padre, y ante el pedido de la abogada querellante Mónica Fernández Avellopara que realice una semblanza, Adrián dijo: “Mi padre tiene un carácter especial, es un bohemio.Él nunca transmitió que había que odiar a otra persona. El ayudaba a todo el mundo, después cuando el necesitaba no había nadie, y él no se quejó. Ha defendido a sus compañeros. Un tipo sin rencor, podía haber tenido todo siendo secretario de un gremio y no tuvo nada”.

“Lo peor fue la incertidumbre”

Posteriormente, fue el turno deSergio Miguel Bacasun, hijo de Miguel, quien tenía una imprenta en Güemes al 200 y era bibliotecario en los Tribunales bahienses.Fue secuestrado en junio de 1976 en su departamento de calle España y visto por última vez en la Base Naval Puerto Belgrano.

“Yo tenía 7 años. Supuestamente nos encontrábamos un sábado al mediodía y lo último que vi fue un camión del Ejército que se llevaba todo lo de mi padre. Mi abuelo fue al departamento, el portero le dijo que lo habían chupado por la noche. Estaba todo desordenado. A los tres días los militares se llevaron todo”, declaró Sergio.

Para Sergio, apenas un niño, “lo peor fue la incertidumbre. Todos los miércoles mi abuela iba al Comando Quinto Cuerpo de Ejército, de noche tenía que ir y le pedían que escriba una carta con los datos de mi padre. Nunca tuvimos novedades.Cada vez que tocaban el timbre, era un susto para mi abuela”.

A medida que pasaban los años, aumentaba “la intriga de saber dónde estaba mi padre. Vivíamos con miedo en una ciudad que apoyó la dictadura fuertemente, con la ilusión de volver a verlo. Me decían que me quedara tranquilo, que seguro estaba en otro lado.Yo iba al parque y veía a chicos de mi edad con sus padres”.

La primera información concreta llegó once años después, “cuando tenía 18 fui al correo por un telegrama y un empleado me preguntó: ‘¿Tu papá fue maestro? ¿Es desaparecido? Yo sé dónde estuvo tu papá. ¿Te interesa saber?’Fue una situación de miedo y dolor,de mayor incertidumbre ante una verdad que asustaba. Me dijo ‘tu papá estuvo en La Escuelita’. Me asusté y me fui”, recordó Sergio.

A partir del testimonio de Roberto Staheli pudo acreditarse que la víctima fue llevada al CCDyT‘La Escuelita’. Staheli relató que, durante su cautiverio en ese centro clandestino, un muchacho que se encontraba a su lado le prestó una campera y le comentó que tenía una imprenta y que trabajaba en Tribunales.“Lo único que hacía mi padre era hablar de mi hermana y de mí, y que nos extrañaba mucho. Eso me dijo Staheli. Creo que lo tiraron al mar o lo tiraron de un avión, porque supuestamente de la Base Naval no salió”.

Antes de finalizar su testimonio, y dar paso a la declaración testimonial de su hermana, Sergio reflexionó: “No tener padre fue una cosa fea pero más feo era tener la esperanza y que no vuelva.Yo no tuve hijos por miedo de hacerle sufrir la pérdida de un padre a un hijo.Mi viejo era muy bueno, me hubiese gustado tenerlo. En esta sociedad horrible me hicieron dudar si mi viejo había hecho algo malo.Qué hice yo para perder a mi papá. ¿Porqué se lo llevaron? ¿Por pensar distinto?¿Por andar en la villa ayudando gente?”

Miguel Santiago Bacasun continúa desaparecido.

“La búsqueda de un desaparecido nunca termina”

La hermana de Sergio, Patricia Julia también declaró en la audiencia 35 por la desaparición de su padre Miguel Bacasun, quien también fue profesor en el Colegio La Asunción y en la Escuela Naval de Puerto Belgrano.“Lo vi un viernes. Nos íbamos a encontrar el sábado pero él no fue.La dueña del local avisó que estaban vaciando y rompiendo el lugar. Hoy lo que más duele no es recordar, sino no tener a papá acá”, dijo Patricia entre lágrimas.

La familia realizó diversas gestiones ante autoridades religiosas y militares. “Ahí empezó la tremenda odisea. Íbamos al regimiento, siempre nos recibía un señor con gorra rígida.‘Quédese tranquila, si su papá no hizo nada va a estar con usted enseguida’, nos decían.Nos ninguneaban peroseguíamos insistiendo.Los camiones verdes que vi en la imprenta de mi papá, los vi en el batallón”, afirmó la hija mayor de Miguel. Entre las averiguaciones que hicieron, visitaron en reiteradas oportunidades al por aquel entonces abogadoNéstor Montezanti: “Mi abuelo le pidióhacer un habeas corpus y nos decía que había que esperar un poco más. Y después de varias entrevistas, le dijo que no iba a tener efecto”.

También fueron parte de la odisea descripta por Paula, los llamados telefónicos que “nos decían que mi papá estaba en Tandil, en Villa Iris, en Mar del Plata.Siempre había gente siguiéndonos, lo sentíamos. Había un Citroën amarillo que nos perseguíaa la escuela, a la parada del colectivo, a todos lados.Con18 años, íbamos al Café La Tartaruga:‘Este rubio viene siempre cuando estamos nosotras’, me dijo una amiga.El que estaba sentado al lado mío estaba era Astiz”.

Por último, Patricia Julia Bacasun dijo que sus abuelos “murieron sin saber nada de Miguelito.La búsqueda de un desaparecido nunca termina.Estos juicios son muy importantes, no sólo por la famosa frase ‘nunca más’, sino también para crecer como seres humanos, como individuos y que además nos permita construir, que no genere más horror ni venganza”.

“Nuestra militancia fue de siempre”

Finalmente se completó la reproducción audiovisual del testimonio de René Bustos, registrado el 10 de agosto 2011 en la Causa Bayón, quien estuvo detenido primero en el CCDyT “La Escuelita”, luego en la Unidad 4 de Villa Floresta y posteriormente en la cárcel de Rawson.

El 23 de marzo de 1976, los hermanos René Eusebio, Rubén Aníbal y Raúl Agustín sufrieron “un allanamiento por la madrugada realizado por el Ejército, la Policía Federal y la Bonaerense. Yo era militante peronista.Decidimos permanecer en nuestros domicilios porque considerábamos que era una manera de defender la democracia.Al inicio del operativo apareció gente encapuchada,ocho personas aproximadamente ingresaron en la vivienda.A su vez, había un operativo que abarcaba varias cuadras con camiones militares apostados”, detalló René.

“Primero nos llevaron a un playón del Regimiento 181, fueron llegando los carros de detención,serían las tres de la mañana. Luego, me cargaron a un Falcon y el viaje duró cinco minutos. Con el tiempo, supimos que era ‘La Escuelita’.A los diez minutos empezó mi calvario de torturas permanentes”.

“Me hacían preguntas de todo tipo, antes de cada pregunta, venía una andanada de torturas con picana. Después de unas cuantas horas, me volvían a preguntar lo mismo. Querían que diga cosas que no conocía.Cuando creían que podían sacarme alguna información, me metían al agua.Era muy común que me desmayara.Al principio era terrible, después uno muere o vive pero ya casi ni siente”, declaró Bustos, que en total estuvo detenido hasta febrero de 1981.

En otro momento de su declaración testimonial, Bustos dijo que “las fuerzas armadas cometieron un error en proscribir al Peronismo. Y eso generó mucha bronca en el pueblo.La democracia hay que respetarla.Si alguien comete un delito, se le enjuicia y sele dan todos los derechos”. (04-11-22).

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